Consuman ecocidio en Punta Piedra

De la Redacción

TULUM, 31 de julio.- De manera por demás descarada siguen devastando zona de manglar en la codiciada franja costera denominada “Punta Piedra”, en un predio en donde en su momento la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) impuso sellos de clausura a una fracción. A pesar de ello hoy ya está a punto de entrar en función el edificio levantado, que contraviene las leyes ambientales.

A pesar de la insistencia de algunos empresarios preocupados por la conservación del medio ambiente, al considerar que la alteración ya está causando estragos que son palpables, algunos siguen violando las leyes, como es el caso del predio ubicado a escasos 3 kilómetros desde el tramo de la “T” hasta la altura del “Hotel Dune”, predio donde, en su estado natural, predominaba el mangle que estaba acompañado de palmas chit.

El mangle, como es sabido, actúa como sistema natural de control de inundaciones y como barrera contra huracanes, y de la misma manera controla la erosión y protege las costas.

En dicho predio, a finales de la pasada administración federal y luego de la devastación del manglar, la Profepa procedió colocando sellos de clausura que no fueron respetados, con todo y sello, que hoy ya no se nota, siguieron laborando hasta concluir la construcción que está a punto de entrar en operaciones.

Al ver los ecocidas que han logrado su propósito en una fracción del predio, ahora van por otra parte, en donde han devastado ya gran parte del mangle, dejando uno que otro en pie, buscando que pase desapercibido el ecocidio del sitio.

Los preocupados por la conservación del lugar dijeron que las autoridades competentes deben proceder y aplicar sanciones severas, porque al preservar esa zona de manglar se contribuye con un granito de arena, aparte que el daño ambiental se está acabando con “la gallina de los huevos de oro”.

Cabe mencionar que la mayor parte de esa franja colindante del otro lado de la carretera, de donde se ubica la playa, contaba con manglar que fue arrasado por el ser humano para dar paso al desarrollo, bajo la complicidad, en su momento, de las autoridades federales.