Por Gerardo Reynoso
Ninguna de las ocho propuestas recibidas para solucionar el problema de sargazo en las playas de la entidad cumple con los requisitos para ser implementada, aseguró el titular del Consejo Quintanarroense de Ciencia y Tecnología (Coqcyt), Víctor Alcérreca Sánchez, quien señaló que de los proyectos presentados, cinco se completaron en línea y tres de estos quedaron descalificados.
Añadió que las otras cinco no contaron un estudio de pertinencia para ver si concordaban con lo solicitado, por lo que ninguno llegó a la última etapa, que es de carácter técnico.
La convocatoria fue por hasta 6 millones de pesos; sin embargo, hubo otra dentro del Fondo Sectorial de Turismo, pero se desconoce si algún proyecto fue aprobado.
Igualmente, Alcérreca Sánchez garantizó que los recursos para ciencia y tecnología no disminuirán en términos reales con la siguiente administración federal.
Cabe señalar que el sargazo llegó no sólo a Cancún, sino a 41 playas en siete municipios de Quintana Roo. Al 15 de agosto pasado, se habían retirado casi 135 mil metros cúbicos de sargazo de la zona, e iniciado la primera fase de instalación de vallas de contención y deflexión, con un costo superior a 80 millones de pesos.
Pero el problema no termina en la recolección del sargazo en las playas; las autoridades del estado prevén la creación de un fideicomiso de 610 millones de pesos para el manejo integral de la zona costera el próximo año. “El fideicomiso tendría la apertura para recibir recursos de los tres niveles de gobierno y otros provenientes de pagos de derechos e impuestos. Tendría también la facultad de recibir donativos de la cooperación internacional, ya fuera de agencias bilaterales o multilaterales, y del sector privado. La idea es sumar y atender las necesidades de manejo integral de la zona costera”, dijo Alfredo Arellano, secretario de Ecología y Medio Ambiente de Quintana Roo.
El sargazo es un alga color marrón que pertenece a un género que crece rápidamente, a grado tal que puede duplicar su volumen en un lapso de 18 días. Surge en el océano Atlántico, en la zona entre Brasil y Africa, flota en las corrientes marinas durante su ciclo de vida y, cuando es arrastrada a la playa, termina descomponiéndose rezagada en la arena, que invade con su presencia y mal olor.
Para algunos, este fenómeno es un desastre ambiental; sin embargo, el sargazo que se queda en la corriente permite albergar organismos marinos y suele ser parte de un ecosistema equilibrado, aunque desde 2014 se había apreciado en México una llegada en cantidades no habituales.
“Antes, las corrientes de aire de los hemisferios norte y sur no se tocaban, pero, en 2016, hubo una alerta sobre un cambio de masas de aire en el Ecuador. Eso, sumado a una mayor concentración de fosfato en el agua, que se vierte en el mar desde el Amazonas, y a la arena del desierto del Sahara, hace que las algas se desplacen de manera atípica y en mayor volumen”, explicó Cuauhtémoc León, doctor en Medio Ambiente por la UNAM.
La Secretaría de Medio Ambiente de Quintana Roo estima que la remoción del sargazo y el mantenimiento de las vallas (que lo contienen y desvían para que no llegue a las playas) pueden costar 60 millones de pesos cada año.