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Opinión

Madera

León García Soler A la mitad del foro

En el gobierno de la cuarta transformación hay la mejor voluntad liberal y una íntima tristeza reaccionaria. Cumplió un año en el poder y nadie sabe cuántos son los desaparecidos, ni los muertos. Ni de quién son los miles de cadáveres enterrados en fosas comunes dispersas en todo el territorio nacional. O en los terrenos baldíos donde autoridades de ayer y hoy depositan los restos y hacen pruebas de ADN, por si se hiciera el milagro de compararlas con las de algunos de los dolientes que recorren el país en busca de su gente perdida en la tierra de la Santa Muerte y el imperio de la violencia criminal.

No pierden las esperanzas los dolientes. Hoy aplauden en coro con comentaristas de aquí y del exterior, que Alejandro Encinas, ya con credencial de subsecretario de Derechos Humanos, insista, persista, en la cruzada y el rezo de novenarios para borrar la “verdad histórica”. Y así dar con los miles de desaparecidos, vivos como los reclaman las madres, o muertos como los incontables enterrados en el país sembrado de fosas. Suerte, señor subsecretario. Hay tareas que la merecen, Pero no la puede haber sin recursos fiscales y con la impunidad de ministerios públicos, como los de Morelos en los años del saqueo de Graco Ramírez, que arrojaron cadáveres a fosas comunes sin molestarse en asignarles un número, un signo cualquiera con el cual poder identificarlos algún día.

Un día como el del sábado 18 de enero de 2020, festivo en la Mixteca oaxaqueña, donde el Presidente López Obrador esgrimió el bastón de los manda-mandones y celebró la inauguración del camino hecho a mano por los herederos de los que construyeron Monte Albán. Sea. Estos son días de guardar, de luto y pena, desconfianza y desolación. En Chihuahua, en la sierra lindero con Sonora, estuvo hace unos días el Presidente de la empatía cristiana. López Obrador grabó un video en la carretera sin pavimentar por la que viajaba al encuentro de la familia Le Baron y vecinos del inmenso país bárbaro; compartir su pena por el asesinato de las mujeres y niños víctimas de la sevicia de los criminales enseñoreados del territorio nacional.

Mostró una llanta ponchada a los mexicanos que esperábamos a la distancia noticias de la investigación, de la expectativa de justicia y con ella un distante horizonte del imperio de la ley y el final de la impunidad absoluta y plena. Pésame, oraciones religiosas compartidas con los habitantes de la sierra donde Chihuahua y Sonora se unen y son camino franco para el trasiego de drogas, de armas; de extorsión en la que cumplen a contrapelo con el lema de primero los pobres. Habrá una marcha el próximo jueves 23 de este febrero loco. En la Capital. Allá donde tardaron años y años en reconocer que hay carteles de la droga y crimen organizado. Y ya son parte de la estadística.

En los pregones tempraneros asoma el presente sombrío y de poco sirve afirmar que ayer era de noche. Andrés Manuel López Obrador borra con un gesto su negativa a poseer un avión tan lujoso que “ni Obama” lo tiene, diría. Luego, diría que “ni Trump” lo tiene; sin hacer mucho ruido para preservar las buenas relaciones con míster Trump, hoy sometido a juicio de impeachment en el Congreso. Que nada pasará, dicen, porque Trump tiene mayoría en el Senado y se oyen ya los estallidos de guerra en Oriente Medio. Pero nada borrará el estigma del impeachment. No hace mucho diría públicamente el tal míster Trump que él podía matar de un tiro a cualquiera en la Quinta Avenida de Nueva York y nada le pasaría.

Se atraviesa la prepotencia de Donald Trump, mientras en México festejan la firma del T-MEC los fieles del líder y mando único de la 4T. En pleno dislocamiento del movimiento hecho partido Morena; confusión de las iniciativas de reformas al sistema de Justicia y la amenaza absurda de borrar del texto constitucional la separación de Iglesia y Estado, los celebrantes de los maitines de Palacio Nacional, asistieron al espectacular acto del retorno del despreciado avión del otro lado de la frontera Norte, donde costó millones y millones tenerlo a buen recaudo. Que no se pudo vender. Pero ahora sí hay cómo.

No vale la pena entrar aquí en asuntos de derecho mercantil y tratar de explicar lo que significa rentar con derecho a compra (lease-purchase, dicen los expertos). El avión lo adquirió en esos términos Banobras y lo entregó a la Presidencia de la República. Felipe Calderón decidió adquirirlo para substituir a la antigualla que había en el hangar presidencial desde los ochentas. Peña Nieto lo utilizó hasta el último día de su mandato, mucho después de haber cedido anticipadamente el poder al que llegaba a combatir al cadáver del sistema plural de partidos. Eso es asunto de ayer. Lo de hoy permitió ver en acción al mago del birlibirloque que, en pleno festejo del T-MEC, anunció que había varias salidas. Y si nadie compraba el avión habría un gran sorteo de Lotería, con seis millones de cachitos a quinientos pesos cada uno.

¡Lleve su huerfanito! Nada altera la altísima aprobación popular del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Pero cada declaración de obra realizada, o problema resuelto, ha conducido una y otra vez a la precisión de que ese hoy es en realidad mañana. Que el gravísimo problema de la falta de medicinas, de médicos, enfermeras y equipos para atender a los que tenían Seguro Popular, a los que nada se dijo de la disolución del sistema. Que van a disponer de atención, intervenciones quirúrgicas y medicinas sin pagar un solo centavo, salud gratuita para todos, como en Dinamarca y Canadá... pero hasta finales de este 2020.

