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Opinión

Por Jorge Lara Rivera

1806. Humillado e imposibilitado para invadirla desde el mar tras la derrota el año previo en Trafalgar, Napoleón ha dispuesto un bloqueo continental contra Inglaterra buscando arruinarla impidiendo que comercie en todos los países que domina, controla y sobre los que tiene influencia –prácticamente todo el Viejo Mundo. Tal resulta asfixiante para Portugal. Por su situación geográfica el pequeño reino lusitano se ve impedido de acatar la medida, así que la casa real de Braganza romperá al año el bloqueo (más adelante le secundará Rusia) y se refugiará primero en Londres y luego en Brasil, su colonia en el Nuevo Mundo. Mientras, su país será agredido por tropas franco-españolas coaligadas por el Tratado de Fontainebleu, pero el francés, en tránsito, ocupará España y usurpará el trono –lo que desencadenará las luchas independentistas en América. A la postre la medida será el inicio de la debacle del imperio napoleónico.

Tiempos recientes. La imposición de sanciones económicas, bloqueos y embargos de armas y económicos ha proliferado convertido en recurso socorrido de la diplomacia y de las potencias coloniales como Francia y Estados Unidos contra Palestina, Vietnam, Argelia, Libia, Irán, Irak y un largo etcétera sin que haya probado ser eficaz.

Octubre de 1962. El gobierno de John F. Kennedy denuncia la presencia en Cuba de misiles balísticos soviéticos con capacidad nuclear apuntando a su país. Las fotos de los aviones U-2 espías muestran los silos y el avance de las bases para su operación. Se trata de una réplica del régimen de Nikita Krushev a la instalación en Turquía de misiles balísticos con cabezas nucleares norteamericanos que apuntan a la URSS. Washington decreta una “cuarentena”, un bloqueo naval a Cuba que en enero había sido expulsada de la OEA, a fin de impedir que los rusos aprovisionaran el material para el ensamblaje de los proyectiles y concluyeran la construcción de las instalaciones. Se dice que el mundo estuvo a nada de la III Guerra Mundial, pero la diplomacia logró apagar la mecha del explosivo antes.

Epoca actual. El 20 de mayo se supo que 5 tanqueros cargados con 1 millón y medio de barriles de combustible (40 días de consumo nacional venezolano) destinados a aprovisionar a la nación suramericana habían zarpado de Irán. Estados Unidos viene imponiendo desde hace varios años sanciones económicas al autoritario régimen teocrático de Irán con el fin de impedirle desarrollar su “programa nuclear” con el cual podría, eventualmente, dotarse del arma atómica, dada la belicosidad que muestra y el acelerado progreso de su industria militar nacional, lo que alteraría los equilibrios de poder en el Oriente Medio, zona geopolítica estratégica por múltiples razones.

Al propio tiempo, en el Hemisferio Occidental, la Casa Blanca aísla diplomática y comercialmente a la República Bolivariana de Venezuela –el país con enormes reservas de petróleo y la mina más grande de oro del mundo y con vastos recursos hídricos, de agua dulce, del Orinoco–, la asedia económicamente y fomenta el caos saboteando su infraestructura eléctrica provocando apagones y “hackeando” servicios públicos (tal el suministro de agua potable a la capital y varias provincias), y desestabiliza su vida política interna clonando autoridades y criminalizando a su gobierno constitucional, con el fin de volver a controlarle.

Así, nadie se traga la cortina de humo que busca crear mediáticamente un escándalo por la discreta visita de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez a Trinidad y Tobago para gestionar, lógico, suministros de gasolina a su país donde la escasez genera “cacerolazos”, cuando en realidad se quiere distraer la atención de la opinión pública internacional puesta en el involucramiento injerencista de Estados Unidos y Colombia (del inepto Iván Duque) en la fallida e ilegal “Operación Gedeón”, que además de los desembarcos para acciones terroristas en Venezuela incluían el magnicidio o el secuestro del Presidente Nicolás Maduro Moros; desviar el interés dedicado a esclarecer cómo el ¿demócrata? Guaidó –el autoproclamado presidente–, títere al servicio de Donald J. Trump, contrató servicios criminales a “SilvercorpUSA”, por 212 millones de dólares, cuyo anticipo de pago, por 50 mil dólares, se hizo –además– con cargo al erario venezolano, confiscado junto con la empresa comercializadora de la petrolera estatal PEVDSA que usurpa Guaidó con la complicidad de Estados Unidos donde tiene sede. De cualquier forma, pese a la artificial escasez de gasolina que los norteamericanos han provocado con sus prohibiciones y amenazas de sanciones a terceros países que comercien con Venezuela, los barcos iranios navegan. Washington, que pretextando la mayor operación antidrogas tiene desplegadas en el Caribe naves de la 5ª. Flota, ha dicho que “observa con preocupación” ese envío que violaría –igual que los recientes vuelos de una aerolínea persa (presuntamente transportó oro para pagar a Irán por los suministros)–, mientras que el títere Juan Guaidó Márquez gimotea, a quien quiera oírle, que “es un intento de establecer una presencia iraní en la región” y que Maduro “hace propaganda con petróleo” importado. Irán (que controla el estratégico Estrecho de Ormuz por donde pasa el 30% de todo el petróleo, gasolina y derivados que se comercializan en el mundo) ha prevenido a la Unión Americana que cualquier acción contra sus barcos será considerada un acto de piratería con consecuencias graves e inmediatas.

Por su parte, desde Caracas el gobierno venezolano ha prevenido que “en cuanto los navíos ingresen a sus aguas nacionales serán protegidos por aviones y barcos” de sus fuerzas armadas. En los próximos días se verá si el recurso solidario se concreta o por culpa de la cuarentona voracidad neoliberal tendremos que habérnoslas con, además de la pandemia, otra crisis como la de los misiles de 1962.

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