Mario Maldonado
La ambición y la soberbia acabaron con Emilio Lozoya. El ex director de Pemex vivió como jeque árabe su gestión al frente de la empresa petrolera mexicana: vuelos en aviones y helicópteros de lujo, seguridad privada, vinos caros, fiestas interminables en destinos paradisíacos y, sobre todo, negocios, muchos negocios. “Cómo no iba a viajar así si así llegan los representantes de las empresas más importantes del mundo a las reuniones de los países productores de petróleo”, me soltó una vez, a modo de justificación.
Fue hasta que su enfrentamiento, a mitad del sexenio, con Luis Videgaray, la mano derecha del expresidente Enrique Peña Nieto, lo terminó echando del gobierno y así comenzó su caída hacia lo que era inevitable y sucedió hoy: su detención en Málaga, España, por presuntos delitos de procedencia ilícita, asociación delictuosa y cohecho.
Emilio Lozoya vivió a salto de mata el último año. A finales de mayo del 2019 publicamos en este espacio que, tras su fuga de México, el ex director de Pemex viajó a Alemania y luego se instaló en España, donde cuenta con varios amigos políticos y empresarios. Varias veces fue visto en el lujoso hotel Wellington de Madrid y el 9 de mayo pasado fue fotografiado en la concurrida Puerta del Sol de Madrid vestido con una camisa verde y lentes oscuros.
Un par de veces habría viajado a Estados Unidos, donde vive su esposa Marielle Helene Eckes, heredera de un imperio industrial que, según una fuente cercana a Lozoya, se separó definitivamente del ex director de Pemex tras las acusaciones y las órdenes de aprehensión en su contra.
Por las fechas en las que Lozoya era visto públicamente en España (de enero a junio del 2019) fue detenido en Palma de Mallorca uno de sus mejores amigos, con quien también hizo negocios durante su paso por Pemex. Se trata de Alonso Ancira, dueño de Altos Hornos de México, quien vendió a la empresa productiva del Estado la planta de Agronitrogenados en 475 millones de dólares. La Auditoría Superior de la Federación encontró que se trataba de una planta “chatarra”.
Ancira había huído a España tras el congelamiento de sus cuentas personales y las de AHMSA, así como por una orden de aprehensión girada por la Fiscalía General de la República. Se le acusa de lavado de dinero y asuntos relacionados con presunta corrupción, entre ellos la cuestionada venta de la planta de Agronitrogenados a Pemex.
El empresario mexicano rechazó acogerse a la solicitud de extradición y optó por seguir su proceso legal en España tras conseguir que la Audiencia Nacional española le otorgara la libertad provisional.
Ancira está vinculado con la presunta venta irregular en el 2013 de la empresa Agronitrogenados a Pemex, cuando la petrolera era dirigida por Lozoya Austin.
Hay más pistas sobre la ruta que siguió Lozoya por Europa a salto de mata. Como lo relató el columnista Salvador García Soto, estuvo en Rusia, pero sus relaciones personales lo hicieron volver a España, donde se sentía más “protegido”.
En España, además, vive por períodos largos el ex presidente Enrique Peña Nieto, quien habría buscado interceder por Lozoya ante las autoridades mexicanas; sin embargo, las acusaciones en su contra eran ya imposibles de borrar. Además, el ex director de la petrolera mexicana se hizo de muchos enemigos que hoy despachan en cargos relevantes del gobierno de la 4T. Uno de ellos es el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, quien sufrió en carne propia el otrora poder de Lozoya en el sexenio pasado.