Quintana Roo

Fiestas en los camposantos

Por Yolanda Gutiérrez

Buena afluencia en los cementerios de Cancún el primero de noviembre, día de Todos los Santos, cuando muchas familias acudieron a visitar las tumbas de sus seres queridos con objeto de limpiarlas, engalanarlas y dejarlas lo más vistosas posible de cara al viernes 2, día de los Fieles Difuntos.

En Los Olivos, como cada año, decenas de familias se dieron cita el primero de noviembre con objeto de acompañar a sus seres queridos, rezar ante el lugar donde reposan sus restos, adornar las bóvedas con flores, depositar ofrendas en forma de alimentos y bebidas e incluso llevarles las melodías que en vida más les agradaban.

La mayoría de los visitantes se aprestaban a dar una ‘manita de gato’ a las últimas moradas de sus seres queridos y llegaron llevando consigo cubetas, botes de pintura, brochas, cepillos, escobas y otros útiles necesarios para imprimir un aspecto más decoroso a lápidas y criptas.

No obstante, se estima que este viernes los panteones de la ciudad registren incluso una mayor afluencia a la detectada ayer, aunque según la administradora del recinto, Nelly Pech Fernández, se calculaba que el primero de noviembre visitarían el cementerio alrededor de 10 mil personas, cifra que se espera sea similar a la de este viernes, ya que nadie quiere faltar a la tradición de acompañar a sus seres queridos en tan señalada fecha.

Se implementó un dispositivo policial tanto en las inmediaciones como en el interior de los panteones; los uniformados vigilaban el área, a fin de evitar la introducción de bebidas alcohólicas, salvo las que se depositan como ofrendas (sic) y también para que nadie se “pase de vivo”.

Del mismo modo, elementos de Protección Civil se encontraban al pendiente, dispuestos a atender de manera inmediata cualquier imprevisto que pudiera presentarse.

Tras llevar a cabo un recorrido por los panteones de la ciudad, pudo constatarse que el más frecuentado el día de recordar a los “muertos chiquitos” fue Los Olivos, en la Región 99, cuyas inmediaciones más parecían una feria o tianguis, debido al gran número de vendedores de flores y venteros ambulantes que ofrecían a la concurrencia prácticamente de todo.

Aguas frescas, raspados, tamales, saborines, churros, papas fritas, tepache, marquesitas, buñuelos, cerveza de raíz, sangría, limonada, pozol bien frío, dulces, refrescos, frituras caseras, brochetas de camarón, tacos y tortas de cochinita y guisados varios, horchatas, hamburguesas y hot dogs eran solamente unas de tantas delicias que se ofrecían a los visitantes.

Además en algunas viviendas particulares ubicadas frente al panteón, amas de casa sentadas a la sombra rentaban los baños de sus casas a cinco pesos, lo que sin duda alguna alivió las perentorias necesidades de más de unos cuantos, debido a que en el panteón municipal los baños públicos quedan pequeños ante la gran afluencia de visitantes.

Mariachis, tríos y duetos esperaban con anhelo el momento en que fueran requeridos sus servicios, mientras otros músicos recorrían el panteón y preguntaban a los deudos si gustaban de ofrecer algunas canciones a sus seres queridos.

Tampoco faltaron quienes, con la sola compañía de su guitarrón o guitarra, caminaban entre las estrechas calles con la esperanza de que fueran solicitados sus servicios.

“Aunque hoy es el día de los muertos niños, también ha venido mucha gente a visitar las tumbas de parientes fallecidos en edad adulta y algunas personas ya nos han pedido que toquemos las canciones favoritas del difunto, pero suponemos que para mañana (por hoy), que es cuando se celebra el Día de Muertos (grandes), la demanda sea mucho mayor porque aunque mucha gente trabaja, llegará una vez se desocupe, probablemente en la tarde que es cuando el panteón se llena de gente”, expresó Carlos Gallegos, quien junto con su compañero se encontraban sentados al filo de una lápida mientras afinaban sus guitarras.

En el panteón particular Jardines de Paz el ambiente era de lo más tranquilo y agradable. Allí, muchos de los enterramientos están adornados con ramos de coloridas flores y los deudos tienen la opción de acomodarse en las sillas que la administración ofrece; aunque también se cuenta con toldos, el jueves ninguna familia los había solicitado, pese a que se estima que para hoy hagan uso de los mismos, al contemplarse una mayor presencia de visitantes.

En las afueras del panteón privado casi no hay venteros ambulantes y solamente se encontraron tres puestos de venta de flores; en la reja de acceso se instaló una manta en la que se especifica que monseñor Pedro Pablo Elizondo oficiará a las 10 de la mañana la misa de difuntos.

En tanto que en Los Álamos, sobre la avenida López Portillo, eran pocas las personas que acompañaban a sus seres queridos y apenas dos o tres puestos de flores se instalaron en la banqueta.

Se contaron alrededor de diez personas en el cementerio, algunas de las cuales se aprestaban a dar una mano de pintura a las bóvedas, bastante deterioradas por las inclemencias del tiempo. También se observó que el recinto presenta un aspecto sucio y descuidado, con montones de basura por todas partes y muchas tumbas sin tapa, algunas incluso con restos de occisos. Para colmo, permanecería abierto hasta las 5 de la tarde por lo que quien llegue después de esa hora tendría que esperar al 2 de noviembre para visitar a sus parientes.