Opinión

México opta por autosuficiencia, pero pausa transición energética

México va en un carril más lento rumbo a la transición energética y la electromovilidad. Lo que para la séptima petrolera más contaminante del mundo, Shell Oil Company, representó una oportunidad para cumplir un fallo judicial de reducir emisiones en 2030, para Petróleos Mexicanos (Pemex), la novena más sucia, implicó la inversión que faltaba para llegar a la autosuficiencia energética y dejar de importar gasolinas en 2023, observaron analistas energéticos.

El lunes, el Consejo de Administración de Pemex autorizó comprar a Shell por 596 millones de dólares el 50.1 por ciento de su participación accionaria en la refinería de Deer Park ubicada en Houston, Texas, la capital mundial de la refinación. Aunque ya poseía el 49.99 por ciento desde 1993 durante el salinismo, no se tenía el control de su operación ni de sus ingresos.

“Esta transacción permite a Shell enfocar aún más su huella de refinación”, expuso en un comunicado la empresa que planea cerrar siete refinerías, como la de Louisiana, y en los próximos diez años reducir la producción de diésel y gasolina en un 55 por ciento.

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) propuso en su informe “Net Zero by 2050” prohibir las ventas de autos de combustión interna, diésel y gasolina para 2035, ya que prevé que para 2030 el 60 por ciento de las ventas globales de automóviles serán eléctricos.

Desde el año pasado, Shell anunció su intención de vender el 50 por ciento de sus refinerías, excepto Deer Park por tener “un valor estratégico”. Pero se llegó a un acuerdo con el Gobierno de México. “La refinería de Deer Park era un activo que no tenía contemplado vender. Dentro de su modelo de negocios, significaba una oportunidad para incrementar utilidades”, comentó el analista Arturo Carranza.

En sus resultados del tercer trimestre de 2020, la trasnacional delineó el futuro de su negocio de productos químicos y refinación. Shell planea concentrar su cartera de refinación en un conjunto más pequeño de sitios en Parques Energéticos y Químicos que ofrecerán nuevos combustibles bajos en carbono y productos químicos de alto rendimiento. Asimismo, planea aumentar su red de estaciones de carga de vehículos eléctricos de 60 mil a 500 mil para 2025.

Este miércoles, derivado de un litigio iniciado en 2018 por seis organizaciones como Amigos del Planeta y mil 700 ciudadanos, la compañía recibió la histórica orden judicial de reducir sus emisiones de carbono en un 45 por ciento hacia 2030 para alinearlo con el Acuerdo de París. La trasnacional planea reducir la “intensidad” para 2050, por lo que apelará la resolución.

“Ante este fallo, en lugar de cerrar instalaciones, Shell vendió una al Estado mexicano en un precio que, a juzgar por la venta de otras refinerías, fue relativamente alto. Entonces, quedó encantado de la vida”, dijo Víctor Ramírez, de la Plataforma México, Clima y Energía.

Ese mismo día, los accionistas de la estadounidense Chevron, la segunda petrolera más contaminante del mundo, votaron para reducir las emisiones de carbono de los combustibles que producen, en un acto de rebeldía contra la dirección de la compañía para respaldar al grupo Follow This.

Pero México vive otro contexto. Actualmente importa el 61 por ciento de las gasolinas, y seguirá importando la gasolina, diésel y turbosina producidos en la refinería texana vía marítima, principalmente por ducto a través de la costa del Golfo hacia la frontera norte, así como por vía terrestre hacia el centro del país.

Además, la empresa que carga una deuda de más de 100 mil dólares tendrá que absorber los gastos de la nómina de los trabajadores. Los empleados de Deer Park asignados a la refinería recibirán una oferta de empleo de Pemex, la cual “reconocerá a los Trabajadores Unidos del Acero [sindicato] y adoptará el Acuerdo de Negociación Colectiva”, informó Shell en comunicado.

“Dado que México es firmante del Acuerdo de París, en lugar de buscar garantizar la refinación total, debería acelerar la transición energética. No parece muy congruente la adquisición de una refinería, sino que se debería invertir en la industria de los autos eléctricos considerando que México es uno de los grandes productores de autos del mundo”, aseveró el analista energético Víctor Ramírez.

Sin embargo, los miembros del Consejo de Pemex como el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, y la Secretaria de Medio Ambiente, María Luisa Albores, aseguraron que fue una buena adquisición. Herrera detalló el jueves que la compra se hizo con recursos del Fondo Nacional de Infraestructura, que cuenta con 30 mil millones de pesos.

