Por Yolanda Gutiérrez
En estado de total olvido el fraccionamiento In House, Supermanzana 260, donde las alrededor de cien familias que compraron (y aún pagan) sus viviendas habitan junto a un promedio de otras 50 que invadieron casas abandonadas hace años; aun así, muchas construcciones permanecen en obra negra y los vecinos se enfrentan a menudo con nuevos intentos de invasión, que ellos mismos se encargan de frustrar.
Y pese a que fueron beneficiados con la sustitución del pobre alumbrado público por lámparas LED, la entrada del fraccionamiento se encuentra a oscuras, al igual que la primera calle donde, por estar todas las viviendas abandonadas, no se cambiaron las luminarias.
Si las familias tiene agua potable es porque compraron sus propias bombas para extraer agua de los pozos y naturalmente carecen de drenaje: pese a que la infraestructura existe, al no estar municipalizado el fraccionamiento, Aguakan no entró a conectar las tomas a la red general, lo que implica que los vecinos tengan que pagar periódicamente pipas para extraer las aguas negras de las fosas sépticas.
Si tienen luz en sus hogares es porque llegaron a acuerdos con la CFE, que antes de instalar los medidores y hacer los contratos individuales se ocupó de cobrarles la energía que habían consumido de manera irregular, colgándose al tendido.
Según mencionan algunas vecinas que se concentraron al detectar la presencia del equipo de POR ESTO! de Quintana Roo, quienes en promedio adquirieron sus viviendas en el 2009, la empresa inmobiliaria In House, misma que construyó el fraccionamiento, se declaró en quiebra en el año 2011 y desde entonces ninguno de sus representantes les ha dado la cara ni proporcionado explicación alguna acerca de por qué el fraccionamiento quedó a medio construir, ya que, además de la primera calle, en la parte del fondo son decenas las casas en obra negra que nunca fueron terminadas.
Las vecinas llegaron presurosas porque, según mencionaron, apenas una hora antes varias personas se presentaron con la intención de invadir una de las viviendas, pero la pronta respuesta de los residentes logró que desistieran en sus intentos.
Lo que no pudieron evitar fue que, con todo y alumbrado público de primera, amigos de lo ajeno se metieran alrededor de las 06:30 horas en una vivienda y se llevasen dos pantallas planas, además de que intentaron arrancar unos tinacos de su base para llevárselos, pero al salir los vecinos los dejaron tirados y emprendieron graciosa huida.
“Todos pagamos Infonavit o Fovissste y nos sentimos defraudados por la constructora, que nunca dio la cara tras declararse en quiebra y olvidados por el municipio, que parece que para ellos no existimos, aunque bien que nos cobran el predial; van tres trienios que recurrimos al ayuntamiento y no solucionan nada, es una locura”, expresó una de las afectadas.
Las vecinas agregaron que en varias ocasiones, la última el viernes, algunas personas han llegado con intenciones de invadir las viviendas en obra negra pero los mismos residentes lo impiden.
“La constructora se declaró en quiebra desde el 2011, esa fue la excusa que se puso para no concluirse al cien por ciento el fraccionamiento y ahora somos nosotros los que pagamos las consecuencias porque como In House nunca lo entregó al ayuntamiento, no está municipalizado y por lo tanto no contamos con los servicios básicos, aunque eso sí, los funcionarios bien que nos cobran el impuesto predial”, expresó la señora Zoraida García, una de las afectadas.
Otra de las vecinas comentó que pese a que les sustituyeron las lámparas viejas por luces LED, esto no inhibe a los delincuentes, especialmente a la entrada del fraccionamiento, que permanece en penumbras porque algunas de las nuevas luminarias ya no prenden, sin contar con la primera calle, completamente a oscuras.
“Esto da pie a la delincuencia, ha habido asaltos, robos a las casas, son muchos los riesgos que corren los niños cuando regresan de la escuela, así como quienes regresan tarde de trabajar, tengan o no vehículo propio; aquí no entra el transporte público y desde el paradero tenemos que caminar más de un kilómetro sólo para entrar al fraccionamiento, donde también corremos riesgos debido a que el acceso está en penumbras”.