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Parte de la población mundial es consciente de que el mundo puede ser destruido por misiles nucleares, mientras es ajena a los peligros que representan los millones de asteroides que vagan por el espacio y que pudieran impactar el planeta con resultados catastróficos. De hecho, existen muchos más asteroides que misiles y pocos recursos para impedir que alguno de los 4 mil que orbitan cerca de la Tierra choque contra ella.

La NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio), organización civil estadounidense, es de las pocas entidades que, con seriedad, constancia y relativa eficiencia se ocupa de la seguridad del planeta y que cuenta con los recursos económicos, científicos y tecnológicos para realizarlas. Una evidencia de los avances logrados en la seguridad planetaria se obtuvo el pasado 27 de septiembre cuando, como parte del primer ensayo de defensa del globo terráqueo, un proyectil lanzado desde la Tierra impactó a un meteorito doble y alteró su órbita. Se trata de la sonda DART (Prueba de Redirección de Asteroides Dobles) que impactó al asteroide Dimorfo y consiguió desviarlo.

El ensayo sirvió para probar recursos defensivos que pueden constituir un escudo protector de la Tierra frente a objetos que puedan impactar y también de alguna acción hostil desde el espacio exterior. DART es una pequeña sonda del tamaño de un refrigerador, lanzada en el 2021 y orientada para colisionar con Dimorfo, 10 millones de veces mayor que ella, al que impactó a unos 11 millones de kilómetros de la Tierra a una velocidad de 22 mil km/h. La sonda no tenía capacidad para destruir el asteroide ni ese era el propósito, que consistía en desviarlo y cambiar su rumbo, lo cual se logró. Mientras DART hacía su trabajo, un satélite de la agencia espacial italiana filmó los momentos previos a la colisión y el choque fue observado y grabado por los telescopios Hubble y Webb.

En la Tierra existen evidencias del impacto de meteoritos cuyas consecuencias catastróficas no se dramatizan por haber ocurrido en épocas pretéritas, incluso antes de la población de la Tierra, entre los que se destaca el ocurrido hace 65 millones de años cerca del actual México que dio lugar a una explosión equivalente a decenas de bombas termonucleares juntas.

Si un meteorito así golpeara nuestro mundo, causaría una catástrofe similar a la que liquidó a los dinosaurios hace 65 millones de años. Debido al actual poblamiento de la Tierra, con más de siete mil millones de habitantes, en cualquier punto que impacte liquidará a cientos de millones de personas. De ahí la importancia del ensayo realizado.

Más recientemente, en 1908 en la región siberiana de Tunguska, en Rusia, ocurrió una mega explosión provocada por el impacto de un meteorito de unos 80 metros de diámetro. El estallido dañó un área estimada en 2 mil km2, afectando a personas y animales a 400 km. A esa distancia descarriló un tren.

Obviamente, los observatorios carecen de posibilidades para vigilar todos los asteroides por lo cual se concentran en los más cercanos a la Tierra, lo cual hacen con los recursos del momento. Uno de los más observados fue Apophis que, cuando aún no existían recursos para enfrentarlo, se consideró excepcionalmente peligroso.

Descubierto en 2004 por científicos del Observatorio Nacional de Arizona, algunos estudios indicaban un 2.7 por ciento de probabilidades de que en el 2029 colisionara con la Tierra, lo cual fue corregido y estimado para el 2037 con un rango de una entre 12.3 millones de posibilidades. En el 2086 volverá a acercarse a la Tierra. No es la actividad económica humana lo que puede destruir el planeta o hacer peligrar la vida, son los políticos que como hacen ahora en Europa libran una guerra en la cual todos los protagonistas: OTAN, Rusia, Estados Unidos y Ucrania se han equivocado.

Ninguno tiene razón, ninguno tiene una fórmula ganadora y todos pierden más de lo que ganan. De seguir el curso actual, el empleo de armas atómicas parece inevitable y entonces los debates ecológicos y climáticos serán ociosos y los esfuerzos de la NASA y las agencias espaciales y observatorios de Rusia, Europa, China y otros países que se esfuerzan por la seguridad del planeta, carecerán de todo sentido. ¡Viva la paz!

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