Opinión

Sufrimos las consecuencias del neoliberalismo

Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

(Dedicado a un médico de reconocido profesionalismo y capacidad, José Manuel Nogueira, quien se mantiene en su trinchera.)

Es inaudito que haya tenido que ocurrir esta pandemia para que un sector fundamental sea tomado en cuenta y salga a la luz la dramática situación en que desarrolla su tarea profesional. Médicos y personal de enfermería, particularmente quienes laboran en el sector público, por décadas han sido tratados como servidores públicos de segunda categoría, lo demuestran los bajos salarios que perciben, así como la falta de estímulos y compensaciones acordes con la importancia de su función social.

Para colmo, ahora se encuentran en medio de una ola de odio de población víctima de analfabetismo funcional, sin capacidad de raciocinio y muy agresivos, como si el personal médico que hace sacrificios y pone en riesgo su propia salud, fuera culpable de los contagios por el COVID-19. Véase cómo confluyen dos gravísimos problemas: la pandemia y la descerebración. Urge que el gobierno federal asuma su responsabilidad con la firmeza que reclama esta dramática realidad, tanto para reivindicar al gremio dedicado a la atención de la salud de los mexicanos, como para poner fin a una actitud que raya en lo criminal.

Esta situación aberrante no es de ahora, se viene arrastrando desde hace seis sexenios. Es parte de las estrategias del modelo neoliberal para castigar a los más pobres. Por eso mismo, el régimen de la Cuarta Transformación está más obligado a revertir un problema que afecta a la sociedad en su conjunto. La salud es un derecho social, como tal debe ser atendido por el Estado. Los mandatarios de la etapa neoliberal se desatendieron de la Salud y la Educación, ahora vemos los resultados.

Urge que todo el personal del sector salud tenga un trato digno, acorde con la trascendencia de su labor benéfica, no sólo en materia salarial y de prestaciones de ley, sino en lo tocante a sus condiciones laborales, por hoy verdaderamente lamentables; lo mismo necesita el gremio magisterial, así quedó de manifiesto durante el crecimiento de la pandemia en el país. Los neoliberales desmantelaron prácticamente el sistema de salud pública, no fue sólo un asunto de corrupción e irresponsabilidad, sino de estrategia mercantil para beneficiar a las grandes corporaciones hospitalarias.

Ahora el mundo se dio cuenta que no todo puede ser dejado a los vaivenes del mercado, trampa tendida a los países hipotecados que carecen de recursos. La Salud y la Educación son responsabilidad del Estado, independientemente del sistema económico y régimen político que sea el que rija a las sociedades. La solución a los problemas derivados de la pandemia estriba en que se comprenda plenamente este compromiso ineludible.

Está demostrado que México cuenta con facultades de medicina de calidad mundial, profesionales de todas las ramas de amplio reconocimiento. Para la atención a la salud y la educación de los mexicanos no debe haber recortes presupuestales, pues a la larga se revierten y salen más costosos, como se comprobó con la falta de equipos básicos para la atención a enfermos de COVID-19. Es incuestionable que sobra personal médico con reconocida sensibilidad social, con pleno conocimiento de sus especialidades.

Es muy oportuno que se corrijan las causas estructurales de los problemas de salud que se agravaron por el neoliberalismo, mismos que ahora influyen en los contagios por la pandemia. No es fortuito que sea Estados Unidos el país con más muertos por el COVID-19, y que México continúe con altos niveles de riesgo. No se debe bajar la guardia, como lo exigió Donald Trump y lo demandan aquí empresarios voraces.

guillermo.favela@hotmail.com

Twitter: @VivaVilla_23