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Opinión

América Latina apura una vacuna propia. Cuba, adelante;  México avanza. Pero no son los únicos

El acaparamiento de vacunas contra la COVID-19 por parte de las potencias ha visibilizado la falta de inversión en ciencia y tecnología en los países de América Latina, cuyos jefes de Estado hicieron un llamado esta semana al sector público y privado de sus naciones para desarrollar antígenos. Pero mientras esto ocurre, y en medio de limitaciones, universidades y centros de investigación latinoamericanos trabajan en proyectos para que este año la región cuente con una vacuna propia.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) enlista 88 candidatas de vacunas en fase clínica y 184 en fase preclínica desarrolladas por universidades y farmacéuticas en todo el mundo, mientras que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) informa de algunos proyectos en fase preclínica realizados en países como México (6), Argentina (5), Brasil (1), Chile (4), Ecuador (1), Perú (1)  y Cuba, que de sus cinco candidatas, dos ya avanzaron a la Fase 3.

“Tenemos actualmente en la región de América Latina algunos proyectos de transferencia de tecnología. En Brasil, México y Argentina hay procesos que son de la vacuna de AstraZeneca y también de la Sinovac. En Cuba hay desarrollos que están en la Fase 3 de los ensayos clínicos”, dijo un portavoz de la OPS a SinEmbargo vía correo electrónico.

“Los países de América Latina y El Caribe han soportado lo peor de la pandemia”, expresó la directora de la OPS, Carissa Etiene, en conferencia de prensa. “Abogamos para que se priorice esta región con la distribución de vacunas”.

De acuerdo con cifras de la OMS, hasta el corte del 21 de abril, de los tres millones de muertes causadas por la pandemia en todo el mundo, casi la mitad ocurrió en América Latina, mientras que la inmunización de la población avanza a paso lento: se han aplicado 73 millones 633 mil 163 dosis de vacunas, es decir, 11.6 por cada 100 habitantes.

En Chile, que firmó un acuerdo especial con China para recibir sus vacunas, cerca del 40.69 por ciento de la población ha recibido al menos una dosis de la inmunización, en Argentina el 12.44 por ciento, en México el 8.73 por ciento, en Bolivia el 3.31 por ciento y en el Perú el 2.26 por ciento, de acuerdo con cifras de la Fundación Avina, una organización con un contador que sigue el proceso de vacunación global y calcula el tiempo que tardarían los países en inocular a toda su población.

Siguiendo las estimaciones de Avina, y con corte hasta el 21 de abril, a Chile le restarían sólo 10 semanas para acabar de vacunar a toda su población, a Argentina 38, a México 46, a Bolivia 105 y a Perú 262, siempre y cuando sigan su ritmo actual de vacunación.

Ante este panorama, el Presidente colombiano, Iván Duque, alertó esta semana —en la XXVII Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno— que los retrasos e incumplimientos en el suministro de vacunas contra la COVID-19 ponen en riesgo a la humanidad y pidió, a nombre de los países de la región, la integración del sector público y privado para desarrollar vacunas propias.

“Sabemos que lo único que puede frenar esta pandemia es una vacuna y estamos viendo los problemas que hay en disponibilidad. La sociedad debería exigir y ser consciente que tenemos que tener una ciencia propia financiada como corresponde. Es fundamental que las entidades del Gobierno definan una política y que se mantengan con el tiempo”, expuso en entrevista vía zoom, el doctor Guillermo Docena, quien encabeza uno de los cinco proyectos de vacuna anticovid en Argentina.

SinEmbargo presenta un recuento con las principales candidatas de vacunas anticovid que desarrollan institutos y universidades, a veces en colaboración con gobiernos locales, en América Latina y El Caribe.

MÉXICO CON SEIS PROYECTOS

En el caso de México, hay seis proyectos encabezados por universidades que sortean con bajo presupuesto este arduo camino, de los cuales sólo tres podrían dar vacunas a fin de año.

