Quintana Roo

Por Eva Murillo

En Holbox, los intereses privados de la empresa Península Maya Developments S. A. de C. V. sepultan el capital ambiental de la zona y exhiben a las autoridades federales, a pesar de la valentía de los verdaderos isleños por conservar el lugar, el cual, evidentemente, ha quedado rebasado por el afán de obtener utilidades aun a costa de lo que desde hace años empezó a mermarse: su belleza natural.

Holbox está conformado por dos islas -Isla Chica e Isla Grande- en una de ellas, la de menor extensión, está el centro de población, el cual ha crecido desmesuradamente y sin control, poniendo muchas veces en jaque los servicios básicos.

Ambas islas son un botín para compradores de tierras y desarrolladores con enfoque turístico, que han logrado obtener los permisos ambientales, las licencias de construcción y todo lo necesario para empezar a llenar de “progreso” una zona en la que sólo había casas modestas.

La visión de empresarios fuereños que buscan ganancias a corto plazo monetizó a Yum Balam, generando una descontrolada explosión turística y hotelera en la Isla Chica, que empezó a marcar una línea ascendente desde hace más de cinco años, encendiendo los focos rojos de la sociedad, pero también ha sido un distractor sobre lo que se cocina en la Isla Grande.

Y es que la arrasante demanda de servicios públicos básicos que genera el éxito turístico de la Isla Chica de Holbox y el crecimiento poblacional que como consecuencia colateral ha sucedido, no ha logrado ser atendida adecuadamente por ninguna de las autoridades de los tres niveles de gobierno. Y en exigir soluciones han estado enfocados sendos grupos de habitantes de la zona.

Apenas en noviembre pasado, el mismo mes en el que la agencia de viajes Despegar.com nombró a Holbox como Paraíso Natural No. 1 en Latinoamérica, el Consejo de Desarrollo de Holbox reveló serios problemas sanitarios que ponen en riesgo la salud de sus habitantes y de los mismos turistas.

Quienes crecieron Holbox y han decidido permanecer ahí hasta su vejez, aseguran que las circunstancias han hecho que la isla más que bonita sea aguantadora, pues no hallan otra explicación a todo lo que está soportando.

El Consejo de Desarrollo de Holbox denunció públicamente la violación al derecho a un ambiente sano, el cual está establecido en la Constitución, ya que no existen estudios serios para conocer la capacidad de carga de la “frágil isla”.

“Se ha permitido la deforestación con maquinaria para desarrollos que han dejado la isla expuesta a las inclemencias que naturalmente afectan cada año con nortes, lluvias intensas y fuertes vientos. Eso no permite la filtración del agua aunado a que muchas construcciones en los predios arrasados no respetaron la propuesta de mantener el 60% de área verde”, detallaron los integrantes del Consejo en un escrito.

También recordaron el acuerdo de suspender permisos a nuevas construcciones; no habría nuevos contratos de servicio de agua ya que se desconoce cuantos cuartos, hoteles y casas funcionan ilegalmente, sin permisos para su construcción y funcionamiento.

Hay miedo de que con una falla eléctrica el sistema de tratamiento de aguas residuales, que de por sí no da abasto, deje de funcionar, ya que habría rebosamiento de aguas negras en todo el pueblo, poniendo en grave riesgo la salud de todos.

El terreno que debería ser sólo sitio de transferencia de basura, sigue estando rebasado, generando lixiviados que escurren hacia la laguna donde hay pesca para consumo local, y afectando el manto freático.

La basura por todos lados, a pesar de los exhortos del Consejo y de gente preocupada por la isla, aguas negras, encharcamientos, calles rellenas con material de construcción que impide la filtración del agua, desorden vial, presencia de vehículos pesados, la delincuencia, hacinamiento de trabajadores de la construcción, presencia de prestadores de servicios que venden tours sin capacitación, contaminación auditiva por ruidos, una clínica sin médicos, equipos y donde a veces no hay ni termómetros, son parte de los problemas que los habitantes de Holbox padecen, pero aun así siguen saliendo como pan caliente los permisos ambientales para desarrollar hoteles.

Tras las denuncias públicas hechas por el Consejo y luego de rematar diciendo que “en esas condiciones, con desesperanza y malestar estamos dispuestos a tomar medidas extremas para garantizar lo que por derecho constitucional nos corresponde”, las autoridades de gobierno buscaron reunirse con ellos para lograr nuevos compromisos que están en vías de cumplir.

Y mientras los pobladores de Holbox siguen en esta lucha, en los Juzgados son llevadas a cabo otras peleas, donde los protagonistas son los empresarios en unión con las autoridades municipales, los primeros para que los dejen levantar miles de cuartos en la Isla Grande y los segundos para tirar el decreto con el que se nombró Área Natural Protegida a la zona.