Por Ovidio López
ISLA MUJERES, 22 de abril.- En una semana ya tiene dos nuevos espigones Playa Norte como parte del esfuerzo de los concesionarios por recuperar más arenal y frenar la erosión en el extremo este del sitio, según de pudo constatar.
Este fin de semana se vio ver la construcción de espigones de madera de casi 20 metros de largo, por la cercanía del muelle que comunica con la isleta de El Yunque en donde se encuentra un hotel, la intención es recuperar un tramo de 60 metros de largo de arenal que se “comió” el mar en los últimos años.
No hay arena en el lindero de la concesión del hotel Na-balam, las matas de coco que sirvieron de freno al fenómeno, finalmente están cediendo, se están cayendo por la fuerza de los frentes fríos, especialmente cuando se asocia con marea alta.
A la palizada se le colocó sacos de arena para cumplir esa función de frenar la pérdida de la arena, tal esfuerzo es lo que ha logrado revertir la erosión desde cuando Playa Norte fue severamente dañada por el huracán “Wilma” en 2005.
Apenas dimos a conocer el pasado miércoles 17 la presencia de cuatro geotubos que se colocaron a 200 metros donde se acaba de construir la palizada, para reforzar un espigón de madera, casi por la desembocadura de la calle Carlos Lazo.
Ha sido exitosa esta medida de inversión que realizan cada año los concesionarios de la zona federal que colinda con Playa Norte, reforzando y ampliando con más estructuras de este tipo para sumar más de una docena de líneas de madera y de geotubos grandes y medianos (espigones) instalados a lo largo de los 600 metros lineales del sitio de concurrencia masiva.
Todo esto, mientras se espera retomar el proyecto integral de rescate de Playa Norte por parte del nuevo gobierno federal, pues había planes en ese sentido durante la parte final del sexenio pasado para articular esfuerzo con los tres niveles de gobierno y del empresariado.
Muchos turistas buscan sitios como el Riíto para las familias, pero cuando buscan avanzar por esa famosa playa tienen que entrar por agua y los niños se les complica cruzar el charco, a menos que se tengan que arriesgar para avanzar entre piedras peligrosas junto al muro del hotel Na-balam.