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#DíaInternacionalDeLaMujer: Dos feminicidios que cimbraron a Quintana Roo

Por @AbrahamCohuo

El asesinato de la niña Fátima Cecilia Aldrighett Antón en la Ciudad de México y el crimen de Ingrid Escamilla, quien fue descuartizada por su esposo en la delegación Gustavo A. Madero en febrero pasado, así como los múltiples casos de desapariciones de mujeres en el país derivaron en el paro nacional  “Un día sin Mujeres” como protesta para exigir justicia e intensificar la lucha para garantizar la seguridad; sin embargo, en Quintana Roo, en particular en Chetumal, se registraron casos similares  que causaron indignación en la sociedad, pero han quedado en el olvido de las autoridades,  no así en las familias de las víctimas.

El 18 de Marzo del 2006, la joven estudiante  del Instituto Tecnológico de Chetumal(ITCH) Adriana Méndez Delgado, salió de su vivienda para acudir a una discoteca en el centro de la ciudad en compañía de sus amigas. Fue la última vez que su familia la vio con vida.

Al no retornar a su vivienda en el transcurso de las horas siguientes, la familia inició con la búsqueda de la jóven consultado con  amigos, pero no lograron ubicarla, por lo que desde ese dia solicitaron el apoyo de la entonces Procuraduría General del Estado, que dirigía Bello Melchor Rodríguez y Carrillo.

La investigación realizada por autoridades y familiares, concluyeron en los mismos resultados. La madrugada del domingo 19 de marzo del 2006, Adriana fue vista por última vez abordando un vehiculo Stratus propiedad de su ex novio, Eduardo Aguillón Moreno, en la puerta de la discoteca Rock Shot´s Café.

La búsqueda no cesó, se intensificó, se colocaron filtros de control, las autoridades buscaron la versión del novio para conocer la ubicación de la joven, pero éste negó haber tenido contacto con ella y por el contrario, señaló, que estaba siendo acosado.

Las alarmas de que algo malo había ocurrido con Adriana se encendieron el lunes 21 de Marzo, cuando el ex novio se suicidó arrojándose desde el techo del segundo piso de una casa en la colonia Nueva Esperanza. Previamente se había provocado lesiones con un cuchillo.

La lógica le decía a los Policías Judiciales que él había sido el culpable, que conocía el paradero de la joven, pero no iba ser posible comprobarlo, por lo que la investigación se centró en las personas cercanas al occiso.

Un día después, el 22 de Marzo del 2006, un campesino que recolectaba leña en la comunidad de Cocoyol- a más de 50 kilómetros de Chetumal-, encontró en una zona de monte, el cadáver decapitado de una mujer  . La policía acudió al sitio para iniciar las investigaciones y realizó un rastreo en la zona para tratar de ubicar la extremidad faltante pero no lo consiguieron, finalmente el cuerpo fue llevado al Servicio Médico Forense, en dónde fue reconocido por sus familiares únicamente  por la vestimenta que portaba.

Ese día inició una investigación más amplia, ya no se trataba de un caso de desaparición, se convirtió en un homicidio que los llevó a realizar dictámenes periciales en el vehículo del ex novio de la jovencita y aplicar pruebas de luminol incluso en la ropa de uno de los amigos de Eduardo, José R.A.D - con quien fue visto la madrugada del 21 de Marzo del 20066, que dieron positivos a un rastro hemático(sangre) y que hacía suponer a las autoridades, que estaban implicados en la desaparición y muerte de la joven.

Meses después, un Juez ordenó la detención de José R. A. D, la Procuraduría lo acusó de participar en el homicidio de Adriana en un juicio que duró tres años, en el que se desahogaron pruebas testimoniales en los que se incluyeron amigos, familiares, personal del antro y periciales como el luminol, entre otros, pero aún después de ese tiempo y todas las pruebas aportadas, fue absuelto en 2009, debido a que no se acreditó su responsabilidad en el caso.

