Quintana Roo

Variantes locales del Hanal Pixán

Por Justino Xiu Chan

 

Reportaje

 

FELIPE CARRILLO PUERTO, 3 de noviembre.- En la Fiesta de los Muertos o Hanal Pixán, existen variantes, en particular en la Zona Maya de Quintana Roo. El calendario maya es muy claro, y se ajusta a esta celebración, y precisamente el día 1 de noviembre inicia el mes o winal tsek, que es representado por una cabeza descarnada, simbolizando 20 días de celebraciones para recordar a los familiares muertos.

Datos obtenidos de investigadores y promotores culturales de esta ciudad, como Mario Chan Collí, y Bernardo Caamal, de Peto, Yucatán, entre otros, hablan sobre las tradiciones y costumbres en la península y en específico en la Región Maya de Quintana Roo, sobre el Día de Difuntos o Hanal Pixán.

 

El Hanal Pixán 

Entre nuestras costumbres heredadas desde la época prehispánica y más tarde fusionadas y enraizadas a la fe católica, muy arraigadas aún en nuestros días, porque así nos los enseñaron nuestros abuelos, está la celebración del Hanal Pixán o “comida de las almas”, días dedicados a nuestros familiares fallecidos.

En la Península de Yucatán y también en otros puntos de nuestro país, esta celebración también se practica, aunque con algunas variantes a como lo hacemos aquí en Quintana Roo, en particular en la Zona Maya.

En todas partes el objetivo es el mismo: recordar a nuestras ánimas que se adelantaron conviviendo con ellas en la casa y en el panteón.

Relatos que hemos escuchado de los abuelos nos señalan que antes de comenzar estas celebraciones, los familiares vivos se preocupaban porque tengamos limpio nuestros patios. Las albarradas se pintan con cal disuelta en agua y se desyerba para que cuando lleguen las almas pequeñas y grandes vean que aún se les recuerda con afecto.

Igualmente, los cementerios se limpian y se desyerban muy bien porque durante estos días se acostumbra a visitar la sepultura de los familiares o amigos fallecidos, ubicándose muchas veces las criptas bajo los frondosos árboles o al fondo del patio.

 

Día de los de niños  

En el día dedicado a los niños, el 31 de octubre, y a los adultos, el 1 de noviembre, los familiares preparan primero el altar donde van a estar las ofrendas.

Antiguamente, los altares consistían en tres niveles y se pensaba que representaban el cielo, la tierra y el inframundo. El Oxlajun Tiku, Yók’ol Kab y el Bolon Tiku, durante la época prehispánica.

Actualmente en las poblaciones mayas los altares son de un solo nivel y a diferencia de la ciudad o cabecera municipal, los familiares muertos son sepultados en el fondo de los patios y existe una convivencia más frecuente.

En el altar se colocan frutas de la época, dulces, comidas como pollo con verduras, pebre y otros alimentos que no contienen picante para los niños, y chilmole, el más tradicional para los adultos, ya que los niños al ver que contiene mucho chile, optan por no consumir los sagrados alimentos y se van enojados.

Igualmente acompañan los cajetes de barro donde se sirve la comida, -lé’ek o jícaras en la Zona Maya- refrescos que en vida les gustaba beber a los niños, así como juguetes como el trompo, la timbomba, canicas, silbatos con figuras de aves, valeros y carritos de madera.

También se colocan en la mesa dulces de pepita, dulce de macal, naranjas, mandarinas, plátanos, toronjas y las velas que se utilizan son de colores llamativos, como rojo, amarillo y azul.

Ante la mesa o el altar, desperdigan hojas de flores de teresita, k’anlol, x’tes y x’pujul y otras flores silvestres que las almas, al verlas muy coloridas, siguen hasta llegar a ese altar.

En una de las esquinas, los familiares sirven igualmente una jícara con agua y en su interior hojas de albaca, con lo que las almas se lavan las manos antes de degustar los alimentos e igualmente colocan una servilleta blanca y limpia. De preferencia nueva, o sujuy nook’.

 

Día de las almas grandes 

En este día, en el altar se sirven comidas para los adultos o lo que en vida acostumbraba comer y beber el familiar muerto.

