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Comienza en febrero la construcción de 23 mil viviendas sociales en Campeche: ¿quiénes serán beneficiados?

Opinión

Cacicazgos invencibles

Alberto Híjar Serrano

Los primeros días de 2020, el Señor Presidente visitó Tenango de Doria, centro del territorio tepehua-otomí en Hidalgo y remató el día 5 en Huayacocotla, población de náhuatls y totonacas. Lo acompañaron el gobernador y Mardonio Magaña primero y luego Adelfo Regino como funcionarios de atención a los indígenas.

Planteó el problema de los cacicazgos, esa necesidad del poder colonial construido desde la invasión española para mejor dominar a los pueblos originarios. Por todos lados, los gobernadores, presidentes municipales y alcaldes, saben que tienen que negociar cualquier proyecto con quienes controlan territorios, líneas de financiamiento de estado y privilegios delincuenciales como el contrabando, la tala, el tráfico de personas y drogas, para no mencionar las ferias, las peleas de gallos y los centros de apuestas que forman una red impenetrable en la que los inspectores cobran su parte y todos contentos. Los bastones de mando, los tocados y guirnaldas impuestos en ceremonias de reconocimiento por sacerdotes con copal, son parte del reconocimiento caciquil. Quienes son ungidos, quedan comprometidos con los usos y costumbres dominados por los caciques ahora lastimados porque parecen perder el reparto de semillas, abonos y financiamientos. Ojalá.

Pero hay resistencias a raíz de la escalada de violencia en disputa de territorios, tráficos, puntos de control. Ante los excesos criminales, los pueblos se han organizado con policías comunitarias dependientes de asambleas y comisiones. Donde se puede, se han ganado presidencias municipales y “encargaturas” como llaman en Michoacán y Colima a las alcaldías y comisariados. Los destacamentos militares, en lo general, resisten a los acuerdos universitarios y los someten. En la otrora próspera Ciudad Mier, se saludan con bromas las patrullas militares y policiacas y la de los adolescentes sicarios armados hasta los dientes. Los rancheros poderosos, aguacateros, mineros, ganaderos, siguen la tradición de las “guardias blancas” bien armadas y transportadas y con mandos respetados en las comunidades, como en el caso de Juan Manuel Mireles que acabó encarcelado y muy maltratado por resistirse a las maniobras del comisionado, Alfredo Castillo. Repuesto Mireles conserva algo de su bravucona presencia perdida en las cárceles y mantiene su poder al que ha incorporado a traidores como Cemeí Verdía, quien encabezó las organizaciones comunitarias de Ostula en la frontera de Michoacán y Colima donde derivó en candidato del PAN repudiado, por lo que se exhibió escoltado por pistoleros con armas largas en flamantes camionetas todoterreno. Ante el triunfo de López Obrador, Mireles se propuso como exterminador del EZLN. Peligroso es disputar los caminos y la Carretera Panamericana a Lázaro Cárdenas, el puerto de altura donde entra y sale todo lo que la Marina controla.

En los rumbos de Hidalgo visitados por AMLO y sus acompañantes hay una resistencia de más de 25 años contra la tala de bosques, los daños a los manantiales y los proyectos mineros que construyen termoeléctricas tan dañinas como las del Proyecto Integral Morelos que desde Huixtla, afecta a Puebla, Tlaxcala e Hidalgo. Una vez más, la visita presidencial a Anenecuilco, el pueblo del que Zapata fuera calpuleque, fue repudiada por el insulto a la memoria de Zapata y la impunidad de los asesinos del dirigente Samir Flores. Ha crecido en la región hasta Veracruz, una organización de defensa comunitaria que mes con mes se reúne en atrios y comisarías, gracias a la comunicación constante bilingüe, español y náhuatl, de Radio Huayacocotla, la más antigua e importante radio comunitaria.

Gracias a la presencia de reporteros cubriendo la visita presidencial, la dirigente histórica de Acaxochitlán, Filiberta Nevado, quien ya fue delegada sin goce de sueldo de Zacacuautla, logró denunciar la tala del bosque en la frontera de las sierras de Hidalgo y Puebla. En minutos derriban árboles de 200 ó 300 años de edad. El siglo pasado, el colectivo El Ocotenco, con mayoría de mujeres, logró organizar la vigilancia con operaciones para evitar el saqueo del monte. Los caciques Canales Templos se valen de todas sus influencias y lograron encarcelar por unos días a Fili en Tulancingo. Ninguno de ellos ha sido reprimido pese a sus títulos de propiedad falsos y a Los Negros, una banda bien armada de talamontes. Una aguerrida mujer, Doña Benita, ha hecho la crónica de esta historia editada con mil trabajos hasta que un colectivo de la Universidad Iberoamericana hizo una edición valiosa para los historiadores al encuentro de fuentes directas de información y memoria.

La resistencia comunitaria organiza el carnaval, la ofrenda de muertos, la fiesta patronal en el manantial. Ha ganado premios estatales y en 2019 los versos de Doña Benita hicieron blanco en los cobardes que han abandonado la lucha y se conforman: así son las cosas, dicen, mejor no meterse en problemas.

La flamante Guardia Nacional hizo campamento en el auditorio de Zacacuautla. Ahí recibieron la denuncia de la tala que bien pudieron impedir en flagrancia. No movieron un dedo. Son cientos los árboles cortados, es irreversible el daño al manantial y los Canales Templos con Los Negros como ejército de ocupación, no paran pese a las denuncias bien fundadas en la SEMARNAT, la Alcaldía de Acaxochitlán y el gobierno de Hidalgo. De nada sirven reuniones en donde los funcionarios sirven tamales y atole, despreciados por las dignas defensoras del bosque, la tierra y sus frutos y habitantes.

Ojalá en el balance de su visita a Hidalgo el Señor Presidente asuma como Cuarta Transformación la lucha contra los cacicazgos, centros de poder invicto hasta ahora.

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