Aunque existe un triplicado del expediente  abierto en la actual Fiscalía General del Estado, desde el 2009 no se ha realizado una sola diligencia.

El 09 de Diciembre del 2010, el entonces Procurador Francisco Alor Quezada, habló por ultima vez el caso de manera oficial, al señalar que  se ampliarían  las investigaciones, pues era un crimen que no podía quedar impune, pero después de casi 15 años, siguen sin encontrar a los culpables.

En ese entonces la familia se quejó públicamente que, pese a que solicitaron la ayuda de la Policía desde el momento que desconocieron el paradero de la joven, no se actuó hasta después de 24 horas de su desaparición. El protocolo entonces cambió y a partir de ese caso, todos los reportes por desaparición eran investigados de forma inmediata.

El caso de Jazmín Iridían 

Jazmin Iridían Jiménez Ramos, tenía diez años cuando el 22 de noviembre del 2008 salió de su vivienda en la colonia Proterritorio  para ir a comprar a una tienda ubicada a unas cuadras del lugar, pero al no retornar con el paso de los minutos, su madre salió en su búsqueda. No la encontró y entonces reportó la desaparición de la menor.

La Policía llegó al lugar y con una fotografía de la niña comenzaron a tratar de localizarla en la zona y colonias aledañas. Visitaron casas de sus amigas, compañeras de la escuela e incluso familiares, pero nadie sabía nada de su paradero.

Un vecino de la zona al ver la movilización policial, recordó haber visto que  sujeto  subió a su  bicicleta a una niña que llevaba ropa con las características que aportaba la mamá de la niña. Explicó que el sujeto se dirigió en dirección hacia la avenida Centenario.

Un día después, por la mañana del domingo 23 de noviembre, en un predio localizado en la avenida Maxuxac esquina con Chicozapote, fue localizado el cadáver de la menor, el cual presentaba huellas de violencia, junto a ella una camiseta del equipo de futbol Guadalajara, una botella de licor, un cuchillo manchado de sangre y una prenda interior masculina.

Testigos de los hechos aportaron datos para realizar un retrato hablado del sujeto que se llevó a la menor y con el paso de las horas, se lograron obtener indicios para señalar como presunto responsable del crimen a Aníbal M.M, un albañil que trabajaba en una obra cercana al lugar de la desaparición  de la menor y quien al conocer que la Policía lo buscaba para ser entrevistado por su parecido físico con el del retrato hablado, huyó y se refugió en  su natal Chiapas donde finalmente fue detenido.

Luego de tres años de proceso, en la que se desarrollaron incontables peritajes y testimoniales, un Juez otorgó la libertad de Anibal M.M argumentando que la entonces Procuraduría General del Estado, no había preservado de manera correcta evidencias sustanciales como la prenda de interior masculina, de la cual no se pudo obtener una muestra de ADN para cotejarlo con el del detenido, lo que hubiera demostrado su responsabilidad.

El propio imputado en su momento, aseguró que era inocente, que no tuvo nada que ver con el crimen y que incluso, era un chivo expiatorio de la Procuraduría y aunque reconoció que huyó hacia Chiapas cuando lo buscaba la Policía, argumentó que lo hizo porque tenía una orden de reaprehensión vigente por  dejar de acudir a firmar a un juzgado tras haber sido detenido en posesión de marihuana.

Ya se cumplieron 11 años del crimen, sin que a la niña Jazmín se le haga justicia y al igual que el caso de Adriana Méndez Delegado, continúan archivados en la Fiscalía local.

La presión social ejercida en redes sociales  en los casos registrados en el mes de Febrero del año en curso en la Ciudad de México, fueron fundamentales para que las autoridades agilizaran investigaciones y evitaran cometer errores que permitieran que los autores recuperen su libertad, de haber existido redes sociales en la época en la que se registraron estos dos crímenes, seguramente las entonces Procuraduría General del Estado no habría cometido tantas pifias que han permitido que los responsables no se encuentren pagando por el daño cometido.

Por Redacción Digital Por Esto!

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