Por Yolanda Gutiérrez
ISLA MUJERES, 10 de septiembre.- Al parecer por un malentendido, borraron sin permiso el nombre y matrícula de la embarcación clonada “4 Hermanos”, que permanece en las instalaciones de la Capitanía de Puerto, lo que retrasará la entrega de la lancha a su legítimo propietario, quien acreditó la propiedad del casco y el motor, pero no puede explicar el uso de una matrícula que corresponde a otra navío.
Precisamente, ambas partes estaban siguiendo los procedimientos legales para que el dueño pudiese recuperar su embarcación, hasta el momento en que la matrícula y nombre fueron borrados, se desarrollaban de modo favorable.
El dueño ya había presentado las facturas notariales y el mandato, acreditó la propiedad del casco y del motor, todo estaba en regla a excepción del uso indebido de la matrícula, que a las autoridades portuarias no queda muy claro, pese a lo cual se siguen todos los pasos que marca el procedimiento.
Se descubrió que la lancha era clonada de manera fortuita, cuando la Armada de México prestó auxilio a la tripulación de una lancha de 32 pies de eslora, después que la embarcación sufriese un desperfecto y quedase a la deriva, hechos registrados desde el pasado 11 de junio, cuando, al acudir al rescate, los marinos observaron que el nombre y matrícula de la “4 Hermanos” estaban rotulados de manera muy precaria.
Los elementos de la Armada remolcaron la embarcación clonada hasta Isla Mujeres y después de garantizar la integridad física y seguridad de sus tripulantes, se les pidió la documentación que acreditase la legal propiedad de la lancha, lo que ninguno de los presentes pudo hacer en ese momento.
Al tener conocimiento, se presentó en la Capitanía de Puerto, Baltazar Gómez Catzín, presidente de la cooperativa Justicia Social, para hacer constar que efectivamente en la agrupación se tiene una embarcación con esa matrícula y nombre, pero no se trata de la misma y, de hecho, la lancha “original” estaba trabajando mientras la Armada rescataba la embarcación clonada.
Según personal adscrito a la Capitanía de Puerto, los responsables de la lancha clonada pidieron permiso, en tanto se aclaraba la situación, de poder ingresar al recinto de la Capitanía, donde se encuentra la embarcación, con objeto de asearla, arrancar el motor y proporcionarle mantenimiento general para evitar que se eche a perder por falta de uso.
Se autorizó la petición, siempre y cuando alguien de la Capitanía de Puerto estuviese presente; no obstante, un día entraron sin permiso y pintaron la parte superior de la lancha, borrando el nombre y la matrícula, en lo que se considera un claro acto de atrevimiento que conllevó consecuencias, en virtud que se estaban siguiendo los pasos legales para que el dueño pudiese recuperar la embarcación, procedimiento tardado, pero, tal como expresaron las fuentes consultadas: mejor tardado y bien que rápido y mal.
No obstante, todo parece indicar que el borrar el nombre y matrícula fue por un malentendido, en virtud que, aparentemente, el dueño de la embarcación comentó a sus acompañantes que muy pronto recuperaría la lancha y entonces se podría pintar y eliminar letras y números, mientras que ellos dieron como un hecho que ya podían borrar los signos.