Opinión

El Primer Curso Escolar de la Martiana Revolución de Fidel

Eloísa M. Carreras Varona

Cada año por estas fechas, cuando se inaugura un nuevo curso escolar, no puedo dejar de recordar la inmensa hazaña que fue para aquel primer gabinete del Gobierno revolucionario, la transformación de las antiguas fortalezas y cuarteles militares del régimen dictatorial en magníficos centros de enseñanza y recreación para los niños y jóvenes cubanos.1 Lo que formó parte de la Nueva Política Educacional puesta en práctica a lo largo y ancho de todo el territorio nacional. Claro que fue una tarea colosal convertir esos lúgubres y tétricos recintos en algo útil para la sociedad y, asimismo, ello representó un gran reto educacional y político.

Ese primer curso escolar de la Revolución fue inaugurado el 14 de septiembre de 1959. En aquel acto en el que el Dr. Armando Hart, como Ministro de Educación del histórico primer gabinete, recibió simbólicamente el antiguo Campamento Militar de Columbia, primera fortaleza del régimen de Fulgencio Batista, que le fue entregado por el Comandante en Jefe Fidel Castro para ser transformado en escuela. Desde luego que con esta acción se comenzó a cumplir uno de los postulados del programa del Moncada.

El grandioso acontecimiento contó con la asistencia de millares de niños de todas las escuelas habaneras, de maestros, funcionarios del Ministerio de Educación, así como de autoridades del Gobierno Revolucionario y un numeroso público de la capital.

Con respecto al citado Campamento Militar de Columbia cabe recordar que entre el 13 y el 14 de enero de 1959, la prensa publicó varias noticias con relación a la idea del Comandante Fidel Castro de convertir dicho Campamento en una Ciudad Escolar con capacidad para albergar a diez mil alumnos, “ante la necesidad de mejores locales para la enseñanza”.

Aquella inolvidable ceremonia tuvo lugar en el Polígono del Campamento Militar de Columbia y uno de los momentos más emotivos fue cuando miles de niños “armados” con la enseña patria entraron por la posta 6 y el Comandante Raúl Castro, en ese entonces Jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde, entregó simbólicamente el Campamento de Columbia mediante una bandera cubana. El que se convirtió así en el gran Centro Escolar Libertad. En esa gran fiesta participaron más de cuarenta mil niños de todas las escuelas de la capital. Se trató de un hecho único y simbólico en el que “el principal campamento antes de 1959, asaltado por Batista durante su golpe de Estado, cuyos muros fueran derribados por el comandante Camilo Cienfuegos, se convirtió en Ciudad Escolar Libertad”.

En aquellos momentos dijo Fidel: “Este es el único país de América que conquista una fortaleza y la convierte en escuela.” La máxima dirección de la Revolución cumplía con la promesa que había hecho el propio Fidel sólo unos meses atrás durante la reunión del 14 de abril de 1959, en la concentración de maestros que tuvo lugar en el Coliseo de la Ciudad Deportiva de La Habana cuando dijo: “Los niños no piden dinero, no piden nada que no sea estudiar para prepararse para la vida. Piden menos que las personas mayores, que casi siempre se me acercan para plantearme “su problema” particular. Por eso es que vamos a convertir el antiguo Campamento de Columbia en una gran ciudad escolar, para que los niños tengan donde estudiar. Esa gran Ciudad Escolar tendrá una capacidad para diez mil escolares, haremos varias en cada una de las provincias, para que los niños campesinos que tienen difícil acceso a las aulas puedan concentrarse en esos planteles. La Revolución liberó a los niños, los ha despojado de la ignorancia histórica”.

En el referido acto el Dr. Armando Hart destacó en su alocución:

“Niños de nuestra patria: Queríamos que este año se iniciara el curso escolar con una lección de Cívica, que lo primero que ustedes oyesen en la escuela este curso fuera un ejemplo vivo de moral, queríamos que todos los niños de Cuba, […] concurriesen simbólicamente a una sola clase, a una sola lección. Y lo queríamos porque estábamos muy interesados en el simbolismo que este acto reviste, porque ese es el carácter que en realidad deben tener los cursos escolares en Cuba y sobre todo que los niños de Cuba estuviesen unidos en un acto, como unidos deben estar siempre los niños cubanos, porque ellos son el pueblo de mañana.