Estos proyectos, que están en fase preclínica debido a los pocos recursos e infraestructura que tienen los laboratorios de las instituciones académicas del país, son: la basada en el virus de la enfermedad de Newcastle (Laboratorios Avimex, el IMSS, Cinvestav y la UNAM); de Nanoplásmidos npJS19 (IPN, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y Universidad de Baja California; por despliegue de epítopos (Instituto de Biotecnología de la UNAM); de quimera recombatiente multiepitópica (Universidad Autónoma de Querétaro; de Péptidos sintéticos (Grupo Neolpharma y el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM), y la vacuna de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Los cinco primeros proyectos han recibido un apoyo económico por parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), mientras que el de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) ha subsistido con sus propios recursos, por lo que aún les faltan millones de pesos para concluir la etapa preclínica, contaron a SinEmbargo los investigadores que encabezan tres de las cuatro candidatas a vacunas mexicanas más avanzadas: la de la UNAM, la de la UAQ y la de la UMSNH.

Estos proyectos comenzaron a desarrollarse desde el año pasado, aunque la falta de recursos ha detenido sus avances, por lo que instituciones como la Universidad Autónoma de Querétaro realizan esfuerzos a través de un “vacunatón” para concluir este 2021 su fármaco llamado QUIVAX. Las otras dos candidatas también van por buen camino: la UMSNH ya está en pláticas con un laboratorio mexicano y otro extranjero para el desarrollo de su Fase 1, mientras que uno de los dos proyectos que tiene la UNAM, el encabezado por los doctores Edda Sciutto y Juan Pedro Laclette, del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm), trabaja de la mano con los Laboratorios Alpharma.

“Nosotros hemos estado tocando puertas en Conacyt, en la Secretaría de Salud federal y la de Querétaro, pero sin resultados”, aseguró en entrevista la doctora Teresa García Gazca, Rectora de la Universidad Autónoma de Querétaro. “Todos los proyectos mexicanos son de excelente calidad y deben ser apoyados, debemos todos llegar a Fase 3 y que México tenga una vacuna excelente”.

El pasado 13 de abril, María Elena Álvarez-Buylla Roces, directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), informó durante la conferencia matutina del Presidente Andrés Manuel López Obrador que los ensayos clínicos de la vacuna “Patria”, el fármaco mexicano contra la COVID-19 impulsado por el Gobierno, comenzarán su fase de investigación en humanos, por lo que se hará una convocatoria para reclutar 100 voluntarios; de concretarse el calendario, la aprobación de uso emergencia se daría entre noviembre y diciembre de este año.

La funcionaria federal dijo que la vacuna se basa en un vector viral de la enfermedad de Newcastle “que no es dañino en humanos” y que ya se probó en animales, animales y ratones. También detalló que en el desarrollo del biológico participan, entre otros, la farmacéutica Avimex, la Secretaría de Salud, así como expertos de las universidades de Zurich, Viena y Salamanca, Viena, de la Autónoma de Nuevo León (UANL) y del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).

Álvarez-Buylla informó que hasta el momento se han invertido 135 millones de pesos y estimó que con el desarrollo de la misma se ahorrará hasta 855 por ciento en la compra de estos fármacos.

CUBA CON DOS CANDIDATAS EN FASE 3

Cuba es el único país de América que ha apostado por una vacuna propia, pues no ha adquirido dosis en el mercado internacional ni se ha sumado al Mecanismo Covax, un esfuerzo mundial en el que participa la OMS para favorecer un acceso equitativo a la inmunización para naciones de ingresos medios y bajos.

De los cinco proyectos que desarrolla, dos ya se encuentran en fase final: la “Soberana 02” y “Abdala”.

La “Soberana 02”, basada en células de mamífero y que además vincula el antígeno del virus y el toxoide tetánico para estimular la respuesta inmune, comenzó a administrarse en La Habana a 44 mil 10 voluntarios de 19 a 80 años a principios de marzo y también será usada en Irán, a donde han sido enviadas 100 mil dosis de la fórmula, informó la agencia EFE en un cable.

