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Quintana Roo

Playas sin sargazo ni bañistas

Por Yolanda Gutiérrez

A pesar de que los balnearios públicos de la zona hotelera se encuentran prácticamente libres de sargazo, se registró el jueves una escasa presencia de bañistas en las principales playas, hasta el punto que, en casi todas, la mayor parte de las sombrillas permanecían cerradas y muchos camastros desocupados.

Según mencionaron guardavidas que con o sin bañistas, deben cumplir su jornada laboral y mantenerse al pendiente de cualquier contingencia que pudiera suceder, actualmente las corrientes propician que el sargazo no se adentre a nuestras costas y, a excepción de las playas a la altura del Club Med, no consideradas como públicas, la línea costera se encontraba prácticamente despejada desde Delfines hasta Las Perlas.

En los arenales, cerca de la orilla, se apreciaba una delgada línea de sargazo seco que en ningún momento estorbaba las actividades de los escasos bañistas que optaron por darse un chapuzón en las claras y límpidas aguas que durante muchas semanas permanecieron opacadas y poco apetecibles para el baño a causa del exceso de macroalgas.

Tras llevar a cabo un recorrido por algunos de los balnearios de la localidad se pudo constatar que son pocos los visitantes extranjeros que disfrutan del sol, el mar y la blanca arena de nuestro destino, situación similar a la observada con los turistas nacionales.

La escasa presencia de visitantes no es privativa de las playas y, según comentario generalizado entre comerciantes de diferentes giros establecidos en la zona hotelera, a la par que se van los turistas baja la demanda de productos y servicios, aunque confían en un repunte para este fin de semana largo merced a los festejos patrios, que podrían incrementar la ocupación hotelera y favorecer al resto de los giros.

En restaurantes, plazas comerciales y locales de artesanías, tanto los empresarios como sus empleados confían en que durante los meses “bajos” se mantenga una ocupación hotelera suficiente como para evitar que encojan drásticamente los ingresos que perciben.

Situación que empiezan a notar especialmente los comisionistas, quienes por lo general carecen hasta de un salario mínimo, razón por la que deben recurrir a todo su repertorio con objeto de que los cada vez menos turistas que se disfrutan del destino, se interesen por la contratación de sus servicios.

La encargada de un local que exhibe pulseras, collares, dijes, aretes, además de otras artesanías, expresó que durante la temporada alta de verano logró incrementar las ventas al menos en un 50 por ciento en comparación con los meses anteriores, mientras que desde mediados del mes de agosto la demanda volvió a contraerse. “Estamos de la patada, empieza a notarse el bajón turístico y aunque llega gente, apenas compran alguna cosa, sólo quieren regatear y eso que de por sí hemos bajado los precios pero ni aún así se hacen las grandes ventas”, fue su comentario.

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