Alberto Híjar
Julio Antonio Mella, veinteañero, emprendió una huelga de hambre apoyada por las organizaciones políticas cubanas que la convirtieron en clamor contra la dictadura de Machado. La Universidad Popular, necesaria para formar militantes del Partido Comunista, nació y creció. Mella tuvo que salir a Centroamérica donde, en poco tiempo, apoyó el periódico necesario y al fin llegó a México para integrarse al Partido Comunista Mexicano, participar en el movimiento estudiantil con la fundación de El Tren Blindado, nombrado así en homenaje a una famosa novela testimonial rusa. Sus colaboraciones en El Machete, órgano del Sindicato de Obreros, Técnicos, Pintores y Escultores, y luego del primer año, 1924, del Comité Central del PCM, tuvieron que ser firmadas, en ocasiones, por Cuauhtémoc Zapata para no repetir el nombre de quien escribió una serie para enseñar periodismo revolucionario breve, combativo, organizador.
Con Siqueiros, perseguido hasta dejar inconcluso su mural El Entierro del Obrero en la Preparatoria cuando descubrió la importancia de la fotografía documental, encontró refugio en Jalisco con el gobernador José Guadalupe Zuno, todopoderoso populista a su manera, quien facilitó la lucha en las minas de los Altos de Jalisco para fundar la Confederación Sindical Unitaria como proyecto de Central Obrera Comunista. Mucho aprendieron Mella y Siqueiros de Macario Huízar, dirigente minero, padre de Melitancia (sic), ahijada de Siqueiros y hermana de Sindicato y Huelga. Fundaron El Mauser para influir en el ejército y El 130 para enfrentar a los cristeros en armas. Rivera los pintó a los lados de un mural en la Secretaría de Educación Pública, vigilando el reparto de armas al pueblo por Tina Modotti y Frida Kahlo. En una reunión continental antiimperialista en Uruguay, Siqueiros escandalizó al proponer la lucha armada viable, como probaban los cristeros refugiados en las montañas. El representante de la Internacional Comunista, puso el grito en el cielo por la reducción de la lucha en América a defender la paz, la URSS, oponerse al fascismo, el nazismo y las dictaduras, todo con el apoyo de “la burguesía progresista” (sic) para promover el desarrollo industrial, construir al proletariado y ya después, organizarlo para el socialismo imposible por lo pronto. Socialismo en un solo país, la URSS, era la consigna de Moscú. El gobierno de Estados Unidos tendría que ser aliado por su lucha en la Segunda Guerra Mundial.
Representante del PCM en la reunión antiimperialista europea, Mella brilló como revolucionario del Frente Antiimperialista de Las Américas solidario con el Socorro Rojo Internacional y de Manos Fuera de Nicaragua. Con Tina Modotti alcanzó vuelo internacionalista necesario y contenido por Vittorio Vidali, el comisario político de la Internacional Comunista.
Cuando caminaba con Tina por la esquina de las calles Morelos y Abraham González, Mella fue baleado y muerto. El jefe policíaco, Valente Quintana, ayudó a los asesinos enviados por el dictador Machado. Una campaña infame exigió cárcel y expulsión de Tina. Pablo Neruda respondió con un bello poema.
El homenaje a Mella, al pie de la placa en el sitio de su muerte, debiera alcanzar dimensión especial como homenaje a los primeros años del Partido Comunista Mexicano fundado en 1919. El 8 de enero de 1929 se cometió el asesinato y los restos de Mella fueron perseguidos, una parte fue recibida en La Habana y otra quedó en México. La columna en homenaje a Mella, frente a la famosa escalinata de la Universidad de La Habana, es lugar principal de la memoria histórica comunista. En el Jardín de San Carlos, en México, un busto de Mella y otro del Ché rinden homenaje público a los héroes. Una investigación reciente del historiador Javier Guzmán, narra la apertura de un baúl donde apareció envuelto un fémur de Mella guardado como tesoro.
El 6 de enero de 1974, murió en Cuernavaca su camarada Siqueiros. Bien merecen homenaje estos dos comunistas que se jugaron la vida en la construcción del socialismo como vía popular, nacional, internacionalista. Contra la demagogia oportunista del peruano Víctor Raúl Haya de la Torre, Mella escribió el folleto “¿Qué es el ARPA?” jugando con las siglas del APRA, una alianza oportunista para colocarse en el poder burgués simulando nacionalismo. En el vestíbulo del Anfiteatro Bolívar, de la que fuera Escuela Nacional Preparatoria, hay una placa por la formación del APRA y otra por la visita del presidente peruano Alan García que terminó su demagogia en corrupción perseguida por la justicia.
Lástima que la exposición pequeña y elocuente de Amauta, el periódico de José Carlos Mariátegui, no haya sido atendida en el Palacio de Bellas Artes y se haya perdido la oportunidad de que el estudioso peruano del INAH Cuernavaca, Ricardo Melgar Bao, nos hubiera ilustrado sobre el comunismo americano y su vigencia en la crisis actual del estado-nación y las democracias burguesas.