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Quintana Roo

La inseguridad 'sube como la espuma”

Por Olivia Vázquez

El miedo y temor del micro y pequeño comerciante por operar en las regiones de Cancún, va en incremento, derivado de los hechos de inseguridad que escalan cada día más en la región, sin que hasta ahora se tenga un cambio radical que otorgue seguridad en la zona.

A este sector se suma el profesionista, sea dentista, médico o zapatero, que ha tenido que migrar de los locales comerciales y trasladarse a los grandes edificios de negocios antes de seguir exponiéndose.

Algunos prefieren operar en la clandestinidad para evitar ser blanco de la delincuencia.

Y es que la delincuencia no distingue ahora profesión ni estatus social, ni planifica el gran robo, simplemente se presenta en alguno de estos establecimientos y extorsiona o roba a plena luz del día, pegándole directo al habitante que sí depende de su ingreso para mantener a la familia.

En el caso de los profesionistas; las condiciones son realmente críticas y cada vez más se sabe de consultorios y de especialistas que son asaltados o robados a plena luz del día, sin que ninguna autoridad tenga un plan para protegerlos.

Antes -refiere uno de ellos que se mantiene en el anonimato- sólo se pensaba que este tipo de mafias delictivas elegían a los grandes perfiles o las grandes tiendas para atracar, pero ahora es una realidad que ya no se aceptan consultas después de las 7:00 de la noche, ni tampoco se abre la puerta a cualquiera porque la delincuencia asecha en cualquier esquina.

“Nos hemos visto obligados a contratar cámaras de seguridad, a no abrir la puerta cuando se tiene sospecha de alguien, se pide hasta la identificación directa del cliente y en base a ello se otorga la consulta, pero no puedes dejar la puerta abierta porque no sabes en qué momento entrará un delincuente que te sacará un susto”, expresó uno de ellos.

Las condiciones son preocupantes, pues también los micro y pequeños empresarios que operan en la tiendita de la esquina o en la plaza de la colonia, ya sea en tortillerías, zapaterías o hasta lavanderías, han sido extorsionados y robados en los últimos años a gran escala, sin que ningún programa de seguridad los proteja, por lo que muchos terminan mejor cerrando su negocio y operando en la clandestinidad con sus clientes repetitivos, pero ya no se exponen a un susto.

En el caso de las tiendas de conveniencia, el robo a mano armada es un delito que se comete diariamente, y aunque estas cadenas no proporcionan cifras oficiales de estos casos, en un afán por evadir este tipo de información, la reacción se ve en las medidas de seguridad que han venido adoptando donde se le dice al empleado que no reaccione, que entregue lo que se le pida, pero cada determinado monto de ingreso de venta, se tiene que depositar rápidamente en el dispositivo de seguridad, para manejar el mínimo de efectivo. Hasta ahora, datos de los mismos empleados de estas cadenas de conveniencia refieren que no hay un sólo negocio que se haya salvado de al menos un asalto.

Las cámaras de seguridad, se sabe, son insuficientes para inhibir o detener el asalto, pues mientras no se tenga un plan real o vigilancia permanente, la delincuencia seguirá operando libremente y esta población seguirá expuesta a los robos y asaltos.

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