Quintana Roo

Concluye liquidación del personal de naviera

Por Ovidio López

 

ISLA MUJERES, 8 de julio.- Concluyó la liquidación de los trabajadores de la naviera Marítima Isla Mujeres. Marinsa dio la cara para mal liquidar al personal, pues sólo se consideraron 10 años de trabajo en lugar de 27. Intervinieron la Secretaría del Trabajo y la Junta Local para firmar un convenio “sin juicio”.

En la liquidación sólo se consideró el trabajo desde 2009, cuando la administración de Marítima Isla Mujeres decidió entonces contratar el servicio de una pagaduría sin que supieran los trabajadores, desde ahí comenzó un nuevo contrato laboral sin liquidación de por medio, según salió a relucir durante las negociaciones con cada uno de los casi 30 trabajadores.

A finales de la semana anterior concluyó la liquidación de todo el personal. Un trabajador (L. F. C. T.) mostró la cifra que recibió de 100 mil 85 pesos con 23 centavos, luego obtener la mediación de las dos dependencias mencionadas, pues le estaban ofreciendo apenas 70 mil. En esa cifra global se le descontaron 2 mil 557.75 del Infonavit.

El trabajó durante 27 años, realizó trabajos de mecánica, siempre procuró dar mucho, pero “me pagan con todo lo que hicimos con esto, sólo nos consideró 10 años, no es justo”, dijo al ver que una demanda lo vería mucho más complicado. Valió más un mal convenio que un buen pleito.

Ahora busca nuevo trabajo para continuar con los gastos que le esperan, tiene una hija en la universidad a quien debe pagarle sus estudios.

Como este caso, hay otros peores, que no avanzaron más allá para lograr la ayuda de la Secretaría del Trabajo y de la Junta Local, recibieron liquidación mucho menor.

 

¿Marinsa en la ruta a Punta Sam?

 

Sobre la posibilidad de que Marinsa se haga responsable de la ruta a Punta Sam para competir con Ultramar, no hay nada claro, que sí le han pedido a él que vaya hacer guardia en los barcos anclados en la terminal de la Administración Portuaria Integral de Quintana Roo (Apiqroo), pero sólo hay contrato por mes.

Algunos están haciendo guardia con la intención de ser ocupados de nueva cuenta ante la posibilidad de entrar esa empresa campechana para competir.

Reconocen estos empleados que Marinsa hizo más, al final de cuenta, que Marítima Isla Mujeres, en una sociedad de sólo un año, vino a pagar la liquidación, pero hay varios responsables en la quiebra de la empresa como un todo.

Entre los responsables, relacionan al ex director general, el cozumeleño Franco González, que operaba con su equipo jugosos sueldos y gastos innecesarios, lo que hizo descapitalizar a la compañía. Para cuando llegó la competencia se enfrentó con un problema financiero que no soportó la táctica monopólica de Ultramar, según los comentarios de varias fuentes internas.

 

La historia

 

En 1992, Marítima Isla Mujeres se hizo cargo de la operación de los dos transbordadores “Frontera I” y “Frontera II” a causa de la privación de la empresa Servicios de Transbordadores (Setra). Esa naviera se formó con empresarios de Isla Mujeres y Cozumel.

Esas dos embarcaciones estuvieron garantizando el servicio, incluso la empresa quiso expandirse a Holbox cuando la administración estaba en manos prudentes como Sergio Gracia y Enrique Lima (de Cozumel e Isla Mujeres). Uno de esos botes fue a parar a aquella isla vecina, y ahí quedó a su suerte cuando una naviera de allá lo adquirió.

Ahora “Isla Blanca” tuvo que necesitar de apoyo por dar servicio las más de 15 horas que tenía a diario, y ya con Franco González se mandó a construir el “Sergio Gracia Aguilar” en Corea del Sur. Parece que “salió más caro el caldo que las albóndigas”, según comentarios insistentes de gente interna, ya que contrajeron una fuerte deuda de varios millones de pesos para esa operación.

A pesar de la supuesta mala administración financiera, mantuvo un servicio eficiente a lo largo de 27 años, salvo eventualidades. La llegada de Ultramar, que tuvo presuntamente apoyo de la Apiqroo durante 10 meses en la ruta, fue su acabose, dejando a una treintena de trabajadores con mala liquidación.