Hugo Carbajal Aguilar
- No al crecimiento neoliberal
- Sí al Desarrollo
Los opositores a este gobierno actual deberían adoptar una ración de objetividad que a nadie le hace daño y no simplemente denostar y llenar de injurias todo lo que venga. Conozco panistas cuyas hijas e hijos descalifican con insultos cualquier nota que exhiba a sus presidentes panistas Fox y Calderón. Montan en cólera e injurian y amenazan, no argumentan.
¿Les costará mucho aceptar que Calderón fue un dipsómano pernicioso cuya irresponsabilidad llenó al país de desgracias, corrupciones y muertes? ¿Cuánto costó la Estela de Luz? ¿Cuánto costó el lujosísimo avión presidencial? ¿Cuánto costó la barda perimetral que se construyó para la refinería que nunca se hizo? ¿Qué ha dicho de su jefe de policía cómplice de los narcos? ¿Nada de eso basta?
Esta caterva de perniciosos defensores de un capitalismo a ultranza no son simples adversarios, son enemigos irreconciliables de clase.
En cuanto a este gobierno actual no aprobamos todo sin chistar, por supuesto. Aquí va algo con relación al Tren Maya y sus muy probables consecuencias económicas, ambientales, culturales a pesar de lo que se diga. En principio la idea parece muy atractiva: pasear por esos territorios llenos de riquezas naturales, culturales e históricas, arqueológicas; conocer muchos de nuestros pueblos y hacerlo en un recorrido placentero. Bien por la idea de que haya trenes y transporte colectivo que no agreda el ambiente y que proteja la fauna y la flora, las selvas y los bosques y que nos pongan en contacto con otras de nuestras culturas. Qué interesante y qué importante sería visitar todo aquello aprendiendo, admirando y cooperando al bienestar de todas esas comunidades. Pero…
No queremos ver turismo masivo en el Sureste mexicano, sobre todo extranjero. No queremos que se repita el pésimo ejemplo de Cancún o de Huatulco y se llenen de inmundicias y basura los lugares maravillosos de Chiapas, Tabasco, Quintana Roo, Campeche, Yucatán, con el pretexto del tren. Y esperamos que no llegue otro mercader como Ernestito Zedillo para venderlo.
No queremos que las grandes empresas lucren con nuestros pueblos originarios y aprovechen esta oportunidad para acrecentar sus ganancias a costa de nuestras comunidades, afectando el ambiente y perjudicando su cultura. No queremos hoteles de 5 ó 10 estrellas al servicio del turismo de elite.
No queremos escuchar al responsable de Turismo diciendo a nuestros indígenas que todo les va a quedar más cerca con el tren “hasta para cuando vayan a pedir limosna”. ¡Háganme favor! Vigílese de cerca la actuación de este racista que ya se está frotando las manos.
Los gobernadores de Yucatán, Campeche, Tabasco, Chiapas y Quintana Roo, ¿sólo aportarán mano de obra y convencerán a las comunidades de entregar sus territorios? Son 4 ejidos en Chiapas; 13 en Tabasco; ¡70! en Campeche; 50 en Yucatán y 33 en Quintana Roo. Nada más…
En promedio, más del 80% de estos ejidos en estos Estados son de actividad agrícola y ganadera y sobre estas tierras se edificarán las Estaciones del Tren y los polos de un mal llamado “desarrollo” que ahora les quieren llamar “comunidades sustentables”: hoteles y plazas comerciales… ¡uuyyy! No queremos ni imaginar lo que sobrevendría…
Sigamos preguntando: ¿Por qué entregar las tierras engañándolos con la idea de que serán socios? Es un negocio redondo de los inversionistas y del mercado inmobiliario que tomarán el control de los bienes de la naturaleza para comercializarlos. El impacto no es únicamente ambiental, también es cultural. ¡Grave, muy grave!
Basta de majaderías. Basta de desprecios. Basta de racismo y clasismo… ¿Merecen esto nuestros pueblos indígenas que han estado edificando su propio destino? No manchen.
O bien, genérese en esas nuestras comunidades un turismo autogestivo controlado por sus propios habitantes los cuales determinarían la cantidad de turistas que podrían visitarlos, bajo qué condiciones y en qué temporadas. Sería éste un Otro Turismo ejemplo a nivel mundial porque los mismos pueblos controlarían, gestionarían y manejarían sus propios planes de trabajo para alimentar, dar hospedaje y compartir su cultura, su vestimenta, su gastronomía y su música a los visitantes. Sería un Ecoturismo que potenciaría el Desarrollo Integral no sólo el crecimiento económico de cada sitio porque cuenta con la riqueza que le dan sus recursos naturales y sus recursos humanos.
Hay mucho más para analizar, criticar y proponer. Por ejemplo en lo que corresponde al Corredor Transístmico –de Salina Cruz, Oax. a Coatzacoalcos, Ver.– son 12 pueblos originarios distribuidos en más de 500 comunidades a lo largo de 60 kilómetros. Así que hay que valorar muy bien sus ventajas, sus desventajas y las muy posibles y probables consecuencias económicas sí, pero también naturales y culturales.