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Opinión

Verdades y mentiras en el coronavirus

Víctor Flores Olea

Sin duda, Noam Chomsky es uno de los intelectuales reconocidos en el mundo. Sí, en el campo de la filosofía y de la lingüística, pero haciéndose de un prestigio indudable en el campo del análisis político. Aprovechando esto último, algún pillo de las letras y del análisis publicó el viernes 20 de marzo un “falso” Chomsky tratando de robar al gran intelectual que es Chomsky, nombre y prestigio, no mal hecho el “falso”, tomando algunas ideas que pudo expresar en el pasado el académico e intelectual. Pero nada, lo importante del caso fue que, aceleradamente, Chomsky declaró que ese documento era apócrifo y no de su autoría, ya que él jamás ha creído que el coronavirus se hizo en un laboratorio para perjudicar a tal o cual tendencia política, en el caso a Donald Trump como jefe del gobierno estadounidense.

He aquí algunas ideas expuestas en ese “falso” a que nos referimos: en primer lugar, que Estados Unidos necesitaba frenar y retrasar a la locomotora china; que la CIA, Israel y demás poderes mundiales acordaron hacer estallar una guerra bacteriológica de baja intensidad, propagando en territorio chino un virus de laboratorio, el Covid-19, Guerra de baja intensidad, porque el virus afecta menos a los niños y jóvenes (mano de obra futura) y en cambio se ceba con las personas mayores (mano de obra inactiva). La estrategia de USA pasa por propagar el virus en la ciudad donde el gobierno chino tiene un laboratorio de investigación bacteriológica del coronavirus, echándole la culpa al gobierno chino de manipular este virus para infectar a otros países y continentes.

El activista, filósofo, politólogo y lingüista, Noam Chomsky, según el falso, hace referencia al coronavirus, pandemia que afecta ahora a más de 120 países y habría analizado el impacto de éste en la geopolítica mundial. “USA necesitaba frenar a la locomotora china, para no perder su supremacía mundial económica y su papel de gendarme planetario”, sigue diciéndonos el documento apócrifo. La CIA, Israel y demás poderes mundiales habrían acordado hacer estallar una guerra bacteriológica de baja intensidad, como dijimos antes, propagando en territorio chino un virus de laboratorio, el Covid-19. Para ello, además, habrían inoculado el virus en la región de Lombardía (Italia) donde gobierna la Liga Norte de Salvini, recordando además que Salvini es un traidor, a ojos de la inteligencia americana, por apoyar a Putin en todos los foros internacionales y verse implicado en sobornos rusos. Ya parecía resultar extraña la dispersión del virus en una región rural de la Italia profunda. Pero la venganza se sirve en plato frío y Salvini no fue siquiera recibido por Trump en su gira americana. Relaciones congeladas y bien distantes. También Italia es escogida como país receptor del virus, por entablar excelentes relaciones comerciales con China en una Nueva Ruta de la Seda. La inteligencia americana sabe que después de Italia, la Unión Europea sufrirá un colapso económico global, al verse paralizadas sus economías nacionales en su lucha contra el virus. Por lo demás, según esta tesis, Europa estaría gravemente amenazada por el virus, lo cual es una nueva ventaja para E.U., ya que desde el principio cuenta con una vacuna capaz de curar el Covid-19. En el nuevo orden mundial, este conjunto de maniobras apuntaría a un debilitamiento extremo de la Unión Europea.

Una vez consumada la pandemia paralizadora del planeta, llegaría la segunda fase, sigue diciéndonos el “falso”: control total de la guerra bacteriológica al poseer Estados Unidos, desde el primer momento, la VACUNA GLOBAL del Covid-19, producida en laboratorios americanos.

Luego de la dispersión y caos sanitario mundial, llegaría el orden capitalista nuevamente, así reseteadas las economías nacionales, y el nuevo valor en alza se llamará industria química USA, que a su antojo venderá patentes a países amigos y, al contrario, bloqueo farmacéutico a países enemigos, debilitándolos aún más, si cabe o presionando a gobiernos hostiles a cambio de las vacunas salvadoras.

Pero La Jornada, haciendo gala nuevamente de su carácter rigurosamente profesional, hizo contacto con Noam Chomsky, seguramente en las horas que van del viernes 20 al sábado 21 de marzo; el intelectual estadunidense negó una intención política en la propagación del virus y rechazó versiones de que el coronavirus se haya propagado intencionalmente con fines políticos, “como se ha especulado en diversas partes del mundo”. Sin embargo, sostuvo que el colapso de los sistemas de salud ante la crisis se debe a los gobiernos neoliberales de muchos países y culpó al presidente estadunidense, Donald Trump, de minimizar la situación y arriesgar la salud de millones de personas.

El diario italiano Il Manifesto contactó a Chomsky, quien permanece aislado en su hogar en Tucson, y afirmó: “La situación es muy grave. No hay credibilidad en la afirmación de que el virus se propagó deliberadamente. La reacción de Estados Unidos ha sido terrible. Era casi imposible, incluso, hacer pruebas a las personas, así que no tenemos idea de cuántos casos hay realmente.

Añadió: “En general, esta crisis es otro ejemplo importante del fracaso del mercado, al igual que lo es la amenaza de una catástrofe medioambiental. El gobierno y las multinacionales farmacéuticas sabían, desde hace años, que existía gran probabilidad de que se produjera una grave pandemia, pero como no es bueno para las ganancias prepararse para ello, no se ha hecho nada”. Agregó que el huracán Trump y su gobierno han minimizado la gravedad de la crisis con una actitud que ha sido replicada y aumentada por los medios de comunicación, lo que ha ocasionado que muchas personas hayan dejado de tomar las precauciones básicas.

En cuanto a las condiciones generales de la pandemia, Chomsky indicó: “El asalto neoliberal ha dejado a los hospitales sin preparación. Un ejemplo son las camas, que han sido suprimidas en nombre de la “eficiencia”.

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