Por Gabriel E. Manzanilla
CHETUMAL, 18 de abril.- El Hospital Oncológico de Chetumal y el Hospital Comunitario de Nicolás Bravo se han convertido en los “elefantes blancos” del gobernador Carlos Joaquín González en el sur del estado, los anunció como obras prioritarias para su primer año de gobierno, pero a la fecha permanecen abandonados y ni siquiera han podido ser de utilidad en esta emergencia sanitaria del coronavirus.
Mientras que los casos positivos y decesos por COVID-19 continúan aumentando exponencialmente en Quintana Roo, el Hospital Oncológico de Chetumal y el Hospital Comunitario de Nicolás Bravo siguen cerrados.
Se había dicho que ambos centros hospitalarios serían habilitados para atender a pacientes de coronavirus, para lo cual el Gobierno del Estado recibirá la ayuda del personal de sanidad militar, ya que los Servicios Estatales de Salud se encuentran rebasados ante la emergencia sanitaria, sin suficiente personal, equipo e insumos médicos.
El Hospital Comunitario de Nicolás Bravo continúa abandonado, según lo denunciado hace algunos días por José Puerta Ginez, delegado del poblado Morocoy, quien dijo que el personal de la Secretaría de Salud no ha acudido a visitar las instalaciones.
Al asumir la gubernatura del estado, Carlos Joaquín González presentó a estos dos hospitales como obras prioritarias de su gobierno para el sur del estado, con bombos y platillos hizo el compromiso de que los pondría a funcionar en sus primeros años de gestión.
De hecho, el Hospital Oncológico de Chetumal fue una de las obras prometidas para estar lista y funcionando en 2017, primer año de gobierno de Carlos Joaquín González. Esto fue secundado por la Secretaría de Salud del estado de Quintana Roo, Alejandra Aguirre Crespo, quien así lo aseguraba en cada oportunidad que tuvo en ese mismo año.
El compromiso no se cumplió y se dijo que el Hospital de Oncología ahora sí sería concretado en 2018, nuevamente afirmado por la titular de la Sesa en los primeros meses de ese año.
Pero el gobierno de Quintana Roo volvió a incumplir su palabra, pretextando siempre que la falta de recursos no permitía concluir la obra, ya que se necesitaban alrededor de 100 millones de pesos para equipamiento y contratación del personal médico, aunque la cifra la han ido aumentando de manera paulatina.
Pero recurso sí había, porque fue el propio gobernador quien informó el pasado 12 de abril del año en curso, que en 2019 lograron duplicar el presupuesto anual de Salud comparado con el que recibió en el año 2016 la anterior administración estatal.
En 2019 Carlos Joaquín incrementó a mil 890 millones de pesos el presupuesto anual de Salud, un crecimiento de 926 millones de pesos con relación al de 2016, que fue de 964 millones de pesos; sin embargo, el año anterior tampoco se concretaron tan necesarias obras hospitalarias para el sur del estado.
En cuanto al Hospital Comunitario de Nicolás Bravo, se sabe que únicamente se necesitan alrededor de 60-70 millones de pesos para poder ser concluido, además de la contratación de cerca de una treintena de trabajadores.
Incluso, a principios de 2017 se le inyectaron recursos por 25.9 millones de pesos, de acuerdo con el mismo Sector Salud, pero a la fecha no se sabe si han erogado más presupuesto para que pueda funcionar.
Desde el año 2012, los ejidatarios de Nicolás Bravo aceptaron donar el terreno para la construcción del Hospital Comunitario, que una vez concluido beneficiará a más de 40 comunidades rurales de esa región, dando atención a un promedio de más de 30 mil habitantes.
Solo el poblado de Nicolás Bravo tiene más de 9 mil habitantes y solamente un centro de salud que se encarga de darle atención a todos ellos y a poblaciones aledañas, lo que origina una sobrecarga en los servicios de salud y hace que estos sean deficientes.
Al quedar concluida la obra, esta tendrá 12 camas, atención de partos, urgencias y área de observación para adultos, además de un área pediátrica, sanitarios y otros servicios.
Este par de obras hospitalarias fueron herencia de la pasada administración borgista, para el caso del Hospital Oncológico de Chetumal, en la pasada administración tuvo una inversión programada de 335 millones 820 mil pesos, aunque en la presente administración de Carlos Joaquín se ha dicho que los recursos inyectados ascienden a aproximadamente 537 millones.
Al poner la primera piedra de lo que sería el Hospital Comunitario de Nicolás Bravo, el exgobernador Roberto Borge dijo que toda su construcción llevaría unos 35 millones de pesos, pero de lo poco que se avanzó nunca se transparentó el recurso utilizado, convirtiéndose en una obra opaca e inconclusa.
Aunque no han tenido recursos para finalizar estas dos obras hospitalarias, el gobierno de Quinana Roo sí los ha tenido para aumentar exponencialmente su presupuesto de otras áreas, como la Comisión para la Juventud y el Deporte (Cojudeq), que en 2017 recibió 34.3 millones de pesos bajo el nombre de Instituto de Infraestructura Física Educativa del Estado de Quintana Roo, mientras que en 2020 se lo subieron al 900 por ciento, asignándole 307 millones.
Otras áreas consentidas han sido la Secretaría de Gobierno, que de 135.7 millones recibidos en 2017 pasó a un tener un presupuesto de casi 270 millones en este 2020; así como la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan), con un presupuesto de 721.9 millones para 2017, mientras que para este 2020 llegó hasta 905.3 millones, por mencionar algunas dependencias.