Por Luis Enrique Cauich
KANTUNILKIN, LAZARO CARDENAS, 17 de noviembre.- La feria tradicional de Kantunilkín está por comenzar, sin duda es una de las más representativas de la zona y está dedicada a la virgen de la Inmaculada Concepción, es una mezcla de cultura religiosa y tradiciones propias de la comunidad descendiente de los mayas, y como tal, existe un símbolo que pasa casi desapercibido o bien muchos no saben del porqué está presente.
Se trata del árbol de ceiba, un árbol considerado mágico por nuestros ancestros mayas, que se pensaba que eran tan grandes, que sus ramas sostenían el cielo y sus raíces que se encontraban bajo tierra eran tan profundas que hasta podían llegar sin problemas al Xibalbá, donde se encontraba el mundo de los ya sin vida.
Este sitio a donde no podía entrarse tan fácilmente, era atravesado por el árbol y como si esto fuera poco, también tenían las ramas tan largas y fuertes que podían sostener el cielo, por eso es que se le tenía mucho respeto a la ceiba dentro de la cultura maya en general.
Hay muchas historias y leyendas que rodean este emblemático árbol sagrado, que cada 30 de noviembre se siembra en el coso taurino de Kantunilkín y permanece ahí durante los 12 días que dura la feria tradicional en honor a la virgen de la Inmaculada Concepción, es decir, este rito se realizará dentro de aproximadamente 12 días para dar paso al inicio de las fiestas patronales.
En Kantunilkín, el rezandero maya Fidel Baas Chuc cuenta una de tantas leyendas que han transcurrido de generación en generación y comienza recordando que esta historia se la contó su abuelito don Pedro Chuc de 108 años y vivió en Hunucmá, Yucatán.
Resulta que hace muchos años un joven se casó y vivía feliz con su esposa, pero más tarde viviría una historia de infidelidad, que de acuerdo a las leyes mayas esto estaba penado con la muerte.
En el pequeño pueblo de Yucatán había un pozo, una caverna y unas matas de limonaria, que también es símbolo maya que para este diciembre también da sus flores y todo van relacionados con las leyendas de la Xtabay.
Detrás del pozo había un camino milpero donde diario pasaban los campesinos, en ese pozo, diario iba una mujer virgen a buscar agua y fue donde conoció a aquel joven que recién se había casado y se enamoró de él, pero se trataba de un amor prohibido.
La mujer buscaba como hacer amistad con él, y al notar que el joven retornaba de su milpa cuando ya se ocultaba el sol, ella esperaba ir al último a buscar su agua, y procuraba platicar con él con intenciones de conquistarlo.
Y pasó lo que tenía que pasar, la guapa mujer lo fue conquistando hasta que sostuvieron intimidad cobijados por la noche, pero tiempo después en el pueblo comenzaron los cuchicheos, los rumores de las señoras, que juzgaban a la joven al notar que subía de peso de forma extraña, hasta que muchos señalaron que se trataba de un embarazo.
Para su mala suerte la joven era hija del comandante maya del pueblo, por lo que al enterarse la madre de los falsos testimonios pidió a su esposo castigar a la gente de la comunidad para desmentirlo, por lo que se convocó a una asamblea.
Tocaron la campana y se aglutinó la gente, entonces el general del consejo supremo maya preguntó quién levantaba falsos testimonios contra su hija, hasta que una mujer se levantó y dijo ser partera y comadrona, y dejó saber cómo se desarrolla el cuerpo de una embarazada, por lo que mandó a buscar a su hija para que aclarara la situación, no quedando remedio que aceptar que sí esperaba un hijo.
La chica reveló el nombre del papá de la criatura que esperaba y la multitud fue por aquel joven campesino para matarlo, ya que la infidelidad se pagaba con la muerte, pero la joven mujer no quiso, aceptando la culpa de haberlo seducido, lo que ocasionó que su padre la sentenciara a muerte y fue colgada en medio del pueblo.
Después de ahorcarla, resulta que la sepultaron embrocada detrás del cementerio con maderas en los oídos, considerándola endemoniada, mientras sus hermanos lloraban, y quienes al llevarle lirios días después notaron que no había nadie en la tumba, por lo que de nuevo se tocó la campana, para ver qué había pasado.
Al llegar no estaba el cuerpo sólo en la tumba estaba un arbolito de ceiba, por lo que convocaron a una ceremonia para castigar de nuevo a la muchacha porque su espíritu estaba en el árbol, sin embargo, una sombra que se fue hacia una caverna los hizo seguir hasta ese lugar.
De donde al ver la gente salió una mujer vestida de blanco que al final fue conocida como la Xtabay, y al seguirla a la tumba de aquella joven mujer ahorcada la mestiza desapareció y el árbol de ceiba había ya crecido, por lo que decidieron cortar la ceiba, por eso se dice que la ceiba está barrigona porque es la mujer que murió embarazada.
La ceiba fue cortada y sembrada en medio del pueblo y para escarmentarla se le daba chicotazos en el tronco, lo que ahora son los azotes que recibe de los lazos de los vaqueros antes de ser amarrada para cortarla.
Al notar que no sufría daños, decidieron soltar un toro negro, que para las creencias de los mayas significaba el hijo del diablo por lo enigmático que era, pero este toro en lugar de embestir y destrozar el árbol de ceibo lo respetaba y enfurecido, atacaba a los habitantes.
Desde ese entonces al árbol de ceiba se le da sus latigazos, se le rocía con el kaasaah, para quitarle esa bravura que ocasiona en los toros y como castigo se le siembra en medio del ruedo en cada fiesta tradicional.
Por tener poderes, ahora se le pide la protección, que dé su protección ahí en el ruedo, tanto para los vaqueros como para los habitantes que acuden a presenciar la corrida y, sobre todo, para los organizadores de corridas.
Por ello, entre las tradiciones se hace el loh del ruedo, se entierra dinero, como un pago a esa protección que se le pide y, sobre todo, que no haya incidentes y que los organizadores puedan multiplicar sus ganancias.
Hay gente que no cree en esta tradición y llegan a criticar la cultura del pueblo, pero digan lo que digan esta cultura es preciosa, y por ello hay mucha gente que hace su promesa e ir a cargar este pesado árbol, que se corta en alguna casa del pueblo y se lleva hasta el coso taurino.
Cuando no se hace con devoción suficiente la feria del pueblo o se pierde el sentido, las hojas del ceibo se caen y con ello puede sufrirse un trágico accidente dentro del ruedo o habrá muchas muertes dentro del poblado, señala el rezandero, al finalizar su relato.
Para las fiestas patronales, algún habitante o diputado de corrida de toros, ofrece un joven y fuerte árbol de ceiba, el cual se corta en su predio por autoridades, diputados y vaqueros, siguiendo un rito y luego de haber sido derribado, se carga por las principales calles de Kantunilkín.
El recorrido incluye la presentación del ceibo frente la iglesia de la Inmaculada Concepción, para luego seguir su recorrido hasta la plaza de toros en la expo feria, donde finalmente se siembra en medio del ruedo y finalmente se da paso al basha wakash.