Quintana Roo

Cámaras de vigilancia inútiles

De la Redacción

Decenas de cámaras de vigilancia instaladas a lo largo de todo el bulevar Kukulcán es como si no estuvieran, en virtud que hasta la fecha no han logrado esclarecer uno solo de los hechos delictivos que se cometen en la zona hotelera, donde ni los turistas se libran de la acción de los delincuentes.

Incluso el presidente de la Asociación de Náuticos de Cancún, Iván Ferrat, detalló en días pasados que en los últimos meses se han registrado robos a restaurantes en el lado de la laguna, además que comités de vecinos han reportado a grupos de extranjeros que aparentemente pasean por las calles residenciales de la zona hotelera pero que en realidad se dedican a detectar casas sin nadie en su interior.

La propuesta del dirigente de los náuticos, enfocada a brindar una mayor seguridad a los negocios y casas habitación que se ubican en torno a la laguna, es instalar cámaras de vigilancia en los puentes de Punta Nizuc, Calinda y el puente que conecta para entrar a la laguna Bojórquez por Pok-Ta-Pok, lo que a su criterio frenaría la delincuencia.

Se habilitaron varias cámaras justo a la altura de Pok-Ta-Pok, zona residencial que tampoco se libra de la delincuencia, ya que, además del robo a unas oficinas registrado a principios del año pasado, donde los ladrones se llevaron un botín de 100 mil pesos, se han registrado robos a un número indeterminado de residencias, que han sido visitadas por los amigos de lo ajeno en el transcurso de los últimos años.

Tampoco se puede olvidar el sujeto que fue llevado a tirar por la zona residencial, tras haber sido salvajemente torturado.

Pese a las cámaras, los residentes en Pok-Ta-Pok deben rascarse con sus propias uñas ya que desde hace muchos años la caseta de seguridad que se ubica a la entrada permanece en total estado de abandono, inclusive la pluma desapareció, sólo queda un soporte oxidado y, aunque varios guardias de seguridad privada recorren el área, de poco sirve su presencia, tal como quedó comprobado el día del asalto a la oficina, de ahí que muchas familias, desconfiando de las cámaras del bulevar, hayan decidido instalar cámaras de vigilancia e incluso cercas electrificadas en lo alto de sus bardas, en un intento de inhibir a los ladrones.

Contrasta la situación de Pok-Ta-Pok con la de Isla Dorada, donde nadie entra sin pasar por un riguroso control, que abarca la entrega de una identificación, en caso de ser visitante, que se devuelve una vez se sale, amén que todos los datos quedan apuntados en la bitácora.

No obstante y a pesar de la pluma y la caseta de vigilancia, tampoco Isla Dorada se salva de los actos delictivos, específicamente robos a casa habitación, aunque estos son menos frecuentes que en Pok-Ta-Pok.

De hecho, la mayor parte de condominios e incluso calles privadas tienen su propia vigilancia, mucho más efectiva que la de la policía y que la de las cámaras instaladas por las autoridades, que hasta la fecha han demostrado que no sirven para nada.