En días pasados se dio a conocer una escandalosa noticia: El alcalde de Mérida gasta 439 millones de pesos en publicidad. Aunque el Ayuntamiento de Mérida trató de silenciar la noticia y hacerla “desaparecer” entre el cúmulo de información cotidiana, la realidad es que el tema no sólo permeó, sino que indignó a cientos de miles de meridanos, que se enteraron en palabras del senador que el Ayuntamiento de Mérida prefiere invertir millones en publicidad que en salud o infraestructura.
Y tal y como se advertía en las redes sociales, hoy vemos a nuestra ciudad capital y municipios cercanos inundados de la publicidad del informe del Alcalde. Publicidad que, en sus pretensiones de ser auténtica y diferente, no sólo es invasiva, sino que es francamente mala, más parecida a una mega campaña publicitaria de un detergente o un lavatrastes, que la publicidad del Alcalde de la ciudad más importante del Sureste mexicano.
Renán Barrera no sólo ofende a los meridanos con este desproporcionado gasto, mire usted, lo que derrocha el Ayuntamiento en publicidad es más de la mitad, de hecho, equivale al 64 por ciento de lo que se gasta en obra pública ¿Puede creerlo? ¡Más de la mitad de lo que invertimos en bacheo, señalización, iluminación, etc., se gasta en la promoción personal del alcalde!
La publicidad desplegada además de mala es egoísta y unilateral, lo que vemos en todos los espectaculares, traseros de camiones, lonas, banderolas, volantes, espacios en periódicos y revistas, spots de tele, spots de radio, utilitarios y anuncios pagados en redes sociales, son piezas que promocionan estos “logros” como actos de un único hombre, como si todo el Ayuntamiento fuera una extensión de Renán Barrera ¿Dónde está el reconocimiento a todos los servidores públicos que forman parte de su administración, desde las personas que limpian los parques y las calles, las personas que nos atienden en las ventanillas, los elementos de seguridad, hasta los altos funcionarios? No, ellos no existen ni valen, todo es una promoción abierta y descarada de la imagen del alcalde.
¿Pero sabe qué es lo más indignante de todo este asunto? Cada publicidad que vea en la calle, cada espectacular o spot que vea o escuche, lo está pagando usted, es decir, el alcalde está haciendo promoción de sus aspiraciones políticas con su dinero en lugar de utilizarlo para que sus calles estén en mejor estado, mejor iluminadas o con menos baches, más limpias, con mejores servicios, con mejores instalaciones deportivas o de salud, con mejor internet en las áreas públicas o mercados más limpios y bonitos, por solo mencionar algunas ideas.
Así que ya lo sabe, cada vez que vea en la calle un anuncio de Renán Barrera (y créame, verá muchísimos durante el día) puede sentirse orgulloso, pues usted es parte del equipo de financiamiento del Alcalde meridano para sus pretensiones personales.