Por Yolanda Gutiérrez
Aunque los camiones de SEA llevan a un costado la leyenda “Llega a tu destino”, la realidad es que no todas las unidades lo hacen, en virtud que muchas concluyen su ruta a la altura de Plaza Kukulcán, lo que obliga a quienes tienen que desplazarse más adelante a pagar otros 12 pesos, con el consiguiente menoscabo a sus bolsillos.
Las primeras unidades de SEA, que aglutina a las concesionarias Turicun, Autocar y Maya Caribe, entraron en operaciones para cubrir la Ruta 1, desde la zona hotelera hasta La Rehoyada y alrededor de una semana después empezaron a introducirse en algunos recorridos de la Ruta 2, desapareciendo paulatinamente camiones de los antiguos y siendo sustituidos por los nuevos de SEA, pese a que no tienen hasta la fecha permiso alguno del municipio, lo que no importó a los directivos de las concesionarias, acostumbrados a hacer su voluntad bajo cualquier circunstancia, aunque esto implique afectar a la población en general.
Y es que las empresas de transporte urbano han demostrado en reiteradas ocasiones que no están para beneficiar a los usuarios sino para dar el servicio como mejor acomode a sus intereses, y la prueba está en que, pese a que la “ruta express” que implementaron carece de autorización del Ayuntamiento para operar, muchas de las unidades llegan solamente hasta plaza Kukulcán, ante el disgusto de los usuarios y, en especial, de los trabajadores, que no pueden permitirse el lujo de esperar en sus colonias hasta que aparezca un camión que llegue hasta el final de la ruta, esto es, el Westing Regina.
Esto, ante la complacencia del municipio, que no ha hecho nada para impedirlo sino que, por el contrario, permite a SEA operar como mejor le convenga, pese a que el director de Transporte, Eleazar Martínez, dejó bien en claro que la “ruta express” carece de autorización.
Tampoco tienen placas las unidades de SEA, salvo una que otra, desconociéndose de qué manera pudieron adjudicarse dichas placas, en virtud que no hay permiso del Ayuntamiento para que trabajen los camiones que aglutinan a las tres concesionarias.
Y, a pesar de que los camiones de SEA no cuentan con el obsoleto sistema de sensores, sino que en sustitución llevan cámaras de vigilancia, la empresa persiste en cobrar 12 pesos parejo a los usuarios, lleguen o no lleguen hasta el final de la zona hotelera, lo que muchos consideran una arbitrariedad.
Antes, el argumento era que el sensor detectaba a quien subía pero no tenía la capacidad de distinguir entre los pasajeros que descendían en la ciudad y los que culminaban su trayecto en la zona hotelera, mientras que ahora, con la desaparición del sensor, esta excusa no es válida.