Quintana Roo

Por Yolanda Gutiérrez

Acaparan los taxistas que prestan servicio en la Zona Hotelera buena parte de los lugares destinados a estacionamiento y los habilitan a modo de sitio, sin que se les hayan entregado ni autorizado de manera oficial, lo que pone en un predicamento a los turistas y locales que acuden a las playas en vehículo propio, al no tener dónde dejar su unidad.

Para colmo, no hay tarifas a la vista y si las hay no están actualizadas, razón por la que los operadores del volante cobran a su criterio, situación que levanta las quejas del turismo que opta por la demanda de su servicio.

Son muy pocos los sitios de taxi en los que se encuentran a la vista los cartelones con los precios oficiales de las tarifas y de hecho, ni siquiera se aprecian en los accesos de los hoteles, muchos de los cuales son responsables del desorden, al “autorizar” a los taxistas a hacer sitio en las inmediaciones del centro de hospedaje, lo que en muchas ocasiones resulta excesivo en virtud que son muchas las unidades a la espera de un cliente, las cuales se estacionan en áreas públicas que disfrazan como “estacionamiento exclusivo para taxis”, ocupando lugares que los usuarios que acuden a disfrutar de las playas no pueden aprovechar.

Esta situación se aprecia mucho más los fines de semana y en temporada alta, cuando se multiplica el número de personas que se desplazan hasta la Zona Hotelera, muchas en vehículo propio, quienes se ven obligadas a dar mil vueltas hasta encontrar un lugar para dejar su carro.

En el área de Punta Cancún es donde afecta más la proliferación de “sitios “autorizados” por los hoteles, en virtud que decenas de unidades de todos los modelos permanecen estacionadas a lo largo de toda la vialidad, sin dejar apenas espacios que puedan ocupar los particulares.

Tampoco se salvan paraderos de camiones, accesos a playas ni estacionamientos de negocios que no cobran a sus clientes, en los que ocupan, como poco, dos cajones, que no pueden ser utilizados por personas que acudan a los establecimientos.

Lo curioso es que si por casualidad a una familia se le ocurre estacionarse, de inmediato sale un vigilante a preguntar si van a entrar al establecimiento y, de no ser así, pide amablemente que se retire, pero los taxistas pueden quedarse todo el tiempo que lo deseen.

Y no es de extrañar, si se considera que a los responsables de hoteles y otros negocios les conviene permitir que los taxis hagan sitio en los alrededores de los inmuebles y en los estacionamientos, respectivamente, por la simple razón de que cobran a los chafiretes porcentajes que oscilan entre el 30 y el 40 por ciento de sus ganancias tan solo por permitirles hacer sitio y trasladar a sus turistas, sin importarles que el exceso de unidades a la espera de pasaje acapare áreas que deberían ocupar visitantes.