Rubén Martín
En la crisis sanitaria, económica y social más profunda y grave que vivimos en México y el mundo en muchas décadas, cuando los esfuerzos deberían centrarse en proteger y salvar vidas, algunos políticos aprovechan la situación para promover sus intereses, mover sus fichas y tratar de obtener rendimientos electorales de esta tragedia. En medio de la crisis se dedican a hacer una política carroñera.
Forma parte de esta absurda polarización que pretende monopolizar el discurso reduciendo las posturas a si se está a favor o no del actual Gobierno de la Cuarta Transformación que encabeza Andrés Manuel López Obrador (AMLO): la absurda división entre los pro y anti AMLO, liberales o conservadores, o chairos y fifís.
Además de absurda, es una polarización dañina porque aprovechan todos los asuntos de la agenda pública para posicionarse a favor o en contra del Gobierno actual, sin importar lo que esté en juego. Y hemos visto en no pocas ocasiones que, más que una discusión, se trata de una competencia de diatribas porque difícilmente los bandos se mueven de sus posturas previamente adquiridas. No se escuchan: se etiquetan y a partir de ahí se juzgan.
De por sí ya era lamentable, pero ahora en medio de la emergencia sanitaria activada por la expansión de la pandemia del coronavirus, es cuestionable que varios políticos profesionales, presentadores de noticias, columnistas y algunas de sus granjas de bots pretendan sacar partido cuestionando la estrategia decidida para enfrentar la crisis de salud actual.
Por el tono de sus mensajes, pareciera que algunos comentaristas quisieran que se saliera mal de esta crisis sanitaria para poder culpar al Presidente y su Gobierno. Parecen creer que mientras más contagiados y muertos resulten de esta pandemia, mejor rendimiento electoral tendrán. Miserables.
Algunos dirigentes de Acción Nacional, de Movimiento Ciudadano y del Partido de la Revolución Democrática han apostado por esta política carroñera que pretende sacar tajada en medio de la emergencia sanitaria.
Algunos introducen temas innecesarios. Es el caso del Senador de Movimiento Ciudadano por Nuevo León, Samuel García, quien en medio de las medidas de confinamiento propone la independencia fiscal de su Estado, como si eso fuera lo relevante para la protección de la salud de los mexicanos en este momento.
A la propuesta de revisar el pacto fiscal se sumó el Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, quien también ha aprovechado el cuestionamiento a la estrategia sanitaria del Gobierno Federal para ganar titulares y espacios en medios informativos nacionales.
Uno de los políticos que actúan de forma irresponsable es el ex Presidente Felipe Calderón que se ha exhibido, ocasionalmente, difundiendo información falsa en su afán de convertirse en un supuesto referente de la oposición a López Obrador con miras a fortalecer a su partido en las elecciones intermedias del 2021. En lugar de estar haciendo política carroñera, Calderón debería ser juzgado por las consecuencias criminales de sus actos de Gobierno.
Los adversarios de AMLO están viendo esta emergencia sanitaria como una oportunidad política de oro para cuestionar y deslegitimar al Presidente en una hoja de ruta que pretende resaltar los errores reales o los inventados del mandatario para minar su popularidad y así sacarlo del cargo cuando se someta a la ratificación de mandato.
Está fuera de duda que tienen el derecho de opinar y cuestionar al Gobierno en turno y sus estrategias. De hecho esa es tarea de la oposición en los sistemas liberales. Lo que es reprobable y cuestionable es que, en más de alguna ocasión, las opiniones de algunos políticos y adversarios de López Obrador forman parte de una táctica articulada donde se difunden noticias falsas (fake news), que se multiplican a través de granjas de bots para crear tendencias en redes sociales desde donde potenciar sus cuestionamientos a su adversario.
En otros asuntos en los que se han posicionado, por ejemplo, estar a favor o no de los megaproyectos que empuja López Obrador, la actuación de los adversarios del Presidente no tendría mayor impacto en la población y quedaría como los típicos juegos de posiciones entre los grupos de la clase política profesional. Pero ahora en plena emergencia sanitaria, lo que se pone en juego es distinto.
Ahora durante una estrategia sanitaria que necesita basarse en evidencias e información comprobada, es cuestionable que los adversarios del Gobierno inventen o distribuyan noticias falsas porque pueden poner en riesgo las medidas de contención y protección y, con ello, arriesgar vidas. Es deleznable que en medio de una crisis para salvar vidas, algunos políticos vean una oportunidad para obtener mejores posiciones. La política carroñera, como el coronavirus, debe combatirse.
(SIN EMBARGO.MX)