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De la Redacción

CHETUMAL, 2 de enero.- Así como se han intensificado las actividades del trasiego de droga en la zona limítrofe de Quintana Roo y Campeche, en caminos de los municipios quintanarroenses de Bacalar y campechanos de Calakmul y Hopelchén, el crimen organizado mantiene su presencia en la frontera México-Belice a lo largo del río Hondo, y en este 2019 han reactivado los narcoaterrizajes en la zona cañera de Quintana Roo, ya no sólo en territorio beliceño.

Así quedó demostrado cuando el 13 de agosto del año en curso, en la zona agrícola conocida como Las Quinientas, del ejido El Ramonal, en la ribera del río Hondo, municipio de Othón P. Blanco, frontera con Belice, elementos de las Fuerzas Armadas localizaron una avioneta bimotor quemada intencionalmente en una narcopista de reciente construcción, sobre un camino sacacosechas, localizada entre campos cañeros.

La narcopista se ubicó a 16 kilómetros y medio de El Ramonal, población que se encuentra en la ribera del río Hondo, en la frontera México-Belice, y tenía un kilómetro 370 metros de longitud.

Otro incidente relacionado ocurrió el pasado 17 de agosto, cuando se tuvo una balacera entre el Ejército guatemalteco y traficantes de drogas, dejando como saldo doce narcotraficantes detenidos, once de ellos mexicanos y uno colombiano. Todo ocurrió después de un aviso del Ejército Mexicano a sus pares de Guatemala, para el aseguramiento de droga y la captura de los criminales.

Además, los efectivos castrenses aseguraron una avioneta tipo Cessna Turbo Centurión II, con matrícula N6782R, así como 14 maletas con droga y 3 cargadores de AK-47 con municiones. Se amplió el operativo en busca de otros hombres involucrados en este narcocargamento, pero fue imposible su localización.

Otra vez en la región cañera de Quintana Roo, en la ribera del río Hondo, los narcotraficantes mantuvieron activa la narcopista que abrieron en la zona agrícola conocida como Las Quinientas, en la comunidad El Ramonal, pues el pasado 16 de septiembre, el Ejército Mexicano aseguró ahí un avión tipo jet King Air de doble turbohélice, con matrícula sobrepuesta N252AJ, con capacidad para transportar hasta 1.5 toneladas de droga, a escasos 500 metros de donde el 13 de agosto del año en curso se encontró una avioneta quemada en un 80 por ciento.

El avión tipo jet King Air de doble turbohélice que aterrizó en la pista clandestina es de color blanco con franjas negras y doradas, y en la cola tiene rotuladas las letras Y-B, estilizadas y entrelazadas.

Este narcoaterrizaje mostró de nuevo la intensa actividad de trasiego de drogas en la frontera México-Belice, ya que algunos días antes del hallazgo se aseguraron dos narcoaviones, el primero asegurado por el gobierno de Belice y el segundo se tuvo conocimiento que habría realizado una descarga en el estado de Campeche.

En cuanto a lo que ocurre en la frontera entre Quintana Roo y Belice, se dio a conocer el pasado 2 de octubre, que casi una tonelada de cocaína valuada en 237 millones 600 mil pesos fue asegurada por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en las inmediaciones de la comunidad Tomás Garrido, en el municipio de Othón P. Blanco.

Esto a tan sólo dos días después de que un narcojet aterrizara y descargara en la localidad menonita de Blue Creek, en Belice, en la frontera con México, por lo que se presume que la mercancía está relacionada con el aterrizaje de la aeronave, la cual fue destruida después y dejada a un lado del camino donde aterrizó.

El jet siniestrado es de la marca Gulfstream de color blanco, con las siglas PVO rotuladas a un costado de las turbinas, el cual aterrizó en un camino de terracería la mañana del lunes 30 de septiembre, en el poblado beliceño ubicado en la zona fronteriza con la comunidad La Unión, Quintana Roo, México.

Posteriormente, con tan sólo un día de diferencia, la Sedena realizó un nuevo decomiso el 3 de octubre del año en curso, ahora de unos 400 kilogramos de droga, que al parecer tenían relación con la cocaína que un día antes fue asegurada en las inmediaciones de la comunidad Tomás Garrido, en el municipio de Othón P. Blanco.

Este punto de ingreso para la cocaína al suelo mexicano, ubicado en las inmediaciones de La Unión, Quintana Roo, se ha mantenido permanentemente activo, pues unos meses antes, el 21 de junio de 2019, los restos de una avioneta utilizada para el transporte de cocaína fueron encontrados incinerados en la zona de Blue Creek, distrito de Orange Walk, Belice.

Y apenas a inicios del año una aeronave fue quemada también en esa zona, en este caso se trató de una aeronave tipo Cessna, que puede trasladar más de una tonelada de cocaína.

Luego, el 20 de octubre de este año, aterrizó otro narcojet en terrenos de Blue Creek, siendo la misma zona donde semanas antes descendió el narcoavión Gulfstream G2.

La madrugada de ese día fue encontrado abandonado un jet tipo Hawker Siddeley 125 que aterrizó en un camino de terracería cerca de Blue Creek, distrito de Orange Walk, Belice, a poca distancia del poblado La Unión, municipio de Othón P. Blanco, Quintana Roo.

Esta última narcoavioneta fue la séptima del año que se localizó en esa zona de Belice y la vigésima desde 2018, aunque sólo se trata de las que por alguna razón no pueden volver a despegar, ya que son decenas de aeronaves que mes con mes sobrevuelan, aterrizan y descargan en la zona grandes cargamentos de cocaína, para después levantar el vuelo y desaparecer sin ser detectadas por los radares.

El avión que aterrizó para ese entonces fue un Hawker Siddeley 125, de características semejantes a un jet King Air, el cual fue abandonado en el área de Blue Creek.

Otro caso se tuvo el 8 de septiembre por la noche, cuando se aseguró más de una tonelada de cocaína en una pista clandestina en Belice, cuando la Fuerza de Defensa y la Policía beliceña interceptaron un narco-avión en plena descarga.

La droga estaba repartida en un mil 210 ladrillos, los cuales fueron asegurados por la Policía de Belice, como resultado del operativo de seguridad por el aterrizaje de un narcoavión jet King Air cerca de la carretera que comunica a la ciudad de Belice con Belmopán, lo que desató una balacera que dejó a su paso oficiales heridos.

En el operativo fue asegurado un avión tipo jet de doble turbohélice King Air, así como seis sujetos, cuatro de Honduras, uno de Ecuador y un mexicano, quien era el piloto.

Apenas el 15 y 16 de diciembre pasados, los cárteles del narcotráfico que operan en el sur de Quintana Roo y sus fronteras con Belice y Guatemala efectuaron un gran operativo de trasiego y descarga de drogas en diferentes puntos de las fronteras entre estas tres naciones.

Esto obligó a desplazar un impresionante operativo trinacional entre las autoridades de México, Guatemala y Belice, que llevó a la detección de seis narco-aviones que eran rastreados por cielo, mar y tierra; cuatro fueron localizados en diferentes puntos de Guatemala, uno más apareció en la zona bacalarense de Maya Balam, Quintana Roo, mientras que el sexto se halló en Sarteneja, distrito de Corozal, Belice, todos lugares fronterizos entre estos países.

Un narcojet fue encontrado en el municipio de Ixcán, departamento del Quiché, que colinda al norte con Chiapas, México. El narcojet es de origen mexicano y tenía sobrepuesta la matrícula XB-BZH, ya que la original era XB-BBO, y estaba quemada cuando la encontraron.

Un grupo impidió que las fuerzas de seguridad ingresaran al área de aterrizaje de la aeronave, de acuerdo con lo informado por la fuerza militar guatemalteca.

En un principio, en una zona conocida como Playa Grande, personas armadas y vecinos desarmados bloquearon el acceso. Una vez que los militares consiguieron ingresar llegaron hasta la comunidad La Esmeralda, en donde el narcojet ya había sido quemado, aunque se presume que pudo transportar hasta 2.5 toneladas de cocaína.

Un segundo narcojet fue hallado en un área de Izabal, situada en la región nor-oriental de Guatemala, que limita al norte con el departamento de El Petén, el cual es frontera con México y Belice.

Este era un avión Beechcraft Queen Air con matrícula norteamericana N7608B, la cual fue encontrada intacta, aunque ya vacía.

Este artefacto tenía matrícula norteamericana, N7608B, y fue resguardado por soldados guatemaltecos mientras esperaban la llegada de agentes antinarcóticos de la Policía Nacional Civil.

Además, el Ejército guatemalteco confirmó que fue ubicada una narco-avioneta en una pista clandestina entre San Luis Frontera y Buenos Aires, dos comunidades del departamento de Petén muy cercanas a Quintana Roo y Campeche, México. Aquí también la aeronave ya había sido totalmente incinerada, siendo la tercera que se encontró el domingo 15 de diciembre en ese país.

Las autoridades guatemaltecas continuaron con la búsqueda de los vuelos ilícitos y, tras un fuerte enfrentamiento armado entre militares y narcotraficantes, acontecido el 16 de diciembre en la zona del Parque Nacional Laguna del Tigre, del departamento fronterizo de El Petén, se logró el aseguramiento de un narco-jet y 2.5 toneladas de cocaína valuada en 40 millones de dólares (unos 760 millones de pesos), así como la detención de 6 presuntos narcos, cuatro de ellos mexicanos.

El ejército guatemalteco también logró asegurar varios paquetes de droga, un vehículo tipo Jeep, una cuatrimoto, un tractor, siete armas de alto calibre, una pistola, 12 tolvas, tulas o sacos de presunta droga y un radio.

Ese mismo lunes, pero ahora en la aeropista de Sarteneja, distrito de Corozal, Belice, aterrizó un avión tipo jet turbohélice bimotor King Air 300, con capacidad para transportar más de 2.5 toneladas de droga.

La aeronave fue quemada después de que los tripulantes descargaron la cocaína, la cual se presume fue introducida a México por vía marítima atravesando la Bahía de Chetumal.

Esta intensa actividad de los cárteles de la droga culminó con una sexta narco-avioneta que descendió y posteriormente fue incinerada en zona de las comunidades de exrefugiados guatemaltecos, Maya Balam, Kuchumatán y San Isidro La Laguna, identificada como una avioneta tipo Cessna de color blanco con franjas azules y beige, con matrícula YV-2887, con capacitad para transportar entre una tonelada y tonelada y media de cocaína en un camino sacacosechas conocido como Tres M.

Tan solo por los acontecimientos del 15 y 16 de diciembre pasados, se presume que los cárteles de la droga que operan en el sur de Quintana Roo, México, y las fronteras con Belice y Guatemala pudieron haber introducido a la Península de Yucatán hasta más de 10 toneladas de cocaína, que se transportaron en los 3 narco-jets y 2 narco-avionetas que aterrizaron en diferentes puntos de las regiones fronterizas entre estas naciones.

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