Quintana Roo

Por María Luisa Vázquez

Cancún ha enfrentado en las últimas dos décadas cuatro hechos catastróficos que han impactado su economía, por la alta dependencia que tiene de la industria turística, entre estas están las cancelaciones de vuelos y reservaciones hoteleras, además de daños a la infraestructura y la caída en llegada de cruceros.

El huracán Gilberto en 1988, los ataques a las Torres Gemelas en Estados Unidos en 2001, el huracán Wilma en 2005 y la emergencia sanitaria de la influenza H1N1 en 2009, son algunos de los eventos que han hecho colapsar la economía del estado con mayor éxito turístico del país. Las previsiones son que las afectaciones por el coronavirus Covid-19 sean similares en caída de ocupación de habitaciones y en general de la economía regional.

La contingencia por el coronavirus (Covid-19) empieza a originar la proliferación de cancelaciones masivas de vacacionistas, que están obligando a los hoteleros a suspender temporalmente a sus empleados y reducir al máximo sus costos de operación.

Las cadenas hoteleras han dispuesto reacomodar a sus huéspedes para no tener hoteles abiertos con escasa ocupación.

Con las cancelaciones que están ocurriendo en los hoteles, marzo y abril, están prácticamente perdidos para la industria hotelera de Cancún, que reúne 36 mil cuartos.

“Nos encontramos ante una nueva circunstancia que viene a trastocar la vida y la normalidad de nuestro destino, y en general de todo el país y del mundo”, dijo ayer Eduardo Galaviz Ibarra, portavoz del Consejo Coordinador Empresarial del Caribe.

Aunque el coronavirus fue declarado, hace una semana, como una pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud las malas noticias para la industria hotelera de Cancún y el resto de los destinos turísticos de Quintana Roo empezaron cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el cierre de sus cielos para vuelos de Europa y, días después, la declaratoria de Emergencia Nacional. Ambos eventos trajeron consigo la cancelación de miles viajeros que tenían previsto vacacionar en el Caribe Mexicano en las próximas semanas.

En 2001, Cancún también padeció un grave daño, pero no de dimensiones tan drásticas, cuando ocurrió el impacto a las Torres Gemelas de Nueva York.

En aquel entonces, Cancún apenas tenía 25 mil cuartos en 115 hoteles, y para ese entonces el 80 por ciento correspondía a las categorías de Gran Turismo y cinco estrellas, de acuerdo con el Directorio de Hoteles de México del 2001. La población de Cancún no llegaba ni a los 400 mil habitantes.

Sin embargo en 2005 el huracán “Wilma” golpeó con fuerza y la industria turística de Cancún, junto con la de la Riviera Maya, quedó casi desmantelada aquel 20 de octubre, cuando dejó sentir toda su furia.

Cancún, junto con Isla Mujeres y Cozumel, reunían 60 mil cuartos de hotel. 20 mil menos que en este 2020. A lo largo de dos meses, el sector turístico de Cancún se detuvo por la afectación que el huracán le causó al 80 por ciento de la infraestructura hotelera.

Miles quedaron desempleados, devolviéndolos a sus lugares de origen, y a quienes mejor les fue se lograron reacomodar en otros destinos turísticos de México y el extranjero.

Eduardo Galaviz recordó que este hecho -coronavirus- no es el primero, y Cancún sabrá superarlo.

Recordó lo que Cancún vivió en 2001, cuando se registró un desplome en la ocupación por el impacto a las Torres Gemelas y el turismo de Estados Unidos optó por no viajar. Cuatro años después, en 2005, llegó el huracán “Wilma”, que causó destrozos, erosionó las playas y paralizó la economía a lo largo de dos meses. Luego en 2009 la contingencia por el H1N1.

Sin embargo destacó que en el 2005 como en el 2009, Cancún recibió apoyo de la federación, al conceder beneficios fiscales para las empresas y tratar de mantener la planta laboral en funcionamiento, ya que “volver a capacitar a personal tiene un costo”.

Sugirió, ante la actual contingencia, activar los comités de Participación Ciudadana en el Sistema de Protección Civil para generar propuestas que no sólo lleven a mantener la calma sino visualizar los escenarios y soluciones, como pueden ser apoyos fiscales y políticas sociales, así como visualizar nuevos mercados turísticos.

Otro desastre económico que padeció Cancún fue en 1988, cuando azotó el huracán “Gilberto”. Sin embargo, el destino apenas tenía ocho mil cuartos de hotel y en Cancún vivían no más de 150 mil personas.