Opinión

Por Alfredo García

Alerta Amber es un programa de difusión, que ayuda a la pronta localización de niños y adolescentes, en inminente riesgo de sufrir daño grave. El presidente, Donald Trump, reiteró el pasado jueves que es posible que no respete los resultados si pierde la reelección ante el candidato demócrata, Joe Biden, negando comprometerse con una “transición pacífica” del gobierno. Trump lleva semanas sembrando dudas y desconfiando sobre el voto por correo, que en esta ocasión se considera masivo por la pandemia (hasta el 78% del electorado podría hacerlo). Cuando se le preguntó el 23 de septiembre, si se comprometería con una “transferencia pacífica” del gobierno si pierde las elecciones, dijo: “Tendremos que ver qué pasa”. En Fox News Radio, declaró estar de acuerdo con un fallo de la Corte Suprema de que Biden ganó las elecciones, pero que a falta de una decisión judicial, el recuento de votos equivaldría a “un espectáculo de terror”, debido a “boletas fraudulentas”. El pasado jueves, cuando salía para un mitin de campaña, declaró: “Queremos asegurarnos de que la elección sea honesta, y no estoy seguro de que pueda ser”.

Trump también mostró urgencia para llenar la vacante de la Corte Suprema creada por el fallecimiento de la jueza, Ruth Bader Ginsburg, porque el alto tribunal podría determinar el ganador de las elecciones. “Es mejor (confirmar a una nueva magistrada) antes de las elecciones, porque creo que este fraude que están preparando los demócratas, acabará frente al Tribunal Supremo de Estados Unidos”, declaró.

Con sus dudas y desconfianza sobre el voto por correo y su desesperación por nombrar un juez conservador en la Corte Suprema, Trump no solo pone en crisis el sistema electoral que sostiene la democracia norteamericana, sino que moviliza el fantasma antidemocrático de las elecciones de 2000.  Durante esa elección compitieron el candidato demócrata, Al Gore y el republicano, George W. Bush. La interrupción de un conteo de votos manual en Florida por la republicana, Katherine Harris, secretaria de Estado de Florida, en el momento en que un estrecho margen favorecía a Bush y la posterior declaración de vencedor en Florida, detonó un escándalo político. Gore apeló a la Corte Suprema de Florida y fue cuando la insólita intervención de la Corte Suprema de Estados Unidos, por una votación de 5 jueces a favor y 4 en contra, ratificó la suspensión del conteo manual otorgando la victoria a Bush. 

De imponer Trump el sustituto de la jueza fallecida, la correlación de fuerzas en la Corte Suprema sería de 6 conservadores por 3 liberales, reforzando el giro ideológico hacia la derecha del alto tribunal. En esta ocasión, el Partido Demócrata se prepara para la eventual colisión política. La campaña de Biden destacó recientemente un masivo programa de protección electoral, que incluye a miles de abogados y voluntarios, preparados para el posible pleito durante y después de las elecciones.