Del costo de un sistema así, del porcentaje del PIB que naciones como Canadá y Dinamarca destinan a la salud para todos sus ciudadanos, nada dicen los encargados de informar a los enfermos mexicanos que “no faltan las medicinas sino la renovación de las adquisiciones”, que pronto habrá reglamentos en el Insabi. Y a fin de año habrá todo lo necesario. Nadie reconoce que el uso de los miles de millones tomados de la reserva para casos de catástrofe, es contraer deuda. México es la tierra del mañana, decían hace décadas los del mundo desarrollado en vías de hacer implosión y caer en el sistema único del capitalismo financiero y la aterradora concentración del capital en menos del uno por ciento de la población del mundo.

No del mañana de la Utopía, ni de las dimensiones y pluralidad inmensas de Brasil al que así llamó Stefan Zweig, poco antes de suicidarse. Ahí está Jair Bolsonaro, en la tierra que despertó la voz igualitaria de Lula. Y lo encarceló para imponer el control del dinero y las botas a su servicio. Hoy enfrenta México el reto de la violencia criminal y la sombra imperiosa del poderoso vecino que envía al secretario Burr a revisar la situación de los compromisos contraídos bajo la amenaza de aumentar desmesuradamente las tarifas comerciales a México; y ante la sombría expectativa de intervención militar para “ayudar” a México a combatir a los “terroristas” del crimen organizado.

La voz del amo los llamó terroristas. Donald Trump, el que insiste en levantar un muro portentoso para que no pasen los mexicanos, ladrones, violadores y otras lindezas. Nadie pide al Presidente López Obrador que responda con firmeza a esos agravios. El sabrá porqué lo hace. Aunque se trate del “trabajo sucio de Trump”. Mientras el Norte volvía a ensangrentarse, llegan a la frontera Sur miles de migrantes hondureños. Caravana que dejan pasar en Guatemala, donde el Presidente Giammattei sentencia que ni uno solo podrá pasar el Muro de la Guardia Nacional de México. Esa que escuchó la arenga de Alfonso Durazo y enfrentará a los de la América nuestra, mientras en la frontera Norte sobreviven miles y miles de migrantes enviados por los Estados Unidos.

Y mueren en Nuevo Laredo, en toda la frontera chica, reclutas de la Guardia Nacional, tropa del Ejército y policías estatales. De Matamoros a Tijuana. Y los mexicanos detenidos por la Migra de míster Trump serán enviados a Honduras, El Salvador y Guatemala, para desgracia de los nuestros. De los mejores que se van en busca de trabajo y mandan cada año a México millones y millones de dólares; las remesas más altas de la historia, repiten funcionarios mexicanos, como si fuera motivo de orgullo y no de vergüenza por nuestra incapacidad sistémica de darles empleo bien pagado, educación y futuro en su tierra. En nuestra tierra.

Ay, Chihuahua. Allá en el distante 1965, un grupo de jóvenes mexicanos tuvieron el arrojo de lanzar un ataque al Cuartel de Madera, en la Sierra Tarahumara. Voz de insurgencia, primera batalla del movimiento guerrillero que combatió a la injusticia de un sistema político ya no en sintonía con los ideales y programas de la Revolución Mexicana. Los derrotó el Ejército Mexicano. Murieron seis militares y ocho guerrilleros. Los jóvenes fueron arrojados a una fosa común. Hasta ahí llegó el general Giner, gobernador del estado de Chihuahua. Según testigos veraces, el militar se asomó a la fosa, dijo en voz alta: “¿Querían tierra? ¡Ténganla!” Y pateó unos terrones que cayeron sobre los cadáveres.

En este año de 2020, más de medio siglo después del asalto al Cuartel, un grupo de criminales armados con rifles de asalto, atacaron los poblados de Las Pomas de Arriba y las Pomas de Abajo en el municipio de Madera, Chihuahua. Incendiaron más de veinte viviendas, secuestraron a “varios pobladores” y dejaron un número no confirmado de “personas sin vida”. De mexicanos asesinados por sicarios del grupo La Línea, bazo armado del Cartel de Juárez, que disputa la zona en los municipios colindantes entre Chihuahua y Sonora con el grupo Gente Nueva del Cartel de Sinaloa.

“A fin de garantizar la seguridad de los ciudadanos, se mantendrá la presencia de las fuerzas armadas estatales y federales, además de que permanece un operativo de búsqueda por aire y tierra a fin de dar con los responsables de los hechos”. (De la Redacción del Diario La Jornada, sábado 18 de enero de 2020).

En el Senado de la República posponen para mejor ocasión la entrega de iniciativas de reformas al sistema de Justicia. Hace falta pollo, dijo el senador Ricardo Monreal. Se fueron los que reunió el azaroso vuelco electoral. Y el zacatecano recibió a compañeros que se manifestaron opuestos a la iniciativa de la senadora de Morena que propone modificar la Ley de Asociaciones Religiosas. Que no se dictaminará la iniciativa que borraría del texto constitucional la separación Estado-Iglesia, aseguran.

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