El proyecto “Abdala”, que desarrolla el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), recibió en marzo la aprobación del Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED) para iniciar la Fase 3 de pruebas, que se llevará a cabo en las capitales de tres provincias del oriente del país: Santiago, Guantánamo y Granma.

La agencia EFE reportó en un cable firmado desde La Habana por Lorena Cantó, que la candidata “Abdala” fue nombrada así por un poema épico del héroe independentista nacional José Martí.

El antígeno, de aplicación intramuscular, será probado en 48 mil voluntarios de 19 a 80 años, con un esquema de administración de tres dosis inoculadas con dos semanas de diferencia cada una. “Abdala” es una vacuna de subunidad basada en el sitio de unión al receptor (RBD) de la proteína S del virus.

ARGENTINA CON CINCO CANDIDATAS

Argentina, que afronta la segunda ola de COVID-19 con récord de contagios y una vacunación que avanza a un ritmo mucho menor al esperado debido a las demoras en la entrega de vacunas por parte de distintos proveedores, desarrolla cinco biológicos que están en fase preclínica.

Una de estas candidatas a vacuna anticovid la desarrollan tres grupos encabezados por los investigadores Javier Santos, del Grupo Anticovid de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Buenos Aires, y Guillermo Docena y Omar Azzaroni a través de la Universidad Nacional de La Plata y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), el principal organismo dedicado a la promoción de la ciencia y la tecnología en Argentina, dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación.

Este antígeno se basa en el uso de fragmentos de la proteína S, que se encuentra en la cubierta del virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad, y es el arma que este utiliza para invadir e infectar las células blanco, que son las del epitelio nasal y, principalmente, pulmonar, donde en contacto con distintos tipos de receptores se divide y multiplica para invadir otras células, explicaron los científicos Guillermo Docena y Omar Azzaroni en entrevista vía zoom.

Para la realización de esta vacuna, los tres grupos de investigadores se dividieron el trabajo: el encabezado por el doctor Javier Santos produce el inmunógeno, que es una parte de la proteína S que se llama RBD. El segundo lo dirige el doctor Omar Azzaroni y se encarga de diseñar la cápsula en la cual se alberga al antígeno y además tiene un rol como coadyuvante. El tercer grupo, a cargo del doctor Guillermo Docena, desarrolla la parte de inmunología, el diseño del plan de vacunación, los estudios en ratones y la respuesta inmune en ellos.

La vacuna que desarrollan la Universidad Nacional de La Plata y el Conicet en un inicio estaba planeada para que fuera una vacuna mucosal, es decir, que se aplique en mucosas, ya sea de manera intranasal o vía oral, pero debido a problemas externos esta idea no ha podido concretarse, por lo que los investigadores exploran otras vías.

“Nosotros estábamos estudiando esta vacuna justamente como mucosal para otra patología y esa es una de las ideas, el tema es que no pudimos completar el año pasado los estudios por la pandemia, cerraron todos los laboratorios en Argentina. La idea es probarla con una bacteria patógena. Estamos probando por la vía sistémica, intraperitonial, que es similar a la vía intramuscular de las vacunas que están funcionando, pero la idea es desarrollar una vacuna intranasal”.

Como ocurre en la mayoría de los países de América Latina, los científicos en Argentina han encontrado poco apoyo por parte de las autoridades para el desarrollo de sus proyectos.

“En La Plata somos dos laboratorios de la Universidad de la Plata y Conicet y el proyecto lo está financiando completamente la Universidad Nacional de La Plata. El grupo de la Universidad Nacional de Buenos Aires no tiene una financiación específica y están obteniendo fondos de la manera que pueden”, mencionó el doctor Guillermo Docena. “Apenas nos vamos a presentar a una convocatoria para proyectos que involucren vacunas en fase preclínica del Ministerio de Ciencia y Técnica de la Nación, que son subsidios mucho más grandes que los que tenemos”.

“Es importante que en el continente latinoamericano podamos desarrollar esta tecnología a escala regional para poder poner en agenda soluciones a problemas”, señaló el doctor Omar Azzaroni sobre la falta de apoyo de los gobiernos a la ciencia y tecnología.

