Por Alfredo García
Con acrobático salto de última hora, el presidente, Donald Trump, se presenta como candidato al premio Nobel de la Paz, sacudido por el retroceso en las encuestas electorales y el favorable impacto político de la carismática senadora, Kamala Harris, compañera de fórmula de Joe Biden.
El pasado jueves un comunicado conjunto de EEUU, Israel y Emirato Árabes Unidos, anunció que ambas naciones, establecerán relaciones diplomáticas, comerciales, viajes aéreos y representación a nivel de embajadores, además de acuerdos bilaterales en materia de inversiones económicas, turismo, aviación, seguridad y telecomunicaciones.
“Durante una llamada con el presidente, Trump y el primer ministro, Netanyahu, se llegó a un acuerdo para detener una mayor anexión israelí de territorios palestinos”, escribió el príncipe heredero emiratí, Mohammed bin Zayed, en Twitter. “Los Emiratos Árabes Unidos e Israel, también acordaron cooperar y establecer una hoja de ruta para una relación bilateral”.
“Este es un momento verdaderamente histórico”, declaró Trump. “Desde que se firmó el tratado de paz entre Israel y Jordania hace más de 25 años, no se ha avanzado tanto hacia la paz en el Medio Oriente”, agregó el mandatario. El asesor de seguridad nacional, Robert O'Brien, sugirió que el acuerdo debería colocar a Trump, “en el nivel más alto de candidatos al Premio Nobel de la Paz”.
Sin embargo, el vocero palestino presidencial, Nabil Abu Rudeineh, manifestó “su fuerte rechazo y condena” por la “sorprendente declaración tripartita”, calificando la decisión de Emiratos Árabes Unidos, de “traición a Jerusalén, a Al-Aqsa y a la causa palestina”. Por su parte el dirigente de Hamas, Fawzi Barhoum, declaró que el acuerdo fue una “puñalada contra la causa palestina y alentará a la ocupación israelí a cometer más agresiones contra nuestro pueblo”.
El “histórico acuerdo”, en esencia, reconoce la existencia del Estado judío por parte de los Emiratos a cambio de la “suspensión” israelí de sus planes para anexar partes del territorio palestino de Cisjordania y Jerusalén, lo que demuestra la pirueta de Trump y Netanyahu para salir temporalmente del repudiado pantano colonial, sin que hasta el momento se conozca la recompensa obtenida por parte del príncipe heredero emiratí, Mohammed bin Zayed. Sin embargo, los israelíes no dijeron cuánto tiempo durará la “suspensión” de la anexión. El primer ministro israelí, fue tajante: “No hay ningún cambio en mi plan para extender nuestra soberanía en Judea y Samaria en total coordinación con los Estados Unidos, estoy comprometido con ello”, afirmó Netanyahu.
Trascendió que la mediación de Jared Kushner, yerno de Trump y alto consejero del presidente para el “trabajo sucio” en el Medio Oriente, fue clave en el logro del acuerdo entre israelíes y emiratíes, como parte de la estrategia del presidente Trump de acercamiento entre Israel y los países árabes sunitas.