Por Eva Murillo
Estar a la moda luciendo un tatuaje en alguna parte del cuerpo puede llegar a costar la salud, ya que las sustancias que contiene la tinta utilizada son capaces de generar complicaciones derivadas de alergias, sobre todo a quienes tienen antecedentes alérgicos y si el trabajo es realizado sin exámenes médicos previos.
El doctor Ignacio Bermúdez Meléndez, director del Hospital General Jesús Kumate, explicó que los riesgos de plasmarse un tatuaje aumentan de acuerdo al tamaño del dibujo y de la tolerancia que la persona tenga a las sustancias que contiene la tinta.
Entre más económico sea el servicio aumenta el nivel del riesgo, pues éste va relacionado con la calidad de los materiales que utiliza el tatuador, además de que sólo en sitios manejados por profesionales piden que los clientes se realicen estudios médicos para verificar que no son alérgicos a las sustancias que componen la tinta.
Los jóvenes o adultos que optan por tatuarse tienen la idea errónea de que no habrá riesgo si las agujas están esterilizadas o si el tatuador utiliza guantes y el sitio está limpio, pero la realidad es que la seguridad va más allá de esos requisitos, dijo.
Una de las consecuencias es que se presente infección en la piel por la introducción de la tinta, la cual contiene hollín, óxidos metálicos y sales, ya que puede mostrar intolerancia a éstas o por los malos cuidados posteriores.
Desarrollar alergia a las sustancias químicas y que muchas veces el cliente ignora cuáles son y si es o no tolerante a ellas, es uno de los riesgos más altos que se corren al hacerse un tatuaje.
“La alergia puede ser desde una roncha hasta un shock por la introducción de sustancias químicas hasta llegar aun shock anafiláctico”, explicó el médico.
Cuando ocurre un shock anafiláctico el cuerpo reacciona rápidamente, los síntomas aparecen en minutos y van aumentando, pueden ser alteraciones en la piel como inflamación, picazón, manchas, dificultad para respirar: presión en tórax, silbidos en el pecho, náuseas, vómito, diarrea, dolor en el abdomen, mareos, agitación, aceleración del pulso y sudoración.
Un grupo de científicos alemanes y franceses vieron que la parte de la piel alterada por el tatuaje presentó proporciones alteradas de proteínas y presencia elevada de lípidos, así como acumulación de pigmentos en los nodos linfáticos y que las nanopartículas dañinas de la tinta se acumulan de por vida.