* Prestadores de servicios turísticos atendieron a unos cuantos visitantes * El aguacero ahuyentó a los turistas, quienes prefirieron permanecer en sus hoteles * Otros que no llevaban paraguas, se refugiaban bajo algún volado para no empaparse * El malecón Rueda Medina se inundó lo mismo que la avenida Hidalgo * Algunos restaurantes registraron una mediana ocupación
Por Yolanda Gutiérrez
ISLA MUJERES, 12 de febrero.- Cielo plomizo y fuertes precipitaciones marcaron la tónica de la jornada, ante la desolación de los prestadores de servicios turísticos, que tuvieron la oportunidad de atender a muy pocos visitantes.
Calles y playas prácticamente vacías a lo largo de toda la mañana del martes, especialmente en los momentos en los que la lluvia arreciaba, cuando las vialidades quedaban despejadas por completo y los escasos transeúntes desprevenidos que no tuvieron la precaución de cargar paraguas o chamarra se apresuraban a buscar refugio bajo alguna marquesina.
No obstante, al permitirse la navegación de embarcaciones mayores de 40 pies de eslora, los catamaranes con esas características pudieron ofrecer sus tours desde la Zona Hotelera, gracias a lo cual algunos giros revivieron, aunque fuese a medias.
A lo largo de la mañana se presentaron algunos momentos en los que la pertinaz lluvia remitió o bajó lo suficiente como para caminar sin mojarse demasiado, momentos que aprovechaban los turistas atrapados en restaurantes, comercios o bajo las marquesinas de algún negocio para emprender la huida.
Las desfavorables condiciones propiciaron que, salvo restaurantes y cafeterías, el resto de los giros tuviese una demanda menor a la registrada los días de buen tiempo, desde las arrendadoras de carros de golf hasta las agencias de viajes, especialmente estas últimas, cuyos trabajadores vieron pasar el martes prácticamente en blanco.
“En lo particular he realizado un par de reservaciones para el viernes, si es que el puerto está abierto para entonces, pero hoy (por ayer) no ha habido el mínimo movimiento, salvo unos turistas que vinieron preguntando cotizaciones”, fue el comentario de Eduardo, empleado en un negocio del ramo.
Tras llevar a cabo un recorrido por las principales playas del destino, se pudo constatar la nula presencia de usuarios en los arenales, salvo algunos que otros turistas que contemplaban el paisaje, entre ellos una pareja de extranjeros que alimentaba a las gaviotas.
Con excepción de un club de playa, los camastros y sombrillas que habitualmente se ponen en renta para los usuarios que así lo desean ni siquiera se dispusieron sobre la arena ante la desangelada situación.
Sin embargo, en el club de playa las sombrillas estaban recogidas y no había un sólo camastro ocupado.
Incómodo momento pasaron los transeúntes que caminaban sobre la banqueta del lado del mar en algunos tramos de la avenida Rueda Medina, tan inundada que era imposible avanzar sin mojarse los pies.
Les fue un poco mejor a los restaurantes, que registraron una mediana ocupación en sus mesas, ya que los turistas más madrugadores optaron por esperar que pasase la temprana lluvia mientras desayunaban o simplemente consumían alguna bebida caliente, acorde con la situación meteorológica.
Como ya es habitual, en la avenida Hidalgo fue donde se observó un mayor aumento en los niveles del agua, con algunos tramos en los que llegaba hasta las rodillas, en tanto que patas de mesas y sillas quedaban sumergidas hasta más de cinco centímetros.
También sobre la Rueda Medina, avenida principal del destino, se formaron enormes encharcamientos desde la curva del monumento al Pescador hasta casi la Terminal Marítima de Apiqroo, por donde taxis, motos, vehículos particulares y algún que otro carro de golf levantaban a su paso un oleaje que terminaba rebasando la banqueta.