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Por Miguel Ángel Fernández

CHETUMAL, 4 de enero.- La tradicional Rosca de Reyes está a la venta en diferentes panaderías y supermercados de la ciudad, las cuales varían de precio según el tamaño e ingredientes.

Una de las tradiciones más arraigadas de la sociedad chetumaleña es la de partir la Rosca de Reyes cada 6 de enero, fecha cuando las familias mexicanas se reúnen alrededor de este singular pan dulce, para compartirlo y disfrutarlo acompañado de una taza de chocolate caliente.

Por ello, los diversos supermercados, así como algunas panaderías, han iniciado la producción y venta de este pan dulce con anticipación.

Incluso, por el momento exhiben roscas de buen tamaño al módico precio de 64 pesos, lo cual resulta atractivo para las familias, tomando en cuenta que aún se encuentran “gastadas” por las fiestas navideñas y de fin de año.

No obstante, existen diversos precios dependiendo de la calidad del producto, además de los ingredientes, pues es común la venta de estas roscas rellenas de jamón y queso o con queso crema.

Una rosca artesanal hecha en las panaderías locales con la mejor calidad, cuesta entre 100 y 200 pesos, mientras que la más grande entre 260 y 350 pesos.

En cambio, si una persona desea este tradicional platillo con diversos rellenos, podrán alcanzar precios que van desde los 160 hasta los 600 pesos, dependiendo del tamaño y tipo de productos que llevará la rosca.

Como se recordará, la rosca de reyes es elaborada con harina de trigo, levadura, huevos, azúcar, sal y mantequilla, se adorna con frutas cristalizadas como higo, acitrón, azúcar y en la masa se introducen figuras del niño Jesús, que pueden ir desde uno hasta seis, dependiendo del tamaño de la rosca.

Además, el día 2 de febrero, que es el día de la Candelaria, las personas que saquen el “muñequito” deberán realizar una merienda a base de tamales y atoles.

Cabe mencionar que, si bien, la rosca de reyes tiene sus orígenes en Europa, particularmente en España, esta tradición se ha convertido en parte de la cultura mexicana, la cual se adoptó desde el siglo XVIII con rasgos de religiosidad popular y derivó en un verdadero arte culinario.

Y es que todo lo que tiene que ver con panadería y repostería llegó directamente de Europa y en México la tradición de poner una semilla se cambió por una imagen de porcelana del niño Jesús.

La imagen del niño Jesús es para recordar según la Iglesia Católica, que el niño se había ocultado a los ojos de Herodes y sólo podía encontrarlo quien tuviera fe.

Cuestiones económicas hicieron que la costumbre de los niños de porcelana cambiara por la de niños Dios de plástico y, actualmente, sólo algunas pastelerías continúan utilizando niños de porcelana.

Antiguamente la tradición en México era que quien encontrara la figura se convertía en el centro de la fiesta, se le ponía una corona hecha de cartón y cubierta de papel dorado y se le daba el nombramiento de “padrino del Niño Jesús”.

El afortunado tenía que vestir con ropas nuevas la imagen del niño Dios que estaba en el nacimiento y presentarlo en la iglesia el 2 de febrero, para después hacer una fiesta con tamales y atole.

Sin embargo, aquí en Chetumal, lo que se ha establecido como obligación es que quien saque la figura invita los tamales el Día de la Candelaria, que es el término de la cuarentena de la Virgen María y, por consiguiente, el fin de las celebraciones navideñas, cuando se levantan los nacimientos.

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