De la Redacción
TULUM, 24 de noviembre.- Autoridades van y vienen sin que regulen la contaminación auditiva de los bares y centros nocturnos que deben mantener sus instalaciones herméticas, lo que sigue afectando a los hoteles del centro, indican los quejosos.
De nueva cuenta los empresarios hoteleros establecidos sobre la avenida Tulum levantan la voz para denunciar las afectaciones que sufren como consecuencia del bullicio ocasionado por los bares y centros nocturnos que se encuentran al aire libre.
Dos de éstos se hallan sobre la avenida Tulum, en segundo nivel, y como consecuencia de ello están a la intemperie, por lo que a altas horas de la noche sólo se escucha la bulla que proviene de esos sitios, sin que permitan a los huéspedes de los hoteles conciliar el sueño.
El quejoso, que menciona es un añejo problema, indica que administraciones van y vienen y no logran las autoridades de ecología poder meter orden a pesar de que es un grave problema la contaminación auditiva en ese sitio, indicó.
Desafortunadamente a sabiendas del problema que viene afectando a terceros siguen autorizando permisos, pues esos lugares que se hallan en construcciones de material de la región, es difícil poder dejar hermético el lugar y evitar que la música se propague.
Dijo que la autoridad debe ser exigente en ese aspecto a fin de cuidar que no se afecte a los turistas que se hospedan en los hoteles del lugar y que en algunos casos, tras el problema, optan por cancelar su estancia luego de una desagradable noche.
En este aspecto arremeten en contra de un bar ubicado en el cruce de la calle Beta con avenida Tulum, por ello piden a las autoridades que trabajen en este tema que viene a afectar al sector hotelero del lugar, antes que los índices de ocupación alcancen niveles altos como preámbulo de la temporada alta.
Invitan a las autoridades a recorrer la avenida por las madrugadas y de esa manera puedan palpar la problemática que sin duda igual afecta a la gente local que radica cerca a estos sitios, pero que se tienen que acostumbrar a la contaminación auditiva, al no haber autoridad que proceda para regularla.