LOS CUATRO PROYECTOS EN CHILE

Chile, que se encuentra en plena segunda ola de la pandemia, lleva a cabo uno de los procesos de vacunación contra la COVID-19 más exitosos del mundo: más de 7.8 millones de personas (más del 50 por ciento de la población) han sido inoculadas con al menos una dosis y más del 35 por ciento recibió ya las dos.

La mayor parte de las vacunas administradas son Coronavac, del laboratorio chino Sinovac, del que Chile ha recibido alrededor de 12 millones de dosis, mientras que en menor medida también se han aplicado dosis de la de Pfizer-BioNTech. El país también aprobó el uso de la vacuna del laboratorio chino Cansino y AstraZeneca.

El país sudamericano se encuentra desarrollando cuatro proyectos de candidatas a vacuna contra la COVID, uno de ellos es el encabezado por el doctor Alexis Kalergis, director del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia IMII y director del estudio de la vacuna coronavac en Chile.

En entrevista con el programa radiofónico chileno “Estación Central”, el doctor explicó algunas de las características de la vacuna, la cual está diseñada para ser utilizada desde el nacimiento.

“Nosotros trabajamos con base en una formulación de vacuna que está diseñada para ser utilizada desde el nacimiento”, dijo el doctor el pasado 15 de marzo, y adelantó que a fines de este año esperan terminar las prácticas de manufactura para escalar a estudios clínicos.

“La creación de vacunas en nuestro país nos permite generar vacunas que se ajustan a las necesidades de nuestra población, en particular por las cepas que aparecen”, agregó.

ECUADOR TRABAJA EN UNA VACUNA

Otro de los países latinoamericanos que se han sumado a la carrera por el desarrollo de una vacuna propia es Ecuador, cuya inoculación avanza a paso lento con un aumento sostenidos de contagios y muertes por COVID-19.

Científicos del Laboratorio para Investigaciones Biomédicas, BIOMED, y de la Facultad de Ciencias de la Vida (FCV) de la Escuela Superior Politécnica del Litoral, se encuentran activamente trabajando en una vacuna contra el SARS-CoV-2.

Washington B. Cárdenas, Ph.D., jefe del laboratorio y quien lidera este proyecto, señaló en un comunicado difundido por la Escuela Superior Politécnica del Litoral que para este proyecto primero se realizó la revisión bibliográfica pertinente para determinar la fórmula de una plataforma ya aceptada para otras vacunas y luego se la adaptó para el nuevo virus.

“Luego se llevó a cabo el diseño genético más viable en el contexto tecnológico y de equipamiento ecuatoriano. Ahora estamos trabajando en la adquisición de los insumos y en sintetizar la formulación genética”, refirió el académico en el comunicado difundido en mayo de 2020.

En el proyecto, que es financiado por la Corporación Ecuatoriana para el Desarrollo de la Investigación y la Academia (Cedia), también participan la decana de FCV, Julie Nieto, y Fernanda Bertuccez de la misma unidad académica y de BIOMED, así como expertos del Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (Inspi), y de la Universidad de las Fuerzas Armadas (ESPE).

PERÚ CON UN PROYECTO

El plan de vacunación en Perú, en marcha desde el 9 de febrero, avanza lento ante la escasez de dosis. La vacuna desarrollada en ese país por el grupo veterinario Farvet se encuentra en etapa inicial, pero sigue sus avances.

“Farvet sí investiga una vacuna contra la COVID propia, pero está en una fase preclínica. Es una fase muy preliminar y no hay una vacuna disponible ahora”, confirmaron a EFE portavoces del grupo científico, cuya sede está ubicada Chincha, ciudad al sur de Lima, al ser consultados sobre el estado de avance del medicamento el pasado 12 de febrero.

El pasado jueves, Perú anunció que se encuentra en el pico de la segunda ola de la pandemia del coronavirus y declaró la distribución gratuita de cubrebocas entre la población más vulnerable.

Por: Guadalupe Fuentes López

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