Por Gabriel E. Manzanilla
CHETUMAL, 13 de julio.- Por su naturaleza salvaje y territorial, el toro de lidia es un animal que no puede ser domesticado, su crianza es exclusiva para la tauromaquia, por lo que al prohibir las corridas de toros estarían condenando a la extinción de la especie.
Así lo manifestaron el novillero Octavio Ávila, integrante de la Unión Mexicana de Toreros, Matadores y Novilleros; el torero y empresario taurino Jorge Ávila y el ganadero Fernando Páramo, vicepresidente de Tauromaquia Mexicana capítulo Quintana Roo, quienes dijeron que la crianza del toro bravo o de lidia también es clave para el equilibrio ecológico de la dehesa.
Se dijeron en contra de la polémica Ley de Protección Animal y de la pretensión de prohibir las corridas de toros y peleas de gallos en el estado, advirtiendo que no sólo se afectará miles de fuentes de empleo que giran en torno a la crianza de toros y tauromaquia, sino también se está condenando a la especie y al equilibro ecológico que representa.
Dieron a conocer que en Quintana Roo se cria aproximadamente a un mil toros de lidia, los cuales tendrían que ser sacrificados al momento que la prohibición entre en vigor, ya que no tendrían mayor función dada su naturaleza salvaje y territorial.
“Los toros son animales que no pueden ser domesticados, ellos nacen y mueren para el ruedo, para las corridas, para la fiesta brava; si los diputados no conocen el impacto de sus acciones, entonces hay que ir y dejarles todos esos toros y que vean que hacen con ellos, porque para los ganaderos ya no tendría sentido tenerlos y seguirlos cuidando. La especie se acabaría y los que ya existen serían enviados al matadero, gracias a un grupo de irresponsables diputados”, comentó Octavio Ávila.
La tauromaquia también es ecología, señalaron los empresarios ganaderos Jorge Ávila y Fernando Páramo, pues aseguraron que el toro bravo es pieza clave para el equilibro de la dehesa y la protección de la flora y fauna que ahí se encuentran.
“El toro de lidia no es sólo morir en una corrida, hay que ver todo lo que conlleva y sus múltiples aportes, desde que nace y se le cria hasta que es llevado a la plaza. Al toro se le trata con amor, se ve que no le falte nada, se le da un alimento y cuidado veterinario especial, se le deja pastar y correr libre, en mejores palabras se le ofrece una vida más digna y mas longeva que una res de abasto, mejor conocidas como reses de matadero”, expresó Jorge Ávila.
Por su parte, Fernando Páramo dijo que un toro de lidia no es sólo la foto final en un ruedo, más importante es su crianza y su aporte ecológico, dando a conocer que es la raza bovina más antigua del mundo, es un protector de la naturaleza, su crianza contribuye a la reforestación y equilibrio ecológico, su crianza también da sustento a muchas familias en zonas de alta y extrema marginación, además que su crianza y usos tradicionales están declarados internacionalmente como patrimonio cultural.
“Miles de hectáreas de área verde se conservan gracias al toro de lidia, como especie se convierte en custodio de un entorno ecológico muy importante, donde existen venados, animales endémicos de todo tipo, porque abarca un área mayor que la de un animal acomodado en un corralito que al final va al matadero. Estamos hablando de áreas protegidas de 40 a 50 hectáreas por potrero, en donde hay unas 10, 20 o 30 vacas con un semental; eso le permite al entorno crecer de manera natural, tanto la flora como la fauna que lo habitan, porque el toro se convierte en vigía y protector de su entorno”, concluyó Fernando Páramo.
Finalmente, los entrevistados coincidieron en que la conservación de áreas verdes destinadas a los animales de lidia favorecen la reproducción de otras especies, pues son entornos donde no interviene y no son tocados por la mano del hombre.