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Opinión

Salió por la culata el tiro contra China

Guillermo Fabela QuiñonesApuntes

Aunque prácticamente es un hecho que el Covid-19 se sostiene por una escalada mediática, luego de haber cumplido los efectos esperados de un nuevo virus, con enormes impactos económicos en las naciones englobadas por las leyes del mercado impuestas por la banca occidental, empezará un nuevo ciclo de acomodamientos bursátiles que afectarán a los mercados más débiles en beneficio de los más fuertes, particularmente el valor del dólar como principal moneda de referencia.

Nuestro país no escapó a esta ola especulativa, sin las afectaciones de otros tiempos. Esta vez los efectos no fueron alarmantes, ni tampoco impactaron al peso más allá de un nivel esperado incluso sin la famosa y mediática pandemia. Quedó demostrado que la política económica del gobierno de la Cuarta Transformación obedece a intereses nacionales, por eso puede afirmarse que hay estabilidad macroeconómica real.

No se necesita ser un experto para saber que la economía nacional, con o sin coronavirus, estaba de antemano afectada por una contracción inducida por la Secretaría de Hacienda para mantener lo que llaman finanzas sanas, aunque desgraciadamente en detrimento de la economía popular, porque el neoliberalismo no se liquida con decretos sino con hechos que aún no son alcanzables, ni lo serán a corto plazo porque son consecuencia de los compromisos que hicieron los tecnócratas corruptos con los eternos acreedores de México.

Lo que tenía que hacerse, mediáticamente hablando, en relación con las “apocalípticas” consecuencias del Covid-19, ya se hizo. Sin embargo, en Washington no están conformes porque China salió indemne de la embestida en contra de su economía, de ahí que el presidente Trump mantenga su decisión de empinar al mundo a una recesión global, a lo cual se prestan obedientemente los organismos internacionales al servicio del Grupo de los Siete, como en este caso la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Según el vocero de la cancillería china, el Covid-19 fue sembrado por el Ejército estadounidense en la ciudad de Wuhan. Como quiera que haya sido, el resultado finalmente ha sido ampliamente favorable para la potencia asiática, pues demostró su extraordinaria capacidad de organización social y eficacia político-administrativa. Se venció a la pandemia en menor tiempo del esperado, sin que se afectara su economía sino al contrario, por lo que ahora trascendió sobre la compra que hizo el gobierno de Xi Jinping, de alrededor de 30 por ciento de las acciones de empresas occidentales ubicadas en territorio chino, con una ganancia inicial de 20 mil millones de dólares. Así logró que los ingresos de las compañías occidentales no salgan de China.

Ahora China se da el lujo de enviar médicos y medicinas que ya demostraron su eficacia en su país, a naciones donde el gobierno parece haber sido rebasado, como Italia, medida que abrirá nuevas vías a la súper potencia oriental. Esto es consecuencia de que el Estado chino no lucra con los servicios médicos, mantiene la rectoría sobre el sistema de salud nacional en el que da prioridad a la prevención. Además de que los niveles de salud del pueblo son muy altos en comparación con otras naciones del llamado primer mundo.

De ahí la conveniencia de que el régimen de la Cuarta Transformación solicite apoyo y asesoría del gobierno chino en esta materia, con una finalidad preventiva en caso de que nuevos virus sean utilizados con una finalidad perversa y deshumanizada.

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