Pero no se puede enseñar sin el ejemplo, cuando el maestro les explique a ustedes cualquier materia pregúntenle por el ejemplo, y entonces ustedes verán cómo lo que antes no comprendieron lo entenderán mejor. Sobre todo en materia de Moral y de Cívica es preciso enseñar con el ejemplo. Por eso, niños cubanos, los hemos traído aquí al antiguo Campamento Militar de Columbia, hoy orgullosa Ciudad Libertad, para decirles a ustedes lo que significan estos terrenos, estos muros; porque los niños de Cuba deben aprender la Historia de un pueblo que tuvo que conquistar con sangre el derecho que tienen los niños a mandar en este territorio, en estos terrenos de la que es hoy Ciudad Escolar.

Martí nos dijo que los hombres van en dos bandos: “los que aman y construyen; y los que odian y destruyen”. No crean ustedes nunca que existe otra diferencia entre los hombres […] Pero el pueblo se fue uniendo tras una sola dirección, un solo grupo, una sola Revolución y fue así como el pueblo de Cuba fue uniéndose a los buenos, fue uniéndose a los virtuosos, fue uniéndose a los que amaban y construían, fue uniéndose a la Revolución Cubana.

Los malos creían que no podían vencerlos porque ellos estimaban que la virtud y que la bondad no eran fuerzas capaces de destruir a un ejército poderoso; ignoraban que lo que es indestructible es un pueblo con fe en sus destinos, que es decir confianza en su acción, en los valores del hombre digno. Y así fue derrotada la tiranía, y así fue como este pueblo pudo entregarle a los niños de Cuba este campamento convertido en escuela, y lo hemos hecho porque tenemos fe en los niños, porque sabemos que son generosos, porque como dijo Martí: ‘Los niños son los que saben querer, los niños son la esperanza del mundo’”.

La conversión de los cuarteles en escuelas representó el desplazamiento de la fuerza militar por la organización escolar. La transformación de las fortalezas militares del país en centros escolares devino en un verdadero símbolo de la fuerza de la Revolución y su auténtica vinculación con el pueblo por medio de los libros y la educación. No olvidemos que Fidel afirmó siempre que lo primero que tenemos que salvar es la Cultura, y el Dr. Hart ratificó esta noble y revolucionaria idea con su frase lapidaria: “La Educación y la Cultura están en todo porque donde no están la Educación y la Cultura, está el camino a la barbarie”.

1 Entre las principales fortalezas que pasaron a ser ciudades escolares debemos recordar, en 1959: la Ciudad Escolar Libertad, en La Habana, en el antiguo Campamento Militar de Columbia y a lo largo de todo el año 1960, el Centro Escolar William Soler, en la que fuera 5ta. estación de Policía, en la calle Belascoaín de la capital; el cuartel de La Lisa durante la dictadura se convirtió en la Ciudad Escolar 13 de Marzo en Marianao; el Centro Escolar Mártires del Goicuría, en la ciudad de Matanzas, se estableció en el otrora cuartel Goicuría; la Ciudad Escolar Abel Santamaría, en Santa Clara, en el antiguo cuartel Leoncio Vidal; la Ciudad Escolar Ignacio Agramonte, en Camagüey, donde estaba el regimiento Agramonte; la Ciudad Escolar Oscar Lucero, Holguín, en el lugar del regimiento militar Calixto García; la Ciudad Escolar 26 de Julio, en Santiago de Cuba, donde radicara el cuartel Moncada, entre otros. Las ampliaciones de las ciudades escolares y la construcción de otros nuevos centros ocuparon la atención preferente del Ministerio de Educación, entre otras importantes tareas en esos primeros años.