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Quintana Roo

Chicleros piden ayuda a AMLO

Por Luis Enrique Tuz

CAOBAS, OPB, 25 de febrero.- Chicleros de la comunidad Caobas solicitaron la intervención el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para que interceda ante el Consorcio Chiclero, productor de la marca Chicza, para que los deje de explotar laboralmente y que les entregue una pensión o liquidación, pues carecen de los servicios básicos, y que deje de monopolizar la comercialización de la resina de chicozapote.

Mientras los verdaderos chicleros del sur de Quintana Roo han levantado la voz e incluso han solicitado el apoyo del gobierno federal por la explotación de la que son objeto, por el monopolio que tiene el Consorcio Chiclero y el irrisorio pago de 80 pesos por kilo de la goma de mascar, cuando lo vende en el extranjero y que por la misma cantidad obtiene un mil 438 pesos. El director ejecutivo de Chicza ha intensificado su publicidad en las redes sociales, para continuar vendiendo en el extranjero la farsa el haber “recuperado” la dignidad de los productores mayas.

El Consorcio Chiclero y la empresa Chicza que trabaja en los estados de Campeche y Quintana Roo es la que monopoliza la compra de chicle, al menos en comunidades mayas de Quintana Roo.

Ante esta situación, el productor y presidente del Consejo de Vigilancia de la Cooperativa de Caobas, Arsenio Martín y Castillo, mostró la carta que le redactaron al Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en donde destacan que los chicleros de Caobas, municipio de Othón P. Blanco, empezaron con la extracción del látex del chicozapote desde el año 1970, hay algunos que continúan trabajando con mucho esfuerzo y dedicación para aportar en sus hogares la solvencia económica.

Actualmente, los chicleros de la tercera edad requieren de una pensión o liquidación de parte del Consorcio Chiclero, por los años que dedican su vida en la actividad y que por la avanzada edad no están en condiciones para seguir en este noble trabajo, que por mucho tiempo les ayudó a sus familiares a tener una vida digna.

En la carta dirigida al Presidente de México, indican “Nosotros hemos requerido de una pensión, pero se nos ha negado por ser miembros del Consorcio Chiclero, el director ejecutivo Manuel Aldrete Terrazas señala (verbalmente) que por estatutos no se dan liquidaciones ni utilidades a los socios, y mucho menos las pensiones.

Cabe señalar que los socios mediante una asamblea en el año 1988 solicitaron la recuperación de las propiedades con las que anteriormente contaban los chicleros, y hoy son poseedores de cinco propiedades en la ciudad de Chetumal que han sido rentadas al gobierno y empresas privadas de las cuales no se nos informan de esos ingresos”.

En entrevista, señaló que desde hace 50 años los grupos chicleros de la Península de Yucatán, en especial los del sur de Quintana Roo, están viviendo una situación en la cual el Consorcio Chiclero propietario de la marca Chicza, ha usado a los productores para comercializar el chicle en Europa y Asia.

Desde hace 19 años a la fecha no nos ha entregado utilidades y tampoco nos entregan liquidación por el enorme esfuerzo de hacer este noble trabajo.

Por lo que solicitó de la manera más respetuosa que nos apoye y haga un llamado a la empresa para que se sensibilice con los chicleros de la tercera edad, quienes hemos dedicado nuestra vida a la cosecha del látex.

Los diarios POR ESTO! ha publicado que las familias del municipio Felipe Carrillo Puerto, Bacalar y Othón P. Blanco, Quintana Roo, que viven de la recolección del chicle en la selva del estado, continúan en el olvido institucional y sometidas a las leyes del mercado internacional, basadas en la explotación y en la pobreza, como a principios del siglo XX, cuando la actividad chiclera se extendió de Campeche a estas tierras.

Mientras la resina extraída de los elevados árboles de chicozapote se comercializa como chicle orgánico en los mercados europeos y asiáticos, la llamada sustentabilidad de este producto sigue alejada de los indígenas mayas que lo recolectan, quienes carecen de seguridad social, incluso de la posibilidad de poder vender el chicle libremente en el mercado, antes eran víctimas de intermediarios, ahora “el consorcio chiclero” monopoliza la compra.

En la temporada 2018-2019 pagó el kilo de chicle a 80 pesos, pero en Alemania un paquete de 30 gramos de chicle de Quintana Roo se vende a dos euros. Al tipo de cambio del 13 de febrero de 2019, los dos euros representan 43 pesos mexicanos con 47 centavos.

De 999 gramos de chicle comprado a los recolectores de Quintana Roo, Chicza produce 33 paquetes de 30 gramos, obteniéndose a la venta 66 euros, es decir un mil 438 pesos mexicanos, mientras que al productor, por un mil gramos, sólo le pagan 80 pesos.

Sin embargo, Chicza a cada productor le hace una retención por cada kilo para conformar un fondo solidario de previsión social, pero muchos de los chicleros no saben en qué consiste, o al menos no han tenido acceso a ese fondo.

Marcelo Cituk May, Pedro Collí y Rodrigo Collí denunciaron que se dedican a la recolección de la resina del chicozapote en Quintana Roo, pero carecen de los servicios médicos y de otros derechos de la seguridad social, por lo que le piden al gobierno que los ayude para acabar con el monopolio del Consorcio Chiclero que ejecuta el director ejecutivo Manuel Aldrete Terrazas.

Les prometieron que les iban a dar fondos de previsión social, de retiro y otras prestaciones, pero nos advirtió que iba a estar en una bolsa y cuando lo necesitáramos se entregarían, pero hasta la fecha no les han dado nada.

Con la calidad que le otorga el ser socio de la cooperativa que supuestamente es el Consorcio Chiclero, Arsenio Martín aseguró que los chicleros están inconformes de cómo les pagan el kilo del producto y porque no los apoyan en nada.

Esto ocurre a pesar de la publicidad que difunde la empresa para apuntalar en Europa la marca Chicza, cuya comercialización se basa en el uso de la imagen de los productores mayas como gancho, diciendo que se les trata con un esquema de “comercio justo”.

Con estas denuncias, los verdaderos chicleros desnudaron que el Consorcio Chiclero, productor de Chicza, vende una farsa publicitaria en el extranjero.

Mientras que en el mercado extranjero presume haber recuperado la dignidad de los chicleros mayas, la realidad es que los sigue marginando y explotando pagándoles una miseria por su trabajo, sin que tengan ningún tipo de prestación.

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