Horas después, la calificadora Moody’s castigó esta compra. Degradó la calificación de la refinería de Baa3 a Baa2 y dejó la nota en revisión para una posible baja porque, justificó, la recuperación completa de ganancias se extenderá después de este año. En 2020, registró pérdidas por más de 4 mil millones de pesos en 2020 y mil 400 millones de pesos en 2019.

De 2009 a la fecha, de la refinería de casi 100 años Deer Park no se han recibido utilidades significativas –sobre todo en el año de la pandemia– porque han sido reinvertidas en su modernización, mantenimiento y pago de deuda que asciende a 980 millones de dólares, lo que ha permitido un bajo porcentaje de paros incluyendo el de febrero cuando cerró las dos unidades de destilación de crudo porque falló un sello en una bomba.

Tiene una capacidad para procesar 340 mil barriles diarios: 110 mil  de gasolina, 90 mil de diésel y 25 mil de turbosina, tendencia que ha mantenido en las últimas dos décadas.

“Para la autosuficiencia nos faltaba una planta de 200 mil barriles. Teníamos dos opciones: una, reiniciar un tren de refinación en [el complejo petroquímico] Cangrejera para procesar 100 mil barriles [diarios] o adquirir Deer Park”, planteó el Presidente Andrés Manuel López Obrador esta semana. Pero se decidieron por la segunda opción porque determinaron que no alcanzarían a rescatar a la petroquímica.

El director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, justificó que la demanda de combustibles fósiles en los próximos 30 años se incrementará en la India, China y América Latina, “a pesar de los esfuerzos internacionales” para transitar hacia energías limpias debido a la “inercia en el crecimiento de las economías” a nivel mundial.

La consejera independiente de Pemex, Itzel Castillo, también reconoció que hay un proceso de transición energética a nivel mundial, pero, de acuerdo con estimaciones de la OPEP, la demanda global de petróleo seguirá creciendo de forma continua hasta el año 2045, por lo que continuará siendo un insumo fundamental para las próximas décadas.

La Agencia Internacional de Energía (AIE) aboga para que en 2040 la demanda de crudo sea del 50 por ciento del nivel de 2020, al tiempo que la composición del parque de vehículos pasaría del 20 por ciento de eléctricos en 2030 al 60 por ciento en 2040. En 2050, estima, los automóviles que circulan por todo el mundo funcionarán con electricidad o pilas de combustible.

“Armadoras de autos como General Motors tienen el compromiso de en 2035 dejar de fabricar vehículos de combustión interna, por lo que el pico de demanda no puede ir más allá de 2035”, expuso el analista energético, Víctor Ramírez.

Sin embargo, México va en otro carril. La economías emergentes, como la mexicana, transitan gradualmente a la descarbonización de sus sistemas energéticos. “Es cierto que de aquí al 2050, México todavía consumirá combustibles fósiles pero cada vez será en menor medida. Es algo gradual”, dijo el analista Arturo Carranza. “Se espera que esa transición se acelere conforme avance el tiempo, de suerte tal que es probable que la descarbonización se alcance antes del tiempo estimado”.

Esta inversión del país en fósiles, sumado a la reforma a la Ley de Hidrocarburos atorada en tribunales, forma parte del objetivo del Gobierno federal de lograr a corto plazo producir el total de combustibles que se requieren en México, como ocurría en la década de los ochenta, y para lo cual se están rehabilitando las seis refinerías del sistema nacional (van 18 mil millones de pesos invertidos); se está construyendo la refinería en Dos Bocas, Tabasco (con 12 mil mdd), y se reiniciará la reconfiguración de la refinería de Tula (con 2 mil 500 mdd).

“Como resultado de todas estas acciones, Pemex alcanzará una producción estimada de un millón 362 mil barriles diarios para abastecer el total de la demanda mexicana de gasolina, diésel, turbosina y otros petrolíferos”, previó Romero Oropeza.

En México, se estima que en los próximos 15 años la demanda de petrolíferos ronde en un millón 548 mil barriles diarios, de los cuales las gasolinas y el diésel representan el 90 por ciento, de acuerdo con datos de la Secretaría de Energía.

Ante el anuncio, el Presidente Andrés Manuel López Obrador celebró que Pemex producirá gasolinas en México para contar con autosuficiencia y garantizar que no aumente el precio de las gasolinas, del diésel y de otros derivados del petróleo.

Pero la calificadora Moody’s dijo a Forbes México que la compra será un problema de largo plazo para los consumidores mexicanos porque tendrá que pagar la inversión y mantener precios domésticos, mientras los precios de los combustibles bajan a nivel mundial.

Por Dulce Olvera