Andrés Manuel López Obrador tenía el reto de demostrar que podía tener un manejo responsable de la economía, después de que en 2006 una guerra sucia alentada con cientos de millones de pesos del sector empresarial lo intentara exhibir como un irresponsable en el manejo de la deuda, déficits fiscales, inflación y tipo de cambio. Pero el día de ayer, 15 años después, el Presidente se desquitó.
En una parte improvisada de su discurso, López Obrador presumió algunas de las variables que han sido reconocidas y que le llevaron a hablar de un manejo de la crisis con ortodoxia. Destacó que el país ha registrado varios “récords históricos” en inversión extranjera, en remesas, en reservas del Banco de México y en el alza del salario mínimo.
En el empleo formal, agregó, se están a punto de recuperar por completo los más de 1.3 millones de puestos de trabajos perdidos en 2020. Sin embargo, omitió que el Producto Interno Bruto (PIB) tuvo una contracción histórica del 8.2 por ciento el año pasado producto de la pandemia por COVID y, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), esto llevó a la creación de 3.8 millones de nuevos pobres para un total de 55.7 millones en 2020.
En el año 2006 los empresarios agrupados en el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) habían intentado vincular a López Obrador con el derroche y el uso irresponsable de las finanzas públicas. A través de una campaña mediática mostraron un México llenó de pobres, con negocios cerrados y precios elevados de los alimentos.
Dado que la Ley Electoral de ese 2006 lo permitía, el CCE lanzó spots en radio y televisión a favor del candidato panista Felipe Calderón y hostiles contra el político tabasqueño. En los mensajes participaron Jumex y Sabritas al llamar al voto con los colores o slogan de la campaña panista; se transmitieron spots que atemorizaban sobre una inestabilidad económica con leyendas como “apostar a algo distinto es retroceder”; o señalaban directamente que las propuestas del entonces abanderado del PRD endeudarían, y provocarían inflación y desempleo, por lo que el ciudadano podría perder su vivienda. “No votes por una crisis”, alarmaba uno.
Incluso en la elección de 2018, ya sin acceso a esos espacios, la cúpula empresarial difundió en redes sociales la iniciativa “Construyamos un mejor futuro” para advertir con videos de animación que “un país no se construye mágicamente” y pidió defender “juntos lo que hemos construido”.
Magnates como Germán Larrea Mota Velasco (Grupo México y Cinemex); Alberto Baillères (Grupo Bal) y Héctor Hernández Pons-Torres (Herdez) emitieron cartas a sus empleados para “concientizar el voto”.
Además, circuló el anuncio de la serie “Populismo en América Latina”. En el discurso de señalarlo como populista o comunista, la imagen del promocional mostraba a López Obrador junto con los mandatarios sudamericanos Ignacio Lula Da Silva, Hugo Chávez y Juan Domingo Perón.
Pero este 2021, a 15 años de las advertencias del CCE y a tres años de que Andrés Manuel llegó a la Presidencia, las predicciones de la mayoría de los empresarios parecen no ser tan atinadas.
Si bien la economía no ha llegado a crecer al 4 por ciento como lo prometió el Presidente, tampoco se observa una crisis en el empleo; la inflación se mantiene en la meta del Banco de México (Banxico); la deuda está controlada, y el tipo de cambio sólo se ha acercado al piso de los 23 pesos en bancos en los picos más altos de la pandemia. Además, el Gobierno espera un repunte en la economía superior al 6 por ciento anclado al comercio exterior por el nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
La economía de la llamada “Cuarta Transformación” es profundamente ortodoxa, y de eso nadie puede acusar al movimiento encabezado por López Obrador. Finanzas públicas sanas, recaudación alta y sin exenciones para los multimillonarios y grandes corporativos; austeridad en el Gobierno, pero programas sociales para clases bajas; sin deuda abierta y sin deuda oculta, como solía estilarse en las últimas pocas décadas, con operaciones financieras que permitían a los gobiernos no esconder los niveles de endeudamiento. Y sin déficit fiscal y sin engordar el aparato burocrático. Pareciera seguir recetas de instituciones internacionales, con un componente más social.
“La forma en que ha manejado las finanzas públicas este Gobierno es favorable si la comparamos con otros sexenios, esto se debe a un mayor control del gasto”, consideró en ese sentido Alfredo Bravo, profesor de la UNAM y de la Escuela Superior de Economía. Sin embargo, planteó, no es suficiente para alcanzar las metas en materia económica y eso se debe a los proyectos en los que reposa el Plan Nacional de Desarrollo: el Tren Maya, la refinería Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Lucía y Sembrando Vida.
“¿Cuántos empleos puede generar el Tren Maya, la refinería, Santa Lucía? No hay un impacto económico que alcance a revertir la situación en la que nos encontramos”.
Hervey Rivera, politólogo de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), mencionó que el comportamiento del Gobierno en materia económica es “ortodoxo”.
“En el manejo de la economía es muy ortodoxo con cánones neoliberales. El mismo FMI le puso una estrellita. En economía —no obstante, el estancamiento por la crisis de salud— las cifras ahí están y por eso las destacó por encima de la seguridad, lo cual se ve bastante complicado porque su apuesta de la Guardia Nacional ya sería el momento en que se reflejaran los resultados”, dijo.
