Alberto Híjar Serrano
Mario Héctor Rivera Ortiz firma como ex presidente del Capítulo Mexicano del Tribunal Antiimperialista de Nuestra América (TANA), 1987-1994, sus Notas de viajes para dar cuenta de algunos trabajos antiimperialistas de donde resulta una lección de frente amplio “estratégico en la lucha de los pueblos por su liberación definitiva, máxime ahora, cuando varios países del mundo como la República Popular China, la República Democrática Popular de Corea del Norte, Cuba, la Federación Rusa, Siria, Irán y Venezuela, son reiteradamente hostilizados y amenazados por el imperialismo yanqui, Inglaterra e Israel”.
Las notas incluyen la vida cotidiana, importante como usos y costumbres propios de modos de estar y ser. “Realismo político” lo llama el doctor. Por ejemplo, hubo quien puso en peligro la misión en Libia, metiendo de contrabando bebidas alcohólicas como mera satisfacción personal, características del cultivo de apariencias políticas superficiales y retóricas, contradichas por la disciplina necesaria para la militancia revolucionaria. En los avatares de los frentes amplios, esta contradicción acaba siempre por alcanzar extremos intolerables para quienes procuran ir más allá de las declaraciones condenatorias del imperialismo, para lo cual es necesario vivir de acuerdo a lo que se proclama.
Notas de viajes, edición de autor de 2019 con 110 páginas, está dedicada “al pueblo venezolano y al gobierno revolucionario del Presidente Nicolás Maduro”, a lo que siguen los agradecimientos a la “querida compañera” Carlota Guzmán de la Garza, la camarada cardióloga de mil batallas y a los hijos Mario y Salvador “por su valioso apoyo en la publicación de este folleto”, que es mucho más que eso, como testimonio que va de la II Reunión de la Presidencia Internacional del TANA en La Habana de 1988 con la presidencia del doctor Federico Guillermo Toriello, distinguido diplomático guatemalteco, denunciante del golpe de Estado contra el gobierno de Jacobo Arbenz en 1954, para merecer el nombre de Canciller de la Dignidad de América y recibir honores no sólo de organizaciones revolucionarias como el Frente Sandinista de Liberación Nacional y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, sino también de los gobiernos de México, Venezuela, Libia y Cuba. El doctor Toriello propició el crecimiento del TANA a partir del Tribunal Antiimperialista Centroamericano fundado en Managua en 1981. Elocuentes fotos de ceremoniales, convivios y conferencias, acompañan la narración concisa y comentada para proponer lecciones políticas, incluyendo diagnósticos médicos para resolver malestares del cuerpo.
Los personajes dan sentido del antiimperialismo diverso: el del Arzobispo de Cuernavaca, Sergio Méndez Arceo; el de Melba Hernández, combatiente del Moncada; el delegado de Colombia Apolinar Díaz Callejas hablando de los rojetes comunistas que había que eliminar de la democracia liberal. Las notas del viaje dan cuenta del recuerdo del Informe Colby-Kissinger con su recomendación de eliminar a los subversivos comunistas, no sólo los militantes de partidos, sino los opositores a las farsas democráticas como las del PRI y sus socios de otros países. Mientras los visitantes admiraban La Habana Vieja reconstruida para ejemplo del mundo según la UNESCO, vivieron los privilegios del turismo y las carencias de la gente común. Avatares de la construcción del socialismo, anota el doctor Rivera.
Los informes y propuestas de las reuniones del TANA son reseñadas en el libro destacando, por ejemplo, la de Toriello para construir la personalidad jurídica y la necesidad de filiales regionales con personajes de apoyo como Linus Pauling, Premio Nobel de Química 1954, en el Capítulo Norteamericano. El aliento de Fidel, se hizo presente como afirmación del antiimperialismo no sólo por los militantes partidarios sino por el comunismo del pueblo cubano.
De aquí, una importante reflexión del doctor Rivera: “para algunos compañeros no estaba claro el interés que tienen ciertos gobiernos burgueses y su cómplice, la intelectualidad liberal del continente, por controlar los capítulos nacionales del TANA, como ha sucedido con algunos segmentos del Movimiento por la Paz y la Solidaridad con los Pueblos (MOMPAS) y la Asociación Internacional de Médicos contra la Guerra Nuclear. Tanto los ampliaron a la derecha que degeneraron en mudos organismos paraestatales”.
La siguiente reunión fue en Panamá con su aeropuerto Omar Torrijos Herrera, en honor del general presidente asesinado en 1981. Los gobiernos inglés y yanqui no podían permitir la pérdida de su dominio del Canal. Los Tratados Torrijos-Carter peligraban y el Capítulo Panameño del TANA decidió, por esto, realizar el Juicio contra el Gobierno Imperialista de los Estados Unidos contra Panamá, más allá del juicio contra Reagan propuesto por el doctor Toriello. Reagan fue citado por un edicto del TANA enviado a Washington con copia a la embajada yanqui en Panamá.
En la zona de Defensa Conjunta, en el Mausoleo del General Torrijos, fue colocada una ofrenda floral del TANA. El sentido simbólico cuenta y de ahí la alegría del doctor Rivera al oír el canto antiimperialista de los soldados panameños en descanso. Era la generación formada en el Instituto General Tomás Herrera, inaugurado en 1977 para educar a militares con el conocimiento y el aprecio a la agricultura y los campesinos y a la historia bolivariana de Panamá. Tomasitos se les llamaba a los becarios. Porras a Torrijos y a Noriega, animaban a los actos de masas. El juicio del TANA contra el poder yanqui fue realizado en el Teatro Anayansi, junto a los campos de golf llenos de helicópteros artillados yanquis.
El 20 de diciembre de 1999 empezó el ataque militar de los ejércitos yanqui, francés y de la parte traidora panameña. El General Noriega fue arrestado y juzgado en Estados Unidos hasta causarle la muerte años después. El Capítulo Mexicano del TANA denunció y condenó y el Círculo de Estudios “Ismael Cosío Villegas” de los médicos pendientes de la salud integral de los pueblos, publicó su propio análisis. La OEA condenó el ataque y, en la ONU, 75 países lo reprobaron y exigieron el retiro de la ocupación yanqui. Queda en el libro el registro de los países a favor de la invasión yanqui y de los que se abstuvieron.
Dos meses después se realizó el Juicio de Trípoli en la Gran Jamahiriya Libia Popular Socialista, pese a problemas con las visas de cubanos, nicas, haitianos y panameños retenidos en el aeropuerto de Roma. Una foto elocuente del Gran Río Verde Artificial, ilustra el gran proyecto de convertir el desierto en un gran campo del cultivo, asombro apreciable desde el aire. Medicina gratis, nacionalización de todas las empresas privadas, democracia directa con Comités Populares y Uniones Sindicales; sin cárceles, pero con rehabilitación social por el trabajo. Un millón, 187 mil 672 hectáreas estaban fertilizadas y cientos de carreteras y casas significaron, por ejemplo, el fin del penoso nomadismo beduino. Todo el pueblo miliciano. La Revolución Verde del FATEH iniciada en 1969 con influencia del Corán, marchaba adelante. El Congreso General del Pueblo informaba y el doctor Rivera registra su crítica dialéctica en conversación con el doctor Ramón Vera, reconociendo todo lo hecho a partir de un discurso religioso y dogmático, y al fin, socialista, como Tercer Camino muy peculiar.
El Juicio del TANA en Libia, fue al grano al dar voz a los afectados por los bombardeos yanquis. La visita al Museo de Trípoli daba cuenta de las grandes culturas de la región. La Revolución Verde asumía esta grandeza.
En 2011 y luego de negociar el fin del proyecto, sólo proyecto, de fabricar armas de destrucción masiva y tras nueve meses de conversaciones secretas con los Estados Unidos y el Reino Unido, Muammar El Gaddafi fue asesinado luego del bombardeo a su casa donde pereció su familia.
El balance del TANA hecho por el doctor Rivera es terrible porque Panamá y Libia sufren ahora la brutal invasión imperialista frente a la cual no bastan “la ideología y la retórica nacional–populista y la negación práctica de un partido leninista, criterios que nunca fueron parte de las consideraciones que el TANA hizo en su balance interno”. En 1994 desapareció el TANA y el doctor Toriello falleció el 24 de febrero de 1997. La contratapa del libro tiene en el centro a Muammar El Gaddafi con una nota que lo describe.
A cien años de la fundación del Partido Comunista Mexicano, éste y otros balances críticos son necesarios para la crítica de los frentes amplios y las debilidades comunistas que condujeron a la extinción del Partido.