De la Redacción
La Universidad Iberoamericana Ciudad de México investiga la composición bioquímica del sargazo con el objetivo de encontrar una aplicación que contribuya a su disminución en las playas de Quintana Roo, estado en donde se registran importantes impactos sociales, económicos y ambientales ante la llegada masiva de esta macroalga.
Investigadores, científicos y expertos han formulado pronósticos alarmantes. Si las migraciones de sargazo continúan incrementándose habrá pronto un desastre ambiental en el Caribe. Conjeturas o especulaciones científicas que se ciernen como presagios de desaparición de un paraíso considerado uno de los espacios costeros más hermosos del mundo.
El turismo, motor de la economía regional (península de Yucatán), se extinguirá de modo tal que, con otros muchos problemas actuales del país, se suma a hundir la economía nacional.
Los primeros afectados en el caso del Caribe mexicano han sido los lugareños del litoral de Quintana Roo; las últimas tres temporadas de verano han sido una pesadilla para hoteleros y autoridades municipales y gubernamentales que no logran limpiar las playas infectadas y, menos aún, contener la epidemia marina que se extiende como un manto pardo anegando las olas moribundas e invadiendo la arena.
El sargazo de la noche a la mañana recupera el espacio recién liberado por las cuadrillas de toda suerte de esfuerzos recolectores de tan desagradable plaga, se trata de un material con forma de planta pequeña con textura endurecida que parece de plástico y que encima de su aspecto indeseable, viene a destruir la limpidez de las aguas turquesa del Caribe y se amontona sobre la arena desprendiendo olores desagradables; aromas de putrefacción bacteriana, montículos de escoria que debe ser retirada de inmediato.
Miles de toneladas de esa planta marina de arquitectura rugosa, es incompatible a la recreación de bañistas y por el aspecto y el tufo, amenazan con clausurar el destino turístico marítimo más visitado en México.
Ante ello, Lorena Pedraza, investigadora y docente del Departamento de Ingeniería Química, Industrial y de Alimentos de la Ibero, platicó que desde hace meses ella y un grupo de alumnas de la carrera de Ingeniería Química de esta institución diseñaron un procedimiento para obtener carbohidratos estructurales de la alga, como el alginato y el fucoidano, las moléculas más grandes que tiene el sargazo.
La investigadora platicó que el alginato es una fibra que se utiliza en la industria de los alimentos, así como en la manufactura de moldes dentales; por lo cual, la macroalga podría ser una fuente para la fabricación de estos últimos. Mientras que los fucoidanos son carbohidratos complejos que tienen aplicaciones para uso medicinal.
Sin embargo, la investigadora explicó que su uso dependerá del contenido de metales que tenga, pues se estima que absorbe potasio y arsénico, por lo que realizan una serie de pruebas para conocer su composición bioquímica.
Además, explicó, también varía la estructura molecular, ya que hay especies que acompañan al sargazo durante su trayecto y mezclan sus componentes.
“Empezamos a investigar. Se tiene que hacer una serie de pruebas para ver la composición, así como hacer estudios a fondo a través de varias muestras”, añadió.
Lorena Pedraza resaltó la importancia de hacer pruebas y estudios a fondo con distintas muestras en las que participen varias universidades con sus métodos. Por esta razón, la experta abogó para que este tipo de investigaciones sean interinstitucionales y multidisciplinarias, para que no se dupliquen esfuerzos.
La propagación del sargazo en la fisonomía costeña del Caribe coincide con la macabra ola de violencia que se ha ido anidando también en esa comarca que fuera una reserva natural de la biosfera y un territorio exento de los males de la vida urbana y suburbana. De una temporada larga para acá, los operativos policíacos, incluidos los patrullajes con tanques de guerra, las balaceras en plena bahía y recintos hoteleros, secuestros de empresarios y turistas y redadas en centros nocturnos, manifestaciones de la corrupción que deja a su paso el huracán de dinero “caliente” extraído de actividades y servicios clandestinos.