Es así que se colocan láak o cajetes de barro –lé’ek o jícaras en la Zona Maya- con comidas como el relleno negro, escabeche, sac k’ool o pebre con carne de pollo, gallinas de patio, puerco, y otras aves. Una cerveza o Coca Cola, según si el pariente bebía o sólo tomaba gaseosas.

En el caso de las familias que viven en las comunidades, los esposos acostumbran ir al monte a tirar venado, jabalí o pavo de monte para ofrendar en sus altares.

En todos los casos, los altares se adornan con palmas de Xyat.

Cuando las familas tienen dinero suficiente, se hace un rosario o una novena frente al altar y cuando escasea el dinero, solamente asientan el pan sobre la mesa durante la mañana y al mediodía los sagrados alimentos.

 

Alma sola 

En algunas casas se acostumbra agregar una jícara con comida o con frutas en la mesa, según sea el caso de niños o adultos, para aquellas amistades que no tienen familiares quién les recuerde.

 

La muerte 

Se dice por nuestros abuelos que las almas de los niños y de los adultos no vienen solas, sino que llegan acompañadas de “un alma sola” y también de la señora muerte.

Es así que con el fin de que los familiares muertos permanezcan más tiempo en las casas, se coloca en un costado de la puerta principal de la casa un ch’uyub –rodaja colgante- con un traste que contiene patitas, gargantas y alas de pollos, para que la muerte se distraiga con los huesos y le lleve más tiempo acabar con el manjar.

 

El bix 

El bix se celebra una semana después o bien el último día de noviembre, que es cuando las almas tienen que regresar al cielo.

En este día, los familiares acostumbran por las noche a encender velas en un costado de las veredas y según se dice, es para alumbrarles el camino de regreso.

Para los alimentos de los viajeros se acostumbra colocar sobre la mesa el tradicional “mucbipollo” o panes de masa con k’ool y piezas de pollo hechas en pib.

Los abuelos nos enseñaron que los pibes tienen la facilidad de conservarse por más tiempo sin que se descompongan, lo que quiere decir que podrán consumirlos durante su largo viaje de retorno.

Hay que decir que durante este último día, el bix, los niños vivos deben ser protegidos con un brazalete hecho de cáñamo negro que se les coloca en la mano izquierda, para que la señora muerte no se confunda con las almas de los niños y se lleve accidentalmente a uno vivo.

En nuestro estado de Quintana Roo celebramos el Día de Muertos los días 31 de octubre para recordar a nuestros parientes pequeños que se fueron al más allá, y el 1 de noviembre a los adultos.

En algunos municipios del centro, como Felipe Carrillo Puerto, el día de recordar a los niños es el día primero y de los adultos el 2 de noviembre, lo que coincide con el calendario maya prehispánico.

 

Los ahorcados y accidentados 

También cuentan los abuelos que los ahorcados y muertos en accidente tienen su día especial, que es el día 30 de octubre.

En algunos pueblos como Chancah Veracruz, la comida no debe ser elaborada con carne de gallo, porque en vida estas aves patean, y se cree que también patean a las ánimas o espíritus visitantes.

 

Otras creencias 

Tampoco se colocan sobre la mesa alimentos o bebidas con arroz, pues las almas al mirarlos, creen que son alimentos agusanados como lo fueron en su tiempo sus respectivos cuerpos, se espantan y se van a otra parte.

Se acostumbra igualmente colocar en el trayecto hacia el altar o mesa principal, huevos sancochados sobre el caminito, igualmente para distraer a la Santa Muerte, pues los huevos sin cáscara son resbalosos y se le dificulta a la muerte tomarlos entre sus manos para comérselos.

Entre los objetos que se cubren durante estas festividades están los espejos y todo aquello que refleje la imagen, pues al mirarse en ellos se espantan y también se van.

Finalmente, se puede decir que aunque existen similitudes con otros puntos de la Península de Yucatán en cuanto a la fiesta de los muertos o Hanal Pixán, existen variantes particulares en la Zona Maya de Quintana Roo.

El calendario maya, que es muy claro, se ajusta a esta celebración y precisamente el día 1 de noviembre inicia el mes o winal tsek, que es representado por una cabeza descarnada, simbolizando 20 días de celebraciones para recordar a los familiares muertos.

Según el calendario maya, al winal o mensajero de la celebración lo antecede el winal zotz, que representa al inframundo.