Sobre el discurso que dio el Presidente dirigido a sus predecesores, detalló que también va dirigido “a ciertos políticos de oposición que insisten en que antes estábamos mejor, pero el Presidente está planteando que hoy estamos mejor. Es el contraste de pasado y presente. Y le sale muy bien, los enoja. Les está ganando la narrativa a sus oponentes; ya los conoce bien”.
Así van los indicadores económicos con AMLO
–Inversión extranjera: México se consolidó como uno de los 10 países del mundo y el primero de Latinoamérica que más inversión extranjera directa (IED) recibe, de acuerdo con un informe de la Unctad (la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo). Subió 5 lugares, pasando del lugar 14 en 2019 al 9 en 2020.
México desplazó en el índice a países como Brasil y Canadá al afianzarse en el top 10 por encima de Suecia y por debajo de Estados Unidos, China, Hong Kong, Singapur, India, Luxemburgo, Alemania e Irlanda. El país se ubicó sobre Brasil, Chile, Colombia y Argentina en Latinoamérica, donde la inversión se desplomó un 45 por ciento en 2020, según la Unctad.
–Remesas: México sumó entre enero y julio 28 mil 187 millones de dólares en remesas, un aumento del 23.51 por ciento respecto al mismo periodo de 2020 luego de que en el séptimo mes del año se llegara a un récord de 4 mil 540 millones de dólares. El monto de remesas entre enero y julio pasado fue superior a los 22.821 millones de dólares del mismo lapso de un año atrás, de acuerdo con el reporte mensual del Banxico.
La remesa promedio entre enero y julio fue de 371 dólares, un 9.99 por ciento mayor que en el mismo lapso de 2020 —cuando fue de 337 dólares—, y el número de operaciones pasó de 67.63 millones a 75.95 millones. La mayoría de ellas fueron por transferencia electrónica.
–Salario mínimo: Desde 2019 a la actualidad, el salario mínimo general pasó de 88.36 a 141.70 pesos diarios a partir de los incrementos definidos por el Congreso de Representantes de la Conasami, el cual fue integrado con la participación de representantes de trabajadores, patrones y Gobierno, responsable de fijar los salarios mínimos de acuerdo a la Constitución.
El objetivo para finalizar el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador es que el incremento sea de al menos 1.7 veces la Línea de Pobreza por Ingresos Urbana (LPIU). Durante junio, el valor de la LPIU fue de 111.20 pesos diarios, por lo que la meta sería de 189.04 pesos para el 2024.
–Tipo de cambio: En 2019 el dólar finalizó en 19.0455 pesos, pero en 2020 —cuando la pandemia se asentó ya en el país—, el billete verde cerró el año en 19.9087, un ligero aumento de 4.53 por ciento. Para este 2021, la Secretaría de Hacienda estima que finalizará en 20.01, pero en lo que va del año se ha mantenido en un rango de entre 19 y 22 pesos. Apenas en marzo pasado el peso mexicano cerró (20.58) como la segunda moneda con mejor desempeño frente al dólar, sólo por debajo del real brasileño.
–Inflación: Fue el indicador más positivo en el año 2019 al ubicarse en 2.89 por ciento, para 2020 subió a 3.15 por ciento, aún en el rango del Banco de México, que es de 3 por ciento +/- y lejos del 6.77 por ciento que alcanzó en diciembre de 2017. En lo que va de 2021 el aumento en los precios se ha mantenido estable, incluso el último dato del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) —primera quincena de agosto— mostró que el gas LP, uno de los energéticos más usado en los hogares mexicanos, fue el principal contribuyente para que la inflación se redujera un 0.02 por ciento.
–El PIB: Es uno de los indicadores económicos con el peor desempeño en el actual sexenio, con cifras negativas en 2019 y 2020, de acuerdo con datos de la SHCP. En 2019, previo a la pandemia, la economía mexicana terminó el año con una contracción de 0.1 por ciento, lo que preocupó al Gobierno federal pues complicaba su meta de terminar el sexenio en 4 por ciento. Para 2020 la pandemia se asentó por completo en México, y en el mundo, y se registró una crisis a nivel internacional que provocó el cierre de negocios y pérdida de empleos. El Inegi reportó una contracción de -8.5 por ciento en el PIB, el cual alcanzó un nivel similar al del primer trimestre de 2016.
La Secretaría de Hacienda prevé este año un mejor panorama para la economía mexicana gracias a la implementación del Plan Nacional de Vacunación y de la reactivación económica. La dependencia, a cargo de Rogelio Ramírez de la O, estima un rebote de 6 por ciento.
–Petróleo: El avance del coronavirus provocó un desplome en los precios del petróleo no visto en los últimos 20 años. En el año 2019, previo a la pandemia, la mezcla mexicana se ubicó en 56.05 pesos por barril. El Paquete Económico 2020 proyectó un precio del petróleo de 49 dólares por barril, pero cayó 52.55 por ciento desde diciembre de 2019, cuando empezó el brote, y llegó a estar cerca de los 20 dólares. En julio pasado, la Secretaría de Hacienda modificó el precio promedio anual de la mezcla mexicana de petróleo de 42.1 a 58.8 dólares por barril, mientras que la plataforma de producción la pasó de mil 857 a mil 794 miles de barriles diarios.