Con una caída del PIB de 8.2 por ciento y más de 8 millones de nuevos pobres en 2020, México salió peor librado entre los cuatro países latinoamericanos con mayor población durante el año de la pandemia debido fundamentalmente a la falta de programas de gasto social a gran escala enfocados a enfrentar la contracción económica.
“Es paradójico que un régimen cuyo lema es `primero los pobres´ no hubiera tomado medidas contundentes para proteger a los pobres del impacto de la pandemia. A raíz de esto, en 2020 México mostró el mayor incremento en número de pobres comparado con Brasil, Argentina y Colombia”, me dice Nora Lustig, profesora Samuel Z. Stone de Economía Latinoamericana y Directora Fundadora del Instituto de Compromiso con la Equidad de la Universidad de Tulane, en Nuevo Orleans (ver tabla “Estimaciones de Pobreza” de Lustig, Martínez Pabón, Sanz y Younger).
La estimación de 8.4 millones de nuevos pobres en México de Lustig et al. es conservadora. La CEPAL estima más 11 millones de nuevos pobres en México en 2020, con lo que la incidencia en la pobreza pasaría de 41.6 a 50.5 por ciento (Panorama Social de América Latina 2021, CEPAL, marzo 2021).
Mientras que Brasil, Argentina y Colombia implementaron paquetes de estimulo fiscal–sobre todo Brasil y Argentina–, e iniciativas de gasto social a gran escala, la respuesta fiscal y de protección social a la pandemia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador fue extremadamente limitada. “De hecho, el paquete fiscal de gasto público adicional es uno de los más chicos del mundo”, señala Lustig.
De acuerdo con Lustig, coautora de un innovador análisis que por primera vez compara la respuesta a la pandemia de los países latinoamericanos más grandes, en México prácticamente no hubo medidas para mitigar el impacto sobre los ingresos para los trabajadores informales. No hubo aumentos en la cantidad de transferencias monetarias o cobertura para los beneficiarios en los programas existentes ni nuevos programas de asistencia social para cubrir a los trabajadores del sector informal afectados por la crisis (“La Protección social durante la pandemia: los casos de Argentina, Brasil, Colombia y México”, Blofield, Lustig, Trasberg, Pensamiento Iberoamericano, marzo 2021)
“Los únicos beneficios adicionales en la práctica fueron el adelanto de los pagos de pensión para los adultos mayores y los discapacitados varias veces durante 2020 y la ligera ampliación de la cobertura de un programa de transferencia monetaria para los agricultores”, dice la también investigadora sénior no residente del Instituto Brookings, el Centro de Desarrollo Global y el Diálogo Interamericano.
El gobierno de la 4T prohibió despidos no justificados y reducción de salarios en las empresas privadas, pero no se sabe cuantos trabajadores fueron protegidos por esas medidas. Además, otorgó permiso para que los empleados de grupos de riesgo mayores de 65 años y mujeres embarazadas, pudieran quedarse en casa sin perder su salario. También emitió préstamos por 25 mil pesos para un millón de personas con pequeñas y medianas empresas del sector formal e informal.
Las medidas claramente fueron insuficientes ante la pérdida de ingresos de la población pobre que trabaja casi exclusivamente en el sector informal.
¿Fue una política equivocada?, pregunto. “Sin duda. En los países que introdujeron programas de transferencias monetarias de emergencia en escala relevante y con beneficiarios en el sector informal, la pobreza aumentó mucho menos de lo que hubiera sido en ausencia de esta nueva ayuda. En Brasil, de hecho, la pobreza hasta puede haber disminuido durante 2020”, responde Lustig.
La especialista sobre pobreza advierte que el nuevo pronóstico del FMI para México de 5 por ciento del PIB, no basta. Ante la contracción del PIB de 8.2 por ciento, el segundo más drástico después de Argentina entre los cuatro países analizados, México tendría que crecer entre 9 y 10 por ciento este año tan solo para igualar el nivel del PIB previo a la pandemia.
Es más, observa Lustig, el objetivo de no incrementar la deuda como proporción del PIB–razón que se dio para no introducir un paquete de gasto anticíclico—-no se cumplió precisamente por la caída en el nivel de la actividad económica. De acuerdo con el FMI, la deuda como proporción del PIB podría haber aumentado de 54 a 65.8 por ciento en 2020.
“De no haber habido en EEUU el paquete de estímulos en 2020 y el segundo paquete que acaba de aprobarse, la situación en México hubiera pasado de terrible a pavorosa. Una caída del más del 8 por ciento del PIB es terrible, no vista desde los años treinta del siglo pasado”, puntualiza.
Ante la ausencia de políticas anticíclicas, la posibilidad de que México contenga la contracción y empiece la recuperación descansa en gran medida en el crecimiento de la economía estadounidense.
“El que una economía como la estadounidense esté recuperando el crecimiento tiene un impacto multiplicador en México todavía más importante que en otros lugares. Sin embargo, esto no será suficiente. Conforme a los pronósticos actuales, el PIB de México logrará los niveles pre pandemia recién en 2023,” advierte Lustig.
El crecimiento en México seguirá siendo guiado por el impulso de EEUU. Tres han sido hasta ahora las áreas en las que se ha beneficiado. Primero, como consecuencia de los cheques de estímulos federales que recibieron los mexicanos residentes en EEUU, México obtuvo 40.6 mil millones en remesas en 2020, un incremento récord. Con el segundo paquete de estímulos aprobado en febrero, se espera que el fenómeno se repita este año. AMLO llamó “héroes” a los mexicanos en EEUU por su apoyo financiero.
México también se benefició de un incremento récord en las exportaciones a EEUU en 2020 ante el incremento de la demanda de productos de fabricación mexicana durante el confinamiento. EEUU absorbe dos tercios de las exportaciones mexicanas.
Y, por último, se espera que la campaña de vacunación masiva en EEUU contribuya a la recuperación del sector turístico mexicano que el año pasado cayó 20 por ciento debido a las restricciones para viajar. El turismo representa 9 por ciento del PIB mexicano.
López Obrador prometió, antes y después de su elección, fortalecer a los sectores productivos nacionales para disminuir la dependencia en la economía estadounidense. Lograr ser autosuficientes e independientes es uno de sus temas recurrentes. Paradójicamente, sucedió lo contrario. La estrategia federal de gasto masivo en EEUU compensó la ausencia de programas sociales nuevos y expandidos en México. Gracias al salvavidas estadounidense México no se ahogó.
Por: Dolia Estévez