Quintana Roo

De la Redacción

Los “call centers” (centros de llamadas) en la ciudad de Cancún se han multiplicado en los últimos años, y en la mayoría de los casos utilizan domicilios como área de operaciones para pasar desapercibidos, desde donde se pueden orquestar desde ventas o acuerdos legales sobre múltiples servicios como paquetes vacacionales, hasta movimientos ilícitos como fraudes, bajo la sombra de la impunidad.

Por lo regular, muchos de estos negocios se encuentran establecidos en lugares donde se puede pasar inadvertido, como fraccionamientos de alta plusvalía, como el localizado en Gran Santa Fe II, de donde fueron “secuestrados” 27 jóvenes que, horas después, fueron rescatados sanos y salvos.

Lo ocurrido en este lugar disfrazado como “call center” debería obligar a las autoridades a investigar qué es lo que realmente se encuentra detrás de ese tipo de “negocios”, que en algunos casos podrían estar enfocados para efectuar todo tipo de fraudes mediante las llamadas telefónicas.

Un “call center” o centro de llamadas es una oficina donde un grupo de personas, específicamente entrenadas, se encarga de brindar algún tipo de atención o servicio telefónico.

Los trabajadores de esos lugares pueden realizar llamadas para tratar de vender un producto o un servicio, que en el caso de Cancún estaría relacionado con actividades turísticas, así como realizar una encuesta o incluso ofrecer “premios” inexistentes para defraudar a la gente.

En el caso de las ventas telefónicas pueden ser directas o indirectas, y estas últimas suelen hacerse con técnicas de persuasión estudiadas milimétricamente, que consisten en convocar al potencial cliente a una reunión cara a cara con un vendedor, haciéndole creer que ha sido acreedor de un premio, el cual no existe.

Sin embargo es importante hacer hincapié en la existencia de dos extremos bien definidos: los call centers con una infraestructura sólida, en los cuales se realizan actividades absolutamente legales y el personal recibe una capacitación intensa y constante; y aquellos que no superan en organización a un puesto callejero, y que buscan recaudar la mayor cantidad de dinero posible antes de que alguien descubra su naturaleza fraudulenta y los denuncie.

Este último tipo de call center es el que generalmente la gente percibe como fuente rápida de ingresos, y al que acuden personas muy jóvenes para tener su primera experiencia laboral, extranjeros que llegan a un país con escasos ahorros y necesitan dinero rápidamente para pagar el alquiler, personas mayores que no consiguen un mejor puesto de trabajo por culpa de la discriminación y gente que, por diversas razones, no se siente cómoda trabajando de cara al público y prefiere la seguridad que le brinda estar detrás de un teléfono.

Y todo esto es lo que se podría haber estado desarrollando en el mencionado call center, donde la noche del pasado martes, 27 jóvenes fueron privados de su libertad y horas después, liberados en un mega operativo de las autoridades de los tres órdenes de gobierno.