De la Redacción
PLAYA DEL CARMEN, SOLIDARIDAD, 26 de abril.- Menores de edad auxilian a sus familias de escasos recursos para solventar los gastos que se han generado en esta crisis por la contingencia sanitaria, donde trabajan desde las nueve de la mañana hasta las cuatro de la tarde, ofreciendo a los conductores frituras. Uno de estos casos es de 11 años, quien no va a la escuela y no sabe leer, pero si sabe sumar, restar y sacar cuentas ya que logra vender sus palomitas, regresar cambio e informarle a su madre cuánto dinero ganó en el cruce de la avenida Benito Juárez con Bulevar Playa del Carmen.
Son las 10 de la mañana, son pocos los vehículos que circulan por el cruce de la avenida Bulevar Playa del Carmen con avenida Benito Juárez y mucho menos los que por ser fin de semana en época de contingencia sanitaria pueden circular, debido a la prohibición de las autoridades de que vehículos con placas foráneas circulen los fines de semana, pero lo anterior no es problema para Felipe de 11 años, un pequeño que debería estar en su hogar protegiéndose de la pandemia viendo televisión con su merienda, sin preocuparse por nada más que mantenerse sano, pero por desgracia su vida es muy diferente.
Felipe debe acompañar a su madre y hermanito a vender frituras, esto porque al llegar de su natal Oaxaca hace un mes nunca se imaginaron que la contingencia sanitaria por COVID-19 afectaría tanto su vida, pues comenzaron a ver que la gente se quedaba en sus casas, luego notaron la presencia de personas con cubrebocas y ahora con las calles casi vacías por vehículos y ciudadanos saben que en el mundo pasa algo grave, pero tal vez no lo pueden entender del todo.
Con diez bolsas de palomitas y chicharrones colocados en un plástico desde donde los va arrancando según sus ventas permanece cruzando las avenidas de un lado a otro por la avenida Benito Juárez y donde en momentos de cansancio decide sentarse, bajar la cabeza y tragar saliva , porque no hay dinero para comprar una botella de agua, hasta que nota que el semáforo en ámbar cambia y los autos se detienen, para ofrecer en las múltiples ventanillas sus productos, aunque son pocos los que deciden comprar por miedo a enfermarse o por antipatía.
Algunos conductores que observan al menor en estas condiciones reciben una inmensa sacudida al pensar que la situación es cada vez más grave para quienes están en las calles desprotegidos y que cuentan con las fuerzas para trabajar, pero no con la edad ni con el apoyo de unos padres que puedan mantener sus gastos, mandarlos a la escuela por lo que tocados por la fuerte imagen, llaman a Felipe para darle unas monedas sin comprar sus palomitas, pues saben que el podrá venderlas después.
Este es sólo uno de los casos que se ven en las calles de Playa del Carmen, en la Fase 3 de la contingencia por coronavirus, pero no es tan diferente a lo que se vivía hace más de un mes, ni mucho menos que en el 2019.
Erick Noé Bustos Ortiz, encargado de la dirección de grupos vulnerables del DIF Solidaridad, informó en septiembre del año pasado que al menos 70 niños y niñas fueron rescatados de las calles a los cuales se les brindó educación primaria y secundaria. El funcionario indicó que muchas veces los niños rescatados provienen de familias que llegan de Tabasco, Veracruz, Chiapas y Oaxaca. Por ahora no hay una cifra exacta, ya que esta población es flotante, pero señaló que el personal del DIF realiza recorridos para verificar la condición de los menores, aunque son reconocidos por las familias y suelen retirarse de los lugares al verlos llegar.