Por Yolanda Gutiérrez
Mientras en el Aeropuerto Internacional de Cancún se toman todas las medidas necesarias a fin de evitar algún contagio a raíz del brote de coronavirus que se detectó en la ciudad china de Wuhan, en la Zona Hotelera las actividades turísticas se desempeñan con total normalidad y nuestros visitantes disfrutan de sus vacaciones sin mayores problemas.
Tras llevar a cabo un recorrido por la Zona Hotelera se pudo constatar que los turistas se asoleaban en las playas y visitaban plazas comerciales, además de adquirir alguno de los servicios que se ofrecen en agencias de viaje, marinas y derivados.
En el aire ondeaban algunos paracaídas que sobrevolaban el mar con turistas que disfrutaban de la vista, en tanto que las motos acuáticas surcaban las olas y, del lado de la laguna, un grupo de visitantes se aprestaba a iniciar el famoso jungle tour o recorrido entre los manglares del Sistema Lagunar Nichupté, que siempre conlleva la posibilidad de encontrar algún cocodrilo tomando el sol a escasa distancia de la orilla.
La escasa preocupación por el coronavirus se refleja en la actividad registrada en playas, plazas comerciales y sobre el mismo bulevar Kukulcán, especialmente en el área de Punta Cancún, zona en la que se concentra una parte importante de nuestros visitantes, tanto nacionales como extranjeros.
En Plaza Forum, paso obligado del turismo que recorre el corazón de la Zona Hotelera, visitantes nacionales y extranjeros se tomaban fotografías bajo la emblemática guitarra del Hard Rock, en tanto otros ascendían las escaleras eléctricas hasta las plantas superiores y algunos entraban en los locales comerciales en busca de algún recuerdo de su agrado, situación similar a la registrada en otras plazas, como La Isla, una de las favoritas de nuestros visitantes debido a su original estructura y vistas de la laguna.
De hecho, La Isla fue la plaza comercial más concurrida, con turistas recorrían los pasillos y observaban en el interior de los locales, preguntando precios, probándose prendas de vestir, calzado o buscando su perfume favorito.
Algunos de los usuarios de las plazas comerciales llevaban consigo bolsas y paquetes con los logotipos de los establecimientos en los que habían efectuado sus compras, mientras otros simplemente recorrían los pasillos, observaban con curiosidad lo que había tras los escaparates y se detenían para ver algo con más atención.