Alberto Híjar Serrano
La praxis estética de las mujeres insurrectas por la memoria pública necesaria para ser atendidas como justo reclamo de los feminicidios, violaciones y maltratos cotidianos, pone de manifiesto la presencia histórica de un sujeto revolucionario en construcción constante. Se suma a las organizaciones alzadas contra la devastación del ambiente, especialmente presentes por los incendios de la Amazonia y la minería a cielo abierto, las termoeléctricas, las presas y los proyectos turísticos y por la crisis humanitaria de los migrantes forzados por la miseria.
“La inmoralidad, la deformidad, el embrutecimiento de obreros y capitalistas”, la negación de la vida de la especie humana y del buen vivir en el planeta, son necesidades propias de la acumulación capitalista, advierte Marx en sus Manuscritos Económico-Filosóficos de 1844. Plantea la orientación materialista histórica y dialéctica de la “dialéctica del amo y el esclavo” descrita por Hegel como pérdida de humanidad del esclavo al servicio de las necesidades del amo y del amo ocioso e incapaz de trabajar para sus propias necesidades. El remedio está en la conclusión del Manifiesto del Partido Comunista: “Proletarios de todos los países, uníos”. Sólo así será superado el trabajo enajenado con la liberación de los medios de producción y de la propiedad privada que los ha caracterizado en la historia para beneficiar a la clase social de sus propietarios. Emprendedores, ordenan las cámaras empresariales y sus órganos de difusión para no llamarlos más patrones por la carga peyorativa que tiene este concepto construido por el movimiento obrero y campesino. El Gobierno premia a los “jóvenes emprendedores”.
Queda clara con las movilizaciones actuales, la amplitud inclusiva de la proclama final del Manifiesto. El llamado no se restringe ya a los obreros, sino a las víctimas históricas del trabajo forzado que lejos de liberar y satisfacer las necesidades de la especie humana en general y, en particular, la de los y las productores de toda la riqueza social, somete y degrada hasta el punto de obligar a la búsqueda de condiciones de supervivencia a toda costa. Sólo así se entiende la migración forzada arriesgando la vida propia y la de hijas e hijos desvalidos hasta el punto de enviarlos solos a enfrentar los mil peligros para llegar a lugares donde son recibidos con maltratos y aislamiento forzado.
La voracidad antihumana de los sembradores de soya a costa de las especies vegetales y animales que destruyen y de la ganadería para surtir de carne a los tragones del mundo, sólo es posible con la explotación extrema de trabajadores sin más posibilidad de vida que la aceptación de su condición de depredadores involuntarios. A la par, se exige el exterminio de las comunidades indígenas que viven en armonía con la naturaleza. Los patrones no tienen más interés que las ganancias a toda costa.
Por tanto, el proletariado ha dejado de ser sólo el propio de las industrias en donde carecen de protección sindical. No deja de reproducirse en ellas y por ellas la explotación extrema, pero ahora crece y se organiza la resistencia sin presiones partidarias ni aspiraciones de poder burocrático. Situaciones extremas como las de la minería a cielo abierto, en especial, el Grupo México de Germán Larrea, lo mismo desatiende las muertes de los enterrados vivos como en Pasta de Conchos, que contamina como nadie más ríos y bahías, sin recibir más castigo que multas ridículas con relación a sus ganancias multimillonarias y transnacionales con su calidad de tercera empresa productora de cobre en Perú, Ecuador, Chile, Centroamérica y México. Como invitado al Primer Informe Presidencial de López Obrador, Larrea respondió a la pregunta sobre los trabajos para rescatar los cadáveres de Pasta de Conchos eludiendo la responsabilidad para afirmar que ese es problema del Gobierno.
El fracking para forzar la extracción de gas inyectando líquido a presión en la tierra, la generación de energía con termoeléctricas y presas devastadoras de pueblos enteros para alimentar gasoductos y acueductos que arrasan toda la vida a su paso, son parte necesaria de la acumulación capitalista. Quienes resisten organizados son reprimidos como los mapuches y los dirigentes son asesinados como Samir Flores, opositor al Proyecto Integral Morelos o Bertha Cáceres, la defensora de la tierra y el agua de Honduras.
Un proletariado de nuevo tipo ha dicho basta y ha echado a andar, como propone al final la II Declaración de la Habana de 1961. Bienvenido el tránsito histórico por el bien de la humanidad y del planeta. Vincular, articular y fusionar es consigna de vida de